El copiloto Lubitz investigó métodos para matarse la víspera del siniestro

Hallada la segunda caja negra del A320 estrellado en los Alpes
Las autoridades francesas finalizan la recogida de restos relevantes en Seyne-les-Ales

Enrique Müller / Ana Teruel
Berlín / París, El País
El comunicado que dio a conocer este jueves la fiscalía de Düsseldorf, que tiene a su cargo las investigaciones para determinar las causas que ocasionaron la tragedia del Airbus A320 de Germanwings, es breve pero confirma la sospecha de que el copiloto Andreas Lubitz estrelló el aparato deliberadamente para poner fin a su vida (y matar a otras 149 personas) de una manera brutal. La noche anterior a la tragedia, Lubitz utilizó una tableta para investigar en Internet las diversas formas de suicidio y cómo llevarlo a la práctica. También buscó detalles sobre la puerta de la cabina de pilotaje.


El comunicado emitido por la fiscalía revela que en el curso de las pesquisas los agentes descubrieron en la vivienda del copiloto en Düsseldorf una tableta cuyo contenido no había sido borrado por su propietario. Según el organismo, el nombre del usuario, la correspondencia personal y el historial de búsqueda le habían permitido llegar a la conclusión que la tableta había sido utilizada por el copiloto de Germanwings.

El análisis del historial del dispositivo electrónico reveló detalles macabros. Entre el 16 y el 23 de marzo, Andreas Lubitz se dedicó a buscar, además de información relacionada con tratamientos médicos, informaciones que le ayudaran a conocer todas las formas de suicidio y los medios para llevarlo a cabo. “Por lo menos durante un día, el afectado buscó durante varios minutos detalles sobre la puerta de la cabina y sus mecanismos de seguridad”, añade el texto de la fiscalía.

Esos datos abundan en la tesis de la fiscalía francesa, que dos días después de la tragedia, tras valorar las grabaciones de la primera de las cajas negras encontradas y que señalaban que el copiloto había bloqueado por dentro la puerta blindada de la cabina e impidió que el capitán pudiera regresar a su puesto.

También este jueves, los investigadores franceses informaron de la recuperación de la segunda caja negra del avión, la que registra los datos de vuelo, como posición, velocidad y trayectoria, así como si estaba activado el piloto automático y las acciones de la tripulación. La segunda caja negra se encontraba en una zona que ya había sido rastreada en varias ocasiones. Pero había quedado enterrada, y la baliza de localización que lleva incorporada sólo se activa debajo del agua, según explicó el fiscal de Marsella, Brice Robin. Fue al cavar que una gendarme descubrió la caja, después de nueve días de búsqueda. La caja presenta un aspecto ennegrecido, probablemente está quemada, pero su “estado general da esperanzas razonables” de que sus datos podrán ser analizados, según Robin. Debe llegar al aeropuerto de Roissy esta noche para ser entregada a la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) encargada de la investigación técnica del siniestro.

Los equipos de rescate han recogido 2.285 fragmentos de ADN y aislado 150 perfiles. Las identificaciones deberían empezar a principios de la semana que viene. El fiscal se ha comprometido a avisar a los familiares en cuanto haya resultados. La restitución de los restos mortales deberá sin embargo esperar a que se haya localizado a la totalidad de los pasajeros, un proceso que podría tardar entre tres y cinco semanas.

También se han recuperado 470 bolsas de objetos personales, entre ellos unos 40 teléfonos móviles en estado “muy dañado”, que serán restituidos a los familiares cuando finalice la investigación. Los gendarmes se mantendrán en la zona siniestrada para acompañar las labores de limpieza de la zona, pero dan por finalizado el dispositivo de búsqueda.

El resultado de las investigaciones que inició la fiscalía de Düsseldorf ha revelado hasta ahora que Andreas Lubitz había interrumpido en 2009 su formación como piloto en la escuela de Lufthansa en Bremen a causa de una depresión. El organismo también reveló que el copiloto había recibido, antes de conseguir su licencia de piloto, tratamiento psicoterapéutico por “tendencias suicidas” y que Lubitz tenía una baja médica el día de la catástrofe, que fue hallada en trozos en su domicilio.

Lufthansa admitió el miércoles que el copiloto informó en 2009 a la escuela de la compañía de que había padecido un “episodio previo de depresión grave”.

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