Expulsado de partes de Nigeria, Boko Haram sigue matando

Gwoza, AP
El piloto de un helicóptero vio cuando un extremista con turbante levantaba su cabeza de un Corán y corrió hacia su arma antiaérea. El piloto viró inmediatamente su aparato y se alejó del lugar, ofreciendo las coordinadas para el lanzamiento de un ataque aéreo.


La escena es un recordatorio escalofriante de la presencia de combatientes de Boko Haram con todo tipo de armas en el noreste de Nigeria, a pesar de que las autoridades militares aseguran que los han expulsado de todas las localidades principales y de campamentos en zonas arboladas.

Todos los días llegan nuevos relatos de atrocidades, como el hallazgo de fosas colectivas en las localidades quitadas a los extremistas que habían intentado establecer un "califato" en una amplia franja del noreste de Nigeria. Solo esta semana, sobrevivientes describieron la llegada de los insurgentes a una aldea, donde dijeron que habían venido a predicar el Islam.

Cuando los aldeanos estaban reunidos frente a una mezquita, los extremistas les dispararon. Algunas personas corrieron al interior de la mezquita y los rebeldes la incendiaron. Algunas de las víctimas fueron quemadas vivas.

"Mientras yo hablo con ustedes, todas las localidades que ellos ocuparon... fueron desalojadas, así que ya no tienen una base", dijo el portavoz del ministerio de Defensa, general de división Chris Olukolado.

"Lo que estamos haciendo de momento es limpiar, acordonar y buscar armas, ya que muchos de ellos podrían estar rezagados", agregó.

Boko Haram ahora "merodea de lugar en lugar", dijo el general a The Associated Press. Periodistas de la AP y otras organizaciones noticiosas fueron llevados el miércoles en un helicóptero militar a Gwoza, una ciudad "liberada recientemente" cuyos inmuebles fueron destruidos con incendios.

En las afueras, un letrero en árabe que dejaron los extremistas estaba hecho pedazos en el suelo.

Cadáveres en descomposición continuaban regados por todas partes, incluidos los de una mujer y un niño. Otros restos tenían tanto tiempo en el abandono que ya eran esqueletos.

Un hombre joven mostró a los reporteros el muñón de su mano derecha que le amputaron los insurgentes con un machete de acuerdo con la forma estricta de la ley islámica que habían impuesto. El hombre rechaza las acusaciones en su contra de que hubiera robado combustible.

"Les dije que yo soy mecánico, y dijeron como eres mecánico trabajarás para nosotros", afirmó Hassan Usman, que habló en lengua hausa local. "Cuando les dije que no trabajaría para ellos, dijeron que me matarían".

A sólo 35 kilómetros (22 millas) de distancia, las fuerzas camerunesas combatían a los insurgentes, según versiones conocidas por The Associated Press en Maidiguri, la ciudad más grande en el noreste de Nigeria.

Soldados de la vecina Chad, Camerún y Níger han expulsado en las últimas semanas a Boko Haram de las localidades que este grupo armado había controlado durante meses. Sin embargo, el presidente chadiano Idriss Deby se ha quejado de que el ejército de Nigeria no ha hecho su parte.

"Dos meses después del inicio de esta guerra, no hemos tenido un simple contacto directo en tierra con unidades del ejército nigeriano. Esto es el por qué, más de una vez, las fuerzas chadianas se han visto obligadas a recuperar localidades y a reanudar sus avances", declaró Deby en entrevista publicada el 26 de marzo en la revista francesa Le Point.

Olukolade no respondió directamente a las preguntas sobre las localidades fronterizas que fueron capturadas por las fuerzas chadianas que después se retiraron, lo que propició el regreso de Boko Haram.

La sublevación islámica de Boko Haram ha durado seis años en el noreste de Nigeria en un conflicto en el que han muerto miles de personas —10.000 el año pasado, según informes— y más de 1,5 millones han abandonado sus hogares.

La inconformidad de los nigerianos por el proceder del gobierno en la guerra fue un factor por el cual votaron para sacar del poder al presidente Goodluck Jonathan en los comicios del 28 de marzo, en la primera vez que un político opositor gana a un mandatario.

El presidente electo Muhammadu Buhari, que asume la presidencia el 29 de mayo, fue un dictador militar en el que muchos nigerianos confían que aprovechará sus antecedentes militares para erradicar a Boko Haram definitivamente.

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