La guerra de los Le Pen estalla en la peor crisis del Frente Nacional
La líder ultraderechista se opone a otra candidatura electoral de su padre
Afirma que este ha caído en el “suicidio político”
Carlos Yárnoz
París, El País
El ultraderechista Frente Nacional (FN) ha entrado este miércoles en la peor crisis de su historia. Las últimas declaraciones xenófobas y antisemitas de Jean-Marie Le Pen, fundador y presidente de honor del partido, han dado paso a un duro comunicado de su hija y líder de la formación, Marine Le Pen, quien acusa a su progenitor de haber entrado “en una verdadera espiral de estrategia de tierra quemada y de suicidio político”. Por eso, Marine anuncia que se opondrá a que el viejo Le Pen sea candidato en las elecciones regionales de fin de año, pese a que él mismo se había autoproclamado ya cabeza de lista para Provence-Alpes-Côte d´Azur.
La guerra familiar, precedida de numerosas tensiones en los últimos años, ha estallado de nuevo por los comentarios racistas y filonazis de Jean-Marie, que periódicamente echa por tierra la estrategia de desdiabolización del partido laboriosamente tejida por su hija. El jueves de la pasada semana, el presidente de honor repitió que el exterminio de judíos en la II Guerra Mundial no fue sino “un detalle de la historia”. “No soy un hombre que cambia de opinión”.
El recalcitrante ultraderechista, de 86 años, vuelve a la carga en una entrevista que difundirá el jueves el semanario ultraderechista Rivarol. Comenta ahí su admiración por el mariscal Philippe Pétain, el dirigente francés que colaboró con la ocupación alemana. “Jamás he considerado a Pétain como un traidor”, dice, para añadir que en el FN hay “ardientes petenistas”, que, desde luego, “tienen su sitio en el partido, como lo tienen los defensores de la Argelia francesa”.
El anciano Le Pen, eurodiputado, carga también contra actuales dirigentes franceses nacidos en otros países o hijos de inmigrantes para soltar exabruptos como estos: “Estamos gobernados por inmigrantes e hijos de inmigrantes a todos los niveles. Valls es francés desde hace 30 años, pero yo lo soy desde hace mil”. O contra los homosexuales, empezando por los que militan en su partido: “Tienen el sentimiento de estar un poco al margen de la sociedad. Tienen tendencia a reagruparse, incluso si detestan unos a otros. Forman una comunidad”.
Para su hija y líder indiscutible del FN, estos comentarios han supuesto el motivo para romper definitivamente con su padre. “Su posición de presidente de honor no le autoriza a tomar como rehén al FN, a provocaciones tan groseras cuyo objetivo parece consistir en molestarme, pero que conllevan un golpe muy duro a todo el movimiento, a sus cuadros, a sus candidatos, a sus militantes, a sus electores”.
Marine Le Pen anuncia que, “con profunda tristeza”, se ve obligada a convocar al comité ejecutivo del partido para tomar las decisiones adecuadas para proteger los intereses políticos del FN. Es decir, que no solo pretende que su padre no vuelva a ser candidato, sino que también intenta adoptar alguna medida disciplinaria. Desposeerle de la presidencia de honor es una opción, aunque los estatutos del partido prevén un complejo mecanismo al respecto.
Afirma que este ha caído en el “suicidio político”
Carlos Yárnoz
París, El País
El ultraderechista Frente Nacional (FN) ha entrado este miércoles en la peor crisis de su historia. Las últimas declaraciones xenófobas y antisemitas de Jean-Marie Le Pen, fundador y presidente de honor del partido, han dado paso a un duro comunicado de su hija y líder de la formación, Marine Le Pen, quien acusa a su progenitor de haber entrado “en una verdadera espiral de estrategia de tierra quemada y de suicidio político”. Por eso, Marine anuncia que se opondrá a que el viejo Le Pen sea candidato en las elecciones regionales de fin de año, pese a que él mismo se había autoproclamado ya cabeza de lista para Provence-Alpes-Côte d´Azur.
La guerra familiar, precedida de numerosas tensiones en los últimos años, ha estallado de nuevo por los comentarios racistas y filonazis de Jean-Marie, que periódicamente echa por tierra la estrategia de desdiabolización del partido laboriosamente tejida por su hija. El jueves de la pasada semana, el presidente de honor repitió que el exterminio de judíos en la II Guerra Mundial no fue sino “un detalle de la historia”. “No soy un hombre que cambia de opinión”.
El recalcitrante ultraderechista, de 86 años, vuelve a la carga en una entrevista que difundirá el jueves el semanario ultraderechista Rivarol. Comenta ahí su admiración por el mariscal Philippe Pétain, el dirigente francés que colaboró con la ocupación alemana. “Jamás he considerado a Pétain como un traidor”, dice, para añadir que en el FN hay “ardientes petenistas”, que, desde luego, “tienen su sitio en el partido, como lo tienen los defensores de la Argelia francesa”.
El anciano Le Pen, eurodiputado, carga también contra actuales dirigentes franceses nacidos en otros países o hijos de inmigrantes para soltar exabruptos como estos: “Estamos gobernados por inmigrantes e hijos de inmigrantes a todos los niveles. Valls es francés desde hace 30 años, pero yo lo soy desde hace mil”. O contra los homosexuales, empezando por los que militan en su partido: “Tienen el sentimiento de estar un poco al margen de la sociedad. Tienen tendencia a reagruparse, incluso si detestan unos a otros. Forman una comunidad”.
Para su hija y líder indiscutible del FN, estos comentarios han supuesto el motivo para romper definitivamente con su padre. “Su posición de presidente de honor no le autoriza a tomar como rehén al FN, a provocaciones tan groseras cuyo objetivo parece consistir en molestarme, pero que conllevan un golpe muy duro a todo el movimiento, a sus cuadros, a sus candidatos, a sus militantes, a sus electores”.
Marine Le Pen anuncia que, “con profunda tristeza”, se ve obligada a convocar al comité ejecutivo del partido para tomar las decisiones adecuadas para proteger los intereses políticos del FN. Es decir, que no solo pretende que su padre no vuelva a ser candidato, sino que también intenta adoptar alguna medida disciplinaria. Desposeerle de la presidencia de honor es una opción, aunque los estatutos del partido prevén un complejo mecanismo al respecto.