Grecia no consigue desbloquear la negociación sobre el tercer rescate

Atenas presenta una lista de reformas que no satisface a los socios de la eurozona


Claudi Pérez
Bruselas, El País
La negociación entre la eurozona y Grecia va camino de uno de esos momentos dramáticos que tanto gustan en Bruselas, y que a la postre permiten salvar la cara a casi todo el mundo si en ese paseo cerca del abismo no hay daños colaterales. Atenas y los socios no lograron este miércoles grandes avances con la lista de reformas que el Gobierno griego tiene que presentar para obtener la imprescindible ayuda financiera que permita evitar un accidente. El Ejecutivo de Alexis Tsipras no presentó esa lista en una reunión de los número dos de los Ministerios de Finanzas de la zona euro: a pesar de los esfuerzos, Atenas no ha logrado pactar con las instituciones anteriormente conocidas como troika (FMI, BCE y Comisión Europea) un paquete de medidas del agrado de los acreedores. Pero aun así, la lista se filtró, y a pesar de alguna mínima concesión constituye un desafío en toda regla a las exigencias de los socios.


Atenas no da su brazo a torcer a pesar de que el propio Gobierno reconoce que se está quedando rápidamente sin blanca. El listado de reformas supone así una especie de afrenta: incluye la retirada de medidas aprobadas por el anterior Gobierno y la troika, como recortes en las pensiones; no ofrece prácticamente ninguno de los ajustes que demandan los acreedores, y denuncia los efectos devastadores de los programas de ajuste, que han provocado un incremento del 50% de la morosidad con Hacienda –Atenas aduce que los griegos no pueden pagar las continuas subidas de impuestos exigidas desde 2010– y cifra en el 50% la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, si se suman las rebajas salariales, las subidas fiscales y otras medidas, según el documento publicado por el Financial Times.

Grecia fija sus necesidades financieras en 19.000 millones en 2015: eso haría imprescindible un tercer rescate. Y alega que el impacto de las reformas y ajustes incluidos es de 7.100 millones.

Antes de filtrar ese listado, que ofrece suculentos detalles respecto a las listas anteriores, Atenas hizo gala de un inusitado optimismo y anunció que prevé llegar a un acuerdo la próxima semana. Pero las fuentes europeas consultadas por este diario ven esa posibilidad muy remota: tan solo hay mejoras en los procedimientos –la vieja troika al fin tiene acceso a documentos–, pero ni siquiera se ha entrado aún en el examen preliminar de las reformas. “Queda mucho por hacer”, según fuentes de uno de los grandes países del euro, “y el acuerdo no parece posible al menos hasta finales de abril, hasta el último momento”. Grecia tiene que hacer frente a un pago de casi 500 millones de euros al FMI en unos días, y Bruselas cree que el gabinete de Tsipras podrá acometer ese vencimiento con grandes dificultades. “Para mediados de mes las arcas públicas pueden quedarse vacías”, según fuentes europeas.

El FMI se mostró este miércoles extremadamente duro con Grecia en una reunión por teleconferencia. El BCE y la Comisión no le fueron a la zaga, según las fuentes consultadas. El FMI amenaza con no volver a Grecia si no hay avances sustanciales. Y el calendario se complica: la semana próxima apenas está prevista una reunión técnica a la vista de los desacuerdos, y después varios ministros se marcharán al G20 y a la cumbre de primavera del FMI. “Es improbable que se hable de liberar ayudas antes de la reunión de Riga, a finales de abril”, apunta una fuente del Eurogrupo. “Y eso solo si la lista satisface a los socios y hay un calendario de puesta en marcha de las reformas”, apostilla.

“La viabilidad del euro está en cuestión”

Las 26 páginas del nuevo programa de reformas de Grecia contienen formidables cargas de profundidad. Atenas constata que quiere retirar algunas de las medidas pactadas anteriormente con la troika. Reparte reveses a diestro y siniestro por las salvajes consecuencias sociales de los dos primeros rescates. Empeora las previsiones de crecimiento, paro y superávit fiscal tras un arranque de año nefasto, en un ejercicio de realismo poco habitual en Europa. Y sobre todo acaba con el tabú y subraya, negro sobre blanco, que “la viabilidad de la Unión, y especialmente de la moneda común, están en cuestión”.

Grecia se declara “miembro irrevocable de la eurozona”. Pero a la vez el documento funciona como una especie de alegato: contra la troika, contra los rescates, contra los anteriores Gobiernos y en favor de “dejar atrás sin más dilación los errores del pasado”. Atenas pretende “forjar una nueva relación” de “confianza mutua” con los socios. Aunque para ello propone exactamente lo contrario de lo que le exigen sus acreedores como aperitivo de cara a la negociación definitiva, la del tercer rescate: “Es urgente dar carpetazo al programa actual con una rápida conclusión del examen final para que los socios negocien con Grecia un nuevo pacto”.

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