Industria naviera desbordada por crisis de emigrantes
Copenague, AP
Obligadas por las leyes del mar a ayudar a las naves en apuros, las empresas navieras dicen que la crisis desatada por la ola de personas que tratan de llegar ilegalmente a Europa por mar está desbordando la capacidad de sus barcos y de sus tripulaciones, que tienen que salir a menudo al rescate de emigrantes varados en el mar.
Los barcos mercantes con frecuencia tienen que participar en operaciones de rescate de gran escala, para las cuales no están preparados, porque los gobiernos europeos no han asignado suficientes recursos para lidiar con el problema, según fuentes de la industria.
"Nos ven como una respuesta legítima al asunto. Pero el rescate no nos corresponde a nosotros", se quejó Dimitrios Banas, de la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea.
Miles de personas desesperadas por llegar a Europa han fallecido en años recientes mientras hacían travesías marítimas en embarcaciones precarias que a menudo están sobrecargadas. Tan solo la semana pasada habrían fallecido 1.300 migrantes.
De las 200.000 personas rescatadas en el Mediterráneo el año pasado, unas 40.000 fueron auxiliadas por barcos mercantes, de acuerdo con la Cámara Internacional de Fletes.
Las tripulaciones dicen que les complace ayudar cada vez que pueden, pero que no quieren ser considerados la solución al problema y tener que resolver sistemáticamente situaciones que deberían ser encaradas por servicios de rescate marítimo.
"Subimos a la gente a la cubierta si tenemos espacio, podemos darle algunos primeros auxilios y comida, pero no más", sostuvo Steffen Conradsen, gerente de riesgos de la Maersk Line, la empresa naviera más grande del mundo.
Uno de los barcos de Maersk rescató a 429 emigrantes el 10 de abril y los entregó a las autoridades italianas, indicó Conradsen.
Por el Mediterráneo circulan una cantidad de barcos que transportan bienes entre Europa y Asia a través del Canal de Suez. Las empresas navieras han pedido a la Unión Europea que asigne más recursos a las tareas de búsqueda y rescate de barcos en apuros.
En un comunicado conjunto emitido el martes, la Cámara Internacional de Fletes y la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea dijeron que hay que combatir a los traficantes de personas y atacar las raíces de los problemas que generan las olas de emigrantes originadas en Africa, Asia y el Medio Oriente.
"Pero la prioridad mayor y más inmediata es que los estados miembros de la UE aumenten los recursos para las operaciones de búsqueda y rescate antes de que mueran otros miles de personas", señaló el secretario general de la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea Patrick Verhoeven.
A los ejecutivos de la industria naviera no les debe haber caído nada bien el que el fiscal italiano Giovanni Salvi haya dado a entender que el barco de bandera portuguesa Rey Jacobo que salió al rescate de unos migrantes recientemente fue el responsable de que la nave volcase. Destacó que circulaban versiones de que los migrantes desestabilizaron su barco al irse todos hacia uno de sus lados en su afán por ser los primeros en subir a la nave de rescate.
"Los barcos mercantes no están preparados adecuadamente para rescates en alta mar", declaró el lunes en una conferencia de prensa. "La realidad es que los rescates en alta mar son difíciles y requieren profesionales".
Comparó la experiencia del Rey Jacobo con la forma en que la Guardia Costera lidia con barcos en apuros. La Guardia usa lanchas y micrófonos para dar instrucciones en varios idiomas, y les dice a los pasajeros que esperen sentados y no se muevan para no desestabilizar su nave.
Al día siguiente, la oficina de Salvi se retractó y dijo en un comunicado que el Rey Jacobo "no contribuyo de modo alguno al evento fatal" y que la tripulación obró bien al tratar de ayudar a los migrantes.
Italia montó una costosa operación de rescate llamada Mare Nostrum, que no fue muy popular entre los italianos y fue suspendida en el 2014.
Frontex, la agencia de la Unión Europea encargada de vigilar las fronteras, se hizo cargo de las operaciones de rescate, con un mandato limitado y escasos recursos, y no ha sido muy efectiva.
Esto aumentó la carga de las empresas navieras, que "no están preparadas para rescatar cientos de refugiados hambrientos, sedientos y traumatizados" por sus experiencias, señaló Anne H. Steffensen, directora de la Asociación de Empresas Navieras de Dinamarca.
Otro tema clave es los peligros a que se exponen las tripulaciones, dijo Simon Bennet, vocero de la Cámara Internacional de Empresas Navieras. Los barcos de carga grandes, que transportan miles de contenedores con mercancías, a menudo tienen hasta 25 tripulantes, que de repente deben lidiar con cientos de personas "claramente traumatizadas y en un estado físico muy delicado. Eso es un gran desafío para la tripulación".
Participar en operaciones de rescate, por otro lado, genera demoras costosas en los barcos, que tienen agendas muy estrictas.
"Los costos son altos y, hoy por hoy, son absorbidos por la industria", dijo Bennett, aunque agregó que "esta no es nuestra principal preocupación en este momento".
Obligadas por las leyes del mar a ayudar a las naves en apuros, las empresas navieras dicen que la crisis desatada por la ola de personas que tratan de llegar ilegalmente a Europa por mar está desbordando la capacidad de sus barcos y de sus tripulaciones, que tienen que salir a menudo al rescate de emigrantes varados en el mar.
Los barcos mercantes con frecuencia tienen que participar en operaciones de rescate de gran escala, para las cuales no están preparados, porque los gobiernos europeos no han asignado suficientes recursos para lidiar con el problema, según fuentes de la industria.
"Nos ven como una respuesta legítima al asunto. Pero el rescate no nos corresponde a nosotros", se quejó Dimitrios Banas, de la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea.
Miles de personas desesperadas por llegar a Europa han fallecido en años recientes mientras hacían travesías marítimas en embarcaciones precarias que a menudo están sobrecargadas. Tan solo la semana pasada habrían fallecido 1.300 migrantes.
De las 200.000 personas rescatadas en el Mediterráneo el año pasado, unas 40.000 fueron auxiliadas por barcos mercantes, de acuerdo con la Cámara Internacional de Fletes.
Las tripulaciones dicen que les complace ayudar cada vez que pueden, pero que no quieren ser considerados la solución al problema y tener que resolver sistemáticamente situaciones que deberían ser encaradas por servicios de rescate marítimo.
"Subimos a la gente a la cubierta si tenemos espacio, podemos darle algunos primeros auxilios y comida, pero no más", sostuvo Steffen Conradsen, gerente de riesgos de la Maersk Line, la empresa naviera más grande del mundo.
Uno de los barcos de Maersk rescató a 429 emigrantes el 10 de abril y los entregó a las autoridades italianas, indicó Conradsen.
Por el Mediterráneo circulan una cantidad de barcos que transportan bienes entre Europa y Asia a través del Canal de Suez. Las empresas navieras han pedido a la Unión Europea que asigne más recursos a las tareas de búsqueda y rescate de barcos en apuros.
En un comunicado conjunto emitido el martes, la Cámara Internacional de Fletes y la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea dijeron que hay que combatir a los traficantes de personas y atacar las raíces de los problemas que generan las olas de emigrantes originadas en Africa, Asia y el Medio Oriente.
"Pero la prioridad mayor y más inmediata es que los estados miembros de la UE aumenten los recursos para las operaciones de búsqueda y rescate antes de que mueran otros miles de personas", señaló el secretario general de la Asociación de Empresas Navieras de la Comunidad Europea Patrick Verhoeven.
A los ejecutivos de la industria naviera no les debe haber caído nada bien el que el fiscal italiano Giovanni Salvi haya dado a entender que el barco de bandera portuguesa Rey Jacobo que salió al rescate de unos migrantes recientemente fue el responsable de que la nave volcase. Destacó que circulaban versiones de que los migrantes desestabilizaron su barco al irse todos hacia uno de sus lados en su afán por ser los primeros en subir a la nave de rescate.
"Los barcos mercantes no están preparados adecuadamente para rescates en alta mar", declaró el lunes en una conferencia de prensa. "La realidad es que los rescates en alta mar son difíciles y requieren profesionales".
Comparó la experiencia del Rey Jacobo con la forma en que la Guardia Costera lidia con barcos en apuros. La Guardia usa lanchas y micrófonos para dar instrucciones en varios idiomas, y les dice a los pasajeros que esperen sentados y no se muevan para no desestabilizar su nave.
Al día siguiente, la oficina de Salvi se retractó y dijo en un comunicado que el Rey Jacobo "no contribuyo de modo alguno al evento fatal" y que la tripulación obró bien al tratar de ayudar a los migrantes.
Italia montó una costosa operación de rescate llamada Mare Nostrum, que no fue muy popular entre los italianos y fue suspendida en el 2014.
Frontex, la agencia de la Unión Europea encargada de vigilar las fronteras, se hizo cargo de las operaciones de rescate, con un mandato limitado y escasos recursos, y no ha sido muy efectiva.
Esto aumentó la carga de las empresas navieras, que "no están preparadas para rescatar cientos de refugiados hambrientos, sedientos y traumatizados" por sus experiencias, señaló Anne H. Steffensen, directora de la Asociación de Empresas Navieras de Dinamarca.
Otro tema clave es los peligros a que se exponen las tripulaciones, dijo Simon Bennet, vocero de la Cámara Internacional de Empresas Navieras. Los barcos de carga grandes, que transportan miles de contenedores con mercancías, a menudo tienen hasta 25 tripulantes, que de repente deben lidiar con cientos de personas "claramente traumatizadas y en un estado físico muy delicado. Eso es un gran desafío para la tripulación".
Participar en operaciones de rescate, por otro lado, genera demoras costosas en los barcos, que tienen agendas muy estrictas.
"Los costos son altos y, hoy por hoy, son absorbidos por la industria", dijo Bennett, aunque agregó que "esta no es nuestra principal preocupación en este momento".