La UE elude prometer la integración de Ucrania en el club comunitario

El presidente Poroshenko reclama a Bruselas una señal para recompensar sus esfuerzos

Lucía Abellán
Bruselas, El País
Ucrania forma parte de Europa, pero no del proyecto comunitario. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha evitado este lunes ofrecer esperanzas de integración al presidente ucranio, que se lo reclamó explícitamente. “Para mí, Ucrania es parte de la familia europea. No de la familia africana o subsahariana, sino de la europea. Por el momento, esta es la respuesta”, se ha limitado a responder en Kiev el líder del Ejecutivo europeo. En una respuesta anterior a la prensa, Juncker se había mostrado más ambiguo al concluir: “La adhesión no es una cuestión de actualidad inmediata”.


La Unión Europea y Ucrania han celebrado la primera cumbre bilateral desde el estallido de las protestas proeuropeas que derrocaron al Gobierno de Víctor Yanukóvich y desencadenaron el conflicto con Rusia. La ocasión era propicia para plantear del encaje entre ambos territorios; la guerra con los rebeldes prorrusos en el este del país y los recortes que aplica el Ejecutivo central minan la confianza de los ciudadanos ucranios, que encadenan el segundo año de recesión.

En este contexto, y con Juncker y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, como interlocutores principales, el líder ucranio, Petró Poroshenko, pidió sin ambages esa perspectiva de integración. “En cinco años habremos aplicado el acuerdo de asociación [con la UE] y habremos alcanzado las condiciones para pedir el ingreso”, confió el presidente ucranio, que admitió que el país tendrá que afrontar “un periodo de transformación doloroso y en ocasiones difícil”. En ese horizonte de sacrificios, el presidente apeló a Bruselas para que “dé señales de que esa dura batalla se verá correspondida con una integración en la familia europea”.

La Europa comunitaria ha ofrecido a Ucrania importantes muestras de adhesión, pero sin prometer nunca que esa cercanía derivará en una eventual candidatura al club. Juncker, además, ha asumido como compromiso de mandato mantener la UE con los actuales 28 miembros (en todo caso, la cuestión ucrania se plantearía a largo plazo).

Conscientes de que Bruselas necesita ver reformas radicales en una economía aún muy dependiente de los oligarcas y con un sector público lastrado por la corrupción, tanto Poroshenko como el primer ministro ucranio, Arseni Yatseniuk, aprovechan cualquier oportunidad para recordar todos los esfuerzos que están realizando en este ámbito. “Las reformas incluidas en el memorándum [el acuerdo firmado con la UE a cambio de ayuda financiera] han conseguido contener el déficit público y lograr lo que nunca se había logrado antes”, expuso Poroshenko ante la prensa.

Pese a todo, Bruselas le reclama más: una descentralización que dé más poder a las regiones, lucha contra la corrupción, la privatización de empresas públicas y una mayor independencia de los órganos reguladores, según explican fuentes del servicio diplomático europeo, que, no obstante, subrayan: “Nunca ha habido un Gobierno más consecuente al mando”.

Los representantes europeos dejaron en Kiev dos promesas: el desembolso de una nueva partida de 70 millones de euros y el envío de una misión a Kiev que debe evaluar las nuevas necesidades del país. Eso excluye, de momento, la misión militar que reclama el Gobierno de Yatseniuk a organismos internacionales (principalmente la UE) para garantizar la paz y, sobre todo, la recuperación de la autoridad por parte de Kiev. “Hoy es imposible una misión militar, pero hemos desplegado una misión civil para el asesoramiento en seguridad y queremos lanzar otra para ser más eficaces allí”, explicó Donald Tusk, uno de los principales aliados de Poroshenko en Europa.

Respecto a las sanciones contra Rusia, Tusk advirtió de que estarán en vigor hasta que se cumplan por completo los acuerdos de paz de Minsk, lo que implica que el Ejecutivo de Kiev recupere el control sobre su territorio. “Espero que en junio podamos mantener esta unidad”, confió Tusk, partidario de mantener el castigo económico a Moscú por su implicación en el conflicto ucranio.

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