Al menos 3 muertos en ataques rebeldes en Alepo

Beirut, AP
Al menos tres personas murieron y docenas resultaron heridas el sábado por proyectiles de combatientes rebeldes contra un barrio controlado por el gobierno en Alepo, en el norte de Siria, según la televisión estatal siria y un grupo activista.


La violencia continuaba en Siria antes de que el líder de la agencia de Naciones Unidas para refugiados palestinos, Pierre Krahenbuhl, emprendiera más tarde el sábado una "misión urgente" en Damasco entre preocupaciones por la situación en el campamento de refugiados palestinos de Yarmuk, capturado en buena parte la semana pasada por milicianos del grupo Estado Islámico.

La televisión estatal informó de seis muertos y más de 50 heridos en el bombardeo sobre Suleimaniyeh, un barrio de mayoría cristiana y armenia, donde varios edificios resultaron dañados.

Por su parte, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña y que tiene una red de activistas en toda Siria, dijo que tres personas habían muerto en el ataque y "decenas" habían sufrido heridas.

Los rebeldes sirios han bombardeado en el pasado zonas controladas por el gobierno en la disputada ciudad, matando a cientos de personas en los ataques.

Alepo, la ciudad más grande de Siria y su antigua capital comercial, se convirtió en un frente clave en la guerra civil del país después de que los rebeldes lanzaran una ofensiva allí en julio de 2012.

Mientras tanto, Krahenbuhl, de la agencia de Naciones Unidas conocida por su acrónimo UNRWA, consultará con las autoridades sirias y de Naciones Unidas en Damasco sobre las consecuencias humanitarias y las formas de apoyar a los civiles en el campamento de Yarmuk, indicó el portavoz de la agencia Chris Gunness. En un comunicado, Gunness se refirió a un aumento en la preocupación por la seguridad y protección de los 18.000 civiles sirios y palestinos, incluyendo 3.500 niños, que siguen amenazados en Yarmuk.

Fuerzas del grupo extremista Estado Islámico tomaron buena parte del campo la semana pasada, estableciéndose en la capital siria por primera vez. La incursión es la última prueba para los residentes de Yarmuk, que ya han sufrido la devastación de dos años de asedio del gobierno, con hambre y enfermedades.

Los vecinos dicen que apenas queda comida y agua suficiente, y hace tiempo que los hospitales se quedaron sin fármacos ni suministros.

La visita del enviado de la ONU se produce entre preocupaciones de que las fuerzas del gobierno lancen una operación militar en Yarmuk para expulsar a las milicias.

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