El Everest vuelve a quedar vacío
Los últimos alpinistas han sido evacuados este martes de la montaña
Óscar Gogorza
Bilbao, El País
En la vertiente sur o nepalí del Everest empieza ahora el lento regreso a la civilización. Esta mañana, los helicópteros de rescate recogieron en el campo 1 de la montaña a los últimos sherpas y expedicionarios atascados a 5.900 metros, aislados del campo base al no poder recorrer a pie la ratonera de la cascada de hielo del Khumbu. Las expediciones comerciales más importantes han tomado la costumbre de abandonar hasta la próxima temporada un gran depósito de material de cocina, bombonas de gas, de oxígeno, tiendas de campaña y demás impedimenta con la que abastecer los diferentes campos de altura, pero esto servirá el año que viene.
Por segundo año seguido en las últimas décadas, no se escalará el Everest desde su ruta clásica, pero en sus faldas se siguen batiendo récords: hasta la fecha, no se había dado semejante operación de rescate con helicópteros en el Himalaya. Estos aparatos deberían servir ahora para rescatar a los heridos supervivientes del terremoto que viven aislados en aldeas de alta montaña: sólo en el idílico valle de Langtang un alud acabó con la vida de 100 personas… Si el Everest, con su aura y la presencia de alpinistas occidentales se ha llevado la luz de casi todos los focos, se empieza a saber que los pueblos de montaña de Nepal han sufrido terribles consecuencias y siguen aislados y necesitados de helicópteros que vengan en su ayuda. Claro que difícilmente podrán pagar sus servicios…
Algunos alpinistas han dejado el campo base del Everest subidos a un helicóptero, pero también se ha generado una caravana que transita a pie camino del aeródromo de Lukla, donde deberían llegar en unos cuatro días. Algunos han dormido en el campo base con el casco y las botas puestas, con los nervios de punta debido a las réplicas que hasta ayer se dejaban sentir en la zona. Todos esperan que la situación se normalice un poco en Katmandú para cuando alcancen la capital y así encontrar dónde alojarse y alimentarse.
Las cifras de los fallecidos en el Everest siguen siendo confusas: unos señalan 23 muertes, otros 21, pero se sabe ya que al menos 8 de los fallecidos eran sherpas, de los cuales tres murieron después del terremoto tratando de crear una ruta segura entre el campo base y el campo 1 que permitiese a las personas atrapadas descender por sus propios medios sin esperar al helicóptero. También se sabe que uno de los fallecidos era un ejecutivo de Google llamado dan Fredinburg, pero la identidad del resto de desaparecidos sigue sin hacerse pública.
En Namche Bazaar, la capital del pueblo sherpa, ya han comenzado los trabajos para recomponer la aldea, un lugar construido en terrazas y una referencia para los miles de senderistas y alpinistas que se alojan aquí camino del Everest, hoy casi desierto.
Óscar Gogorza
Bilbao, El País
En la vertiente sur o nepalí del Everest empieza ahora el lento regreso a la civilización. Esta mañana, los helicópteros de rescate recogieron en el campo 1 de la montaña a los últimos sherpas y expedicionarios atascados a 5.900 metros, aislados del campo base al no poder recorrer a pie la ratonera de la cascada de hielo del Khumbu. Las expediciones comerciales más importantes han tomado la costumbre de abandonar hasta la próxima temporada un gran depósito de material de cocina, bombonas de gas, de oxígeno, tiendas de campaña y demás impedimenta con la que abastecer los diferentes campos de altura, pero esto servirá el año que viene.
Por segundo año seguido en las últimas décadas, no se escalará el Everest desde su ruta clásica, pero en sus faldas se siguen batiendo récords: hasta la fecha, no se había dado semejante operación de rescate con helicópteros en el Himalaya. Estos aparatos deberían servir ahora para rescatar a los heridos supervivientes del terremoto que viven aislados en aldeas de alta montaña: sólo en el idílico valle de Langtang un alud acabó con la vida de 100 personas… Si el Everest, con su aura y la presencia de alpinistas occidentales se ha llevado la luz de casi todos los focos, se empieza a saber que los pueblos de montaña de Nepal han sufrido terribles consecuencias y siguen aislados y necesitados de helicópteros que vengan en su ayuda. Claro que difícilmente podrán pagar sus servicios…
Algunos alpinistas han dejado el campo base del Everest subidos a un helicóptero, pero también se ha generado una caravana que transita a pie camino del aeródromo de Lukla, donde deberían llegar en unos cuatro días. Algunos han dormido en el campo base con el casco y las botas puestas, con los nervios de punta debido a las réplicas que hasta ayer se dejaban sentir en la zona. Todos esperan que la situación se normalice un poco en Katmandú para cuando alcancen la capital y así encontrar dónde alojarse y alimentarse.
Las cifras de los fallecidos en el Everest siguen siendo confusas: unos señalan 23 muertes, otros 21, pero se sabe ya que al menos 8 de los fallecidos eran sherpas, de los cuales tres murieron después del terremoto tratando de crear una ruta segura entre el campo base y el campo 1 que permitiese a las personas atrapadas descender por sus propios medios sin esperar al helicóptero. También se sabe que uno de los fallecidos era un ejecutivo de Google llamado dan Fredinburg, pero la identidad del resto de desaparecidos sigue sin hacerse pública.
En Namche Bazaar, la capital del pueblo sherpa, ya han comenzado los trabajos para recomponer la aldea, un lugar construido en terrazas y una referencia para los miles de senderistas y alpinistas que se alojan aquí camino del Everest, hoy casi desierto.