Díez de Medina y su Apología lírica del Bolívar legendario
Página Siete / La Paz
"Digo Bolívar y siento que se me aclara el alma”. Es la frase poética del escritor Fernando Díez de Medina. Su gran amor por el club de Tembladerani quedó en su Apología lírica del Bolívar legendario.
El poeta era bolivarista. El escritor acuñó la famosa y legendaria frase que identifica a los hinchas del club más laureado del fútbol boliviano.
En su relato, Díez de Medina asegura que "los bolivaristas somos modestos y orgullosos a un tiempo mismo. Modestos, porque no nos creemos los mejores ni los únicos, sabemos que hay otros cuadros y otros partidarios tan buenos y tan dignos como nosotros; orgullosos, porque si alguien dice que el club Bolívar no es un club maravilloso, apretamos los puños, los corazones baten como tambores dentro del pecho y somos capaces de arremeter contra el osado, así tenga la talla y el renombre de Muhamad Alí”.
El escritor dice que "el bolivarismo es una fiebre galopante que una vez contraída, no nos deja nunca”.
"Evoquemos a esos muchachos capitaneados por el legendario Mario Alborta que entraban a la cancha con sus chaquetas azules ribeteadas de blanco, se las sacaron y al brillar el sol de oro la camiseta celeste, una tempestad de vítores y aplausos nos parecía que traía el fragor de las olas del Pacífico lejano. Yo digo Bolívar y siento que se me aclara el alma”.
Las victorias
"Nuestro club ganó muchos campeonatos locales y muchos clásicos. No hagamos estadísticas mezquinas. La verdad es que el valeroso y caballeroso The Strongest siempre fue un rival temible y señorial. No en vano los dos clubes son esenciales en el fútbol boliviano”.
¿Cómo nace la Academia?
"Ese Bolívar de los grandes triunfos y las hornacinas derrotas porque se ganaba o perdía con elegancia y con valor. Una tarde en Miraflores, al admirar una combinación maravillosa de pases cortos y precisos entre Alborta, Molina y Tapia, aéreos como pases de ballet ‘un fanático grito estremecido de fervor; ¡está jugando la Academia!’ y el sobrenombre de Bolívar quedaría para siempre”, cuenta el ensayista.
La derrota
"El Bolívar sabe perder, enemigo del escándalo y de las pendencias, cuando gana no se ensorberbece; cuando pierde no se derrumba, se desplaza en armoniosos movimientos, intrépido, tenaz, nunca brutal”, resaltó.
Alborta, Ugarte y Blacut
El escritor concluye que "Alborta, Rengel, Ugarte, Blacut, supieron orquestar la escuadra celeste, con rigorismo de geómetras; no para deslumbrar la prepotencia de la mente colectiva, sino para dar cátedra de empuje con destreza, de habilidad con elegancia, de fortaleza con dominio de la fuerza. Por eso pretendemos educar la mente de grupo. Ser nobles y corteses. Que Bolívar sea símbolo de paz”.
"Digo Bolívar y siento que se me aclara el alma”. Es la frase poética del escritor Fernando Díez de Medina. Su gran amor por el club de Tembladerani quedó en su Apología lírica del Bolívar legendario.
El poeta era bolivarista. El escritor acuñó la famosa y legendaria frase que identifica a los hinchas del club más laureado del fútbol boliviano.
En su relato, Díez de Medina asegura que "los bolivaristas somos modestos y orgullosos a un tiempo mismo. Modestos, porque no nos creemos los mejores ni los únicos, sabemos que hay otros cuadros y otros partidarios tan buenos y tan dignos como nosotros; orgullosos, porque si alguien dice que el club Bolívar no es un club maravilloso, apretamos los puños, los corazones baten como tambores dentro del pecho y somos capaces de arremeter contra el osado, así tenga la talla y el renombre de Muhamad Alí”.
El escritor dice que "el bolivarismo es una fiebre galopante que una vez contraída, no nos deja nunca”.
"Evoquemos a esos muchachos capitaneados por el legendario Mario Alborta que entraban a la cancha con sus chaquetas azules ribeteadas de blanco, se las sacaron y al brillar el sol de oro la camiseta celeste, una tempestad de vítores y aplausos nos parecía que traía el fragor de las olas del Pacífico lejano. Yo digo Bolívar y siento que se me aclara el alma”.
Las victorias
"Nuestro club ganó muchos campeonatos locales y muchos clásicos. No hagamos estadísticas mezquinas. La verdad es que el valeroso y caballeroso The Strongest siempre fue un rival temible y señorial. No en vano los dos clubes son esenciales en el fútbol boliviano”.
¿Cómo nace la Academia?
"Ese Bolívar de los grandes triunfos y las hornacinas derrotas porque se ganaba o perdía con elegancia y con valor. Una tarde en Miraflores, al admirar una combinación maravillosa de pases cortos y precisos entre Alborta, Molina y Tapia, aéreos como pases de ballet ‘un fanático grito estremecido de fervor; ¡está jugando la Academia!’ y el sobrenombre de Bolívar quedaría para siempre”, cuenta el ensayista.
La derrota
"El Bolívar sabe perder, enemigo del escándalo y de las pendencias, cuando gana no se ensorberbece; cuando pierde no se derrumba, se desplaza en armoniosos movimientos, intrépido, tenaz, nunca brutal”, resaltó.
Alborta, Ugarte y Blacut
El escritor concluye que "Alborta, Rengel, Ugarte, Blacut, supieron orquestar la escuadra celeste, con rigorismo de geómetras; no para deslumbrar la prepotencia de la mente colectiva, sino para dar cátedra de empuje con destreza, de habilidad con elegancia, de fortaleza con dominio de la fuerza. Por eso pretendemos educar la mente de grupo. Ser nobles y corteses. Que Bolívar sea símbolo de paz”.