Parte del Bernabéu no perdona a Iker Casillas

Madrid, El Economista
Los minutos previos a la disputa del Real Madrid - Levante volvieron a convertirse en un juicio sumarísimo para la plantilla merengue. Al recitar las alineaciones, el público repartió, una vez más, aplausos y pitos para su plantilla. Sólo dos miembros del club se vieron perjudicados. Carlo Ancelotti e Iker Casillas recibieron las protestas del público.
En el caso de este último se repiten una vez más, lo que le convierten en el personaje merengue más puesto en entredicho en lo que llevamos de temporada. Una situación que el propio Casillas tiene asumida como normal. Dicho de otro modo, sabe que el Bernabéu (o un sector nutrido de él) jamás le perdonará.


Es esa parte del público que nunca olvidará su guerra con José Mourinho y sus tensiones internas, aunque a ellos se les una también el público tradicionalmente neutral que durante estos años desgaste ha bajado su umbral de paciencia con el capital hasta culparle de los malos resultados al más mínimo desliz (o grave error) que comete.

Este ambiente negativo genera el caldo de cultivo ideal para contemplar escenas como la de ayer. Casillas, suplente para evitar precisamente una lluvia de pitadas, acabó recibiendo la protesta más sonada del estadio. Más si cabe que la de Ancelotti, cuestionado también, pero, anoche, con menos fuerza que el arquero. Ni sentado en el banquillo se libra de las quejas.

Es una guerra que tiene perdida. Al menos eso piensa Casillas y eso filtra su entorno. El portero entiende que, como máximo, alcanzará periodos de tregua, momentos en los que su juego o el del equipo permitan que esos pitos desaparezcan temporalmente. Eso no significa que la opinión de los detractores cambie. Significa, entiende el portero, que guardan silencio. Nada más.

Ni siquiera sus gestos de capitán logran cambiar este panorama. Hace apenas seis días obligó a sus compañeros a mostrar pleitesía a esa público que ayer le pitó. El Bernabéu no lo tuvo en cuenta anoche para dictar sentencia.

Es esta presión constante desde su propio público una de las razones que Casillas más está valorando para decidir su futuro, para saber si abandona su casa en los últimos 15 años o si resiste un curso más ante semejante panorama, un panorama que no se ha disipado con la marcha de Mourinho ni con la de Diego López, que permanece enquistado en el seno del Santiago Bernabéu.

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