El circo en México, en la cuerda floja
El partido Verde impulsa una norma para prohibir los circos con animales salvajes
El destino de las especies no está claro
Marina Gómez-Robledo
México, El País
México aprobó en enero de este año una ley que prohíbe a los circos utilizar animales silvestres en sus espectáculos. Al principio todo fueron aplausos ante la medida, pero cuando la fecha para implementar la norma llegaba a su límite -el 8 de julio entraría en vigor en todo el país-, muchas sonrisas se esfumaron. Los cirqueros deberían donar sus animales al Estado sin recibir nada a cambio. Y, si por el contrario decidieran quedarse con ellos, su mantenimiento se volvería insostenible. Además, el destino de estos ejemplares donadas no está claro.
Armando Cedeño, presidente de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circo (UNEAC), asegura que ya se han cerrado alrededor de 75 circos en todo el país desde que el Partido Verde Ecologista impulsara esta ley que fue aprobada por mayoría en el Senado. “Nunca previeron qué iba a pasar con los animales y mucho menos con la gente del circo. Si no podemos alimentarlos nos obligan a venderlos o a sacrificarlos. No le vamos a regalar al Gobierno la inversión y trabajo de toda nuestra vida”, sentencia este hombre de 49 años, extrapecista y ahora dueño del circo Hermanos Cedeño.
A tres meses del plazo final para que se aplique la ley a nivel federal, no se sabe dónde se podrán colocar los 2.000 ejemplares de animales salvajes que hay en los 199 circos registrados en México, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat). Ambas cifras podrían ascender al doble, según Cedeño y la propia Semarnat, por todos aquellos que no se han dado de alta. Lourdes López, coordinadora de asuntos ambientales y diputada federal por el Verde, ha afirmado que la próxima semana presentarán una iniciativa de ley para dar 90 días de prórroga. “El objetivo es permitir que las autoridades federales y locales determinen el mejor lugar para colocar a estos animales. Para ello necesitamos que los circos realicen un inventario de sus ejemplares con las características específicas de estos”.
Además, la diputada ha asegurado que trabajan en conjunto con ONG como Animal Heroes y Big Cat para la creación y mantenimiento de santuarios de animales. Uno de los prometidos se ubicará en el Estado de Chiapas. Esta modificación a la ley también puntualiza que se multara con hasta tres millones de pesos a todo aquel que sacrifique o venda sus animales a particulares. “El Verde nos quiere atar más de manos. Cada tigre de bengala cuesta 5.000 dólares y el doble si es amaestrado. Yo tengo seis. Nos prohíben que salgan en nuestros espectáculos y ahora tampoco los podemos vender”, reclama Cedeño, que nació y creció en los circos.
-¿No van a indemnizar de alguna manera a las familias?
-No está previsto. Le aseguro que ya han recuperado la inversión, además el espectáculo puede seguir pero sin animales, como lo ha hecho el circo Atayde, que lo ha reportado como un éxito y con el aforo lleno, contesta López.
El circo Atayde asegura que ellos casi no tenían animales ya que los alquilaban cada vez que iban a realizar una función. Tal y como asegura la diputada, ellos ya han presentado espectáculos sin animales. El resultado, sin embargo, no es como lo define López: “No ha sido bueno, no llenamos los asientos”, cuenta por teléfono Andrés Atayde. Él como Cedeño coinciden en que lo que más les ha afectado ha sido la millonaria campaña mediática del Verde a través de anuncios en televisión y cines contra la presencia de animales en los circos. “Sacaron la ley sin dialogar con nosotros. El circo es una tradición centenaria y de un día al otro nos quieren quitar a nuestros animales sin darnos ninguna opción. Si se va a aprobar, no nos queda de otra, pero que nos den una salida”, argumenta el presidente de la UNEAC.
Por su parte, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) presentará una iniciativa distinta a la del Verde la semana que viene para pedir una moratoria de dos años. “Esta ley les obliga a los circos prácticamente a desaparecer. A la fecha no tenemos claro cuál va a ser el procedimiento para recolocar a todos los animales. Dicen que pondrán a disposición de los zoológicos la lista para que seleccionen a los ejemplares que puedan integrarse. ¿Y todos los que no les interesen?”, pregunta Rubén Escamilla, diputado de la Ciudad de México por el PRD. “Por ley no se le puede afectar a nadie en su propiedad ni en sus bienes. Si esta norma se aplica estaríamos violando sus garantías individuales. Con esta moratoria queremos abrir un diálogo con las empresas circenses y buscar la manera de que nadie pierda. Ni las personas ni los animales”, subraya.
La función va a comenzar. La entrada al circo de los Hermanos Cedeño cuesta diez pesos en preventa (.65 dólares) y 30 (1.95 dólares) en taquilla. Junior, el domador, se para junto a los tigres. Los felinos se levantan en dos patas todos alineados y el público, sobre todo los niños, se vuelven locos. Después del show los animales vuelven a sus jaulas. “A nadie le gusta ver a los animales encerrados, pero no tengo claro que el zoológico sea un buen destino y tampoco se les puede regresar a su hábitat natural. Esta ley tiene que discutirse”, concluye Escamilla.
El destino de las especies no está claro
México, El País
México aprobó en enero de este año una ley que prohíbe a los circos utilizar animales silvestres en sus espectáculos. Al principio todo fueron aplausos ante la medida, pero cuando la fecha para implementar la norma llegaba a su límite -el 8 de julio entraría en vigor en todo el país-, muchas sonrisas se esfumaron. Los cirqueros deberían donar sus animales al Estado sin recibir nada a cambio. Y, si por el contrario decidieran quedarse con ellos, su mantenimiento se volvería insostenible. Además, el destino de estos ejemplares donadas no está claro.
Armando Cedeño, presidente de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circo (UNEAC), asegura que ya se han cerrado alrededor de 75 circos en todo el país desde que el Partido Verde Ecologista impulsara esta ley que fue aprobada por mayoría en el Senado. “Nunca previeron qué iba a pasar con los animales y mucho menos con la gente del circo. Si no podemos alimentarlos nos obligan a venderlos o a sacrificarlos. No le vamos a regalar al Gobierno la inversión y trabajo de toda nuestra vida”, sentencia este hombre de 49 años, extrapecista y ahora dueño del circo Hermanos Cedeño.
A tres meses del plazo final para que se aplique la ley a nivel federal, no se sabe dónde se podrán colocar los 2.000 ejemplares de animales salvajes que hay en los 199 circos registrados en México, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat). Ambas cifras podrían ascender al doble, según Cedeño y la propia Semarnat, por todos aquellos que no se han dado de alta. Lourdes López, coordinadora de asuntos ambientales y diputada federal por el Verde, ha afirmado que la próxima semana presentarán una iniciativa de ley para dar 90 días de prórroga. “El objetivo es permitir que las autoridades federales y locales determinen el mejor lugar para colocar a estos animales. Para ello necesitamos que los circos realicen un inventario de sus ejemplares con las características específicas de estos”.
Además, la diputada ha asegurado que trabajan en conjunto con ONG como Animal Heroes y Big Cat para la creación y mantenimiento de santuarios de animales. Uno de los prometidos se ubicará en el Estado de Chiapas. Esta modificación a la ley también puntualiza que se multara con hasta tres millones de pesos a todo aquel que sacrifique o venda sus animales a particulares. “El Verde nos quiere atar más de manos. Cada tigre de bengala cuesta 5.000 dólares y el doble si es amaestrado. Yo tengo seis. Nos prohíben que salgan en nuestros espectáculos y ahora tampoco los podemos vender”, reclama Cedeño, que nació y creció en los circos.
-¿No van a indemnizar de alguna manera a las familias?
-No está previsto. Le aseguro que ya han recuperado la inversión, además el espectáculo puede seguir pero sin animales, como lo ha hecho el circo Atayde, que lo ha reportado como un éxito y con el aforo lleno, contesta López.
El circo Atayde asegura que ellos casi no tenían animales ya que los alquilaban cada vez que iban a realizar una función. Tal y como asegura la diputada, ellos ya han presentado espectáculos sin animales. El resultado, sin embargo, no es como lo define López: “No ha sido bueno, no llenamos los asientos”, cuenta por teléfono Andrés Atayde. Él como Cedeño coinciden en que lo que más les ha afectado ha sido la millonaria campaña mediática del Verde a través de anuncios en televisión y cines contra la presencia de animales en los circos. “Sacaron la ley sin dialogar con nosotros. El circo es una tradición centenaria y de un día al otro nos quieren quitar a nuestros animales sin darnos ninguna opción. Si se va a aprobar, no nos queda de otra, pero que nos den una salida”, argumenta el presidente de la UNEAC.
Por su parte, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) presentará una iniciativa distinta a la del Verde la semana que viene para pedir una moratoria de dos años. “Esta ley les obliga a los circos prácticamente a desaparecer. A la fecha no tenemos claro cuál va a ser el procedimiento para recolocar a todos los animales. Dicen que pondrán a disposición de los zoológicos la lista para que seleccionen a los ejemplares que puedan integrarse. ¿Y todos los que no les interesen?”, pregunta Rubén Escamilla, diputado de la Ciudad de México por el PRD. “Por ley no se le puede afectar a nadie en su propiedad ni en sus bienes. Si esta norma se aplica estaríamos violando sus garantías individuales. Con esta moratoria queremos abrir un diálogo con las empresas circenses y buscar la manera de que nadie pierda. Ni las personas ni los animales”, subraya.
La función va a comenzar. La entrada al circo de los Hermanos Cedeño cuesta diez pesos en preventa (.65 dólares) y 30 (1.95 dólares) en taquilla. Junior, el domador, se para junto a los tigres. Los felinos se levantan en dos patas todos alineados y el público, sobre todo los niños, se vuelven locos. Después del show los animales vuelven a sus jaulas. “A nadie le gusta ver a los animales encerrados, pero no tengo claro que el zoológico sea un buen destino y tampoco se les puede regresar a su hábitat natural. Esta ley tiene que discutirse”, concluye Escamilla.
