Phil Jackson, de los mejores Knicks de siempre... a los peores
El Maestro Zen formó parte de los Knicks que ganaron dos anillos entre 1970 y 1973. Ahora es el líder de los que han sumado 60 derrotas. Dice a su afición que hay "un plan".
Nueva York, As
Phil Jackson colocó, junto a Michael Jordan, a Chicago Bulls entre las mejores franquicias de la historia y tiene en el United Center bandera propia con su récord de victorias como entrenador en la Ciudad del Viento: 545-193. Después sacó lustre a la leyenda, que cogió algo oxidada, de los Lakers y finalmente y después de estar a punto de regresar al banquillo angelino, se marchó ya con 69 años a presidir los Knicks. El polémico dueño James Dolan se puso en manos de un tipo que toca en oro todo lo que toca y confrontó la maldición de su franquicia con esa cultura ganadora que el Maestro Zen representa como pocos en todo el deporte estadounidense. Pero para los aficionados del Madison, con Phil Jackson llegaba también un símbolo. Él formó parte de los mejores Knicks de la historia, los que lograron los dos únicos títulos de la historia del equipo en 1970 y 1973 y tras dos Regular Seasons de 60 y 57 victorias. Las estrellas por entonces eran los Frazier, Reed, Monroe, DeBusschere y compañía, pero Phil Jackson era un carismático ala-pívot que aportaba trabajo sucio e intangibles. Y que a aquellos dos anillos sumó después once como entrenador.
Para Phil Jackson los Knicks, que le firmaron por 60 millones y cinco años, son un reto enorme en una parcela, la de la dirección desde un despacho, en la que no tiene experiencia. En su primera temporada ha conseguido que su nombre está asociado a los mejores Knicks de siempre… pero también a los peores. La derrota 60 (14-60) llegó precisamente en Chicago, donde Jackson no acompañó al equipo porque no suele desplazarse para los partidos a domicilio. Hasta ahora los Knicks tenían su tope negativo en 23-59, cifra que habían alcanzado tres veces.
Jackson, con la temporada ya en el cubo de la basura, ha vuelto a pedir paciencia a unos aficionados que ya desconfían incluso de él y de su elegido para el banquillo, Derek Fisher. Como directivo, Jackson contrató a su ex base y traspasó a Tyson Chandler, una decisión muy discutida. Después envío a JR Smith y Shumpert a Cleveland en medio de una racha de 16 derrotas de unos Knicks en los que ha cortado a Dalembert y Stoudemire. Desde que no están ni este último ni el lesionado Carmelo Anthony, que aguantó como pudo hasta el All Star, los neoyorquinos han firmado un pésimo 4-17 con al menos nueve de esas derrotas por 21 o más puntos.
Sin embargo, las cuentas de Phil Jackson para la 2015-16 son claras: el regreso de Carmelo (ya con 31 años, eso sí), cerca de 30 millones de dólares liberados para invertir en el mercado veraniego y una elección de draft que será top-4, refrescante novedad para un equipo que no ha tenido picks en el top ten desde Gallinari (número 6 en 2008) y Jordan Hill (8 en 2009). Y que no se hace con el número 1 desde 1985, cuando se convirtió en knickerbocker Patrick Ewing. Por eso Jackson pide un ejercicio de optimismo a sus tan sufridos seguidores: “Sé que ha sido un año difícil pero todos hemos trabajado sin descanso para que volvamos pronto al lugar en el que una vez estuvimos. Hicimos las operaciones que teníamos que hacer para ganar flexibilidad económica, vamos a ir a por jugadores de talento en el mercado y vamos a tener una elección muy alta en el draft por primera vez en muchos años. Nuestro trabajo está enfocado a traer un anillo a Nueva York. Hay un plan claro y pronto se verá como va cobrando forma”.
Nueva York, As
Phil Jackson colocó, junto a Michael Jordan, a Chicago Bulls entre las mejores franquicias de la historia y tiene en el United Center bandera propia con su récord de victorias como entrenador en la Ciudad del Viento: 545-193. Después sacó lustre a la leyenda, que cogió algo oxidada, de los Lakers y finalmente y después de estar a punto de regresar al banquillo angelino, se marchó ya con 69 años a presidir los Knicks. El polémico dueño James Dolan se puso en manos de un tipo que toca en oro todo lo que toca y confrontó la maldición de su franquicia con esa cultura ganadora que el Maestro Zen representa como pocos en todo el deporte estadounidense. Pero para los aficionados del Madison, con Phil Jackson llegaba también un símbolo. Él formó parte de los mejores Knicks de la historia, los que lograron los dos únicos títulos de la historia del equipo en 1970 y 1973 y tras dos Regular Seasons de 60 y 57 victorias. Las estrellas por entonces eran los Frazier, Reed, Monroe, DeBusschere y compañía, pero Phil Jackson era un carismático ala-pívot que aportaba trabajo sucio e intangibles. Y que a aquellos dos anillos sumó después once como entrenador.
Para Phil Jackson los Knicks, que le firmaron por 60 millones y cinco años, son un reto enorme en una parcela, la de la dirección desde un despacho, en la que no tiene experiencia. En su primera temporada ha conseguido que su nombre está asociado a los mejores Knicks de siempre… pero también a los peores. La derrota 60 (14-60) llegó precisamente en Chicago, donde Jackson no acompañó al equipo porque no suele desplazarse para los partidos a domicilio. Hasta ahora los Knicks tenían su tope negativo en 23-59, cifra que habían alcanzado tres veces.
Jackson, con la temporada ya en el cubo de la basura, ha vuelto a pedir paciencia a unos aficionados que ya desconfían incluso de él y de su elegido para el banquillo, Derek Fisher. Como directivo, Jackson contrató a su ex base y traspasó a Tyson Chandler, una decisión muy discutida. Después envío a JR Smith y Shumpert a Cleveland en medio de una racha de 16 derrotas de unos Knicks en los que ha cortado a Dalembert y Stoudemire. Desde que no están ni este último ni el lesionado Carmelo Anthony, que aguantó como pudo hasta el All Star, los neoyorquinos han firmado un pésimo 4-17 con al menos nueve de esas derrotas por 21 o más puntos.
Sin embargo, las cuentas de Phil Jackson para la 2015-16 son claras: el regreso de Carmelo (ya con 31 años, eso sí), cerca de 30 millones de dólares liberados para invertir en el mercado veraniego y una elección de draft que será top-4, refrescante novedad para un equipo que no ha tenido picks en el top ten desde Gallinari (número 6 en 2008) y Jordan Hill (8 en 2009). Y que no se hace con el número 1 desde 1985, cuando se convirtió en knickerbocker Patrick Ewing. Por eso Jackson pide un ejercicio de optimismo a sus tan sufridos seguidores: “Sé que ha sido un año difícil pero todos hemos trabajado sin descanso para que volvamos pronto al lugar en el que una vez estuvimos. Hicimos las operaciones que teníamos que hacer para ganar flexibilidad económica, vamos a ir a por jugadores de talento en el mercado y vamos a tener una elección muy alta en el draft por primera vez en muchos años. Nuestro trabajo está enfocado a traer un anillo a Nueva York. Hay un plan claro y pronto se verá como va cobrando forma”.