Mancuello decoró el triunfo de una Selección que extrañó a Messi
Argentina le ganó 2-0 a El Salvador en Washington, con Leo en el banco. El de Independiente, en su debut, la clavó en el ángulo de tiro libre. Banega había abierto el marcador. El próximo desafío del equipo de Martino será el martes contra Ecuador, en Nueva Jersey.
Washington, Clarín
El primer ensayo de la Selección Argentina en su gira por Estados Unidos tuvo un gran ausente y una cara nueva que llegó para quedarse. Lionel Messi salió a la cancha en zapatillas, pantalón largo y camperón de la Selección. La gran estrella, el mejor jugador del mundo, esperaba en el banco por culpa de un traumatismo en el pie derecho que había sufrido en el clásico que Barcelona le ganó a Real Madrid por la Liga de España. Entonces Gerardo Martino aprovechó la oportunidad para probar sin Messi ante un rival con ribetes de amateurismo como lo es la selección de El Salvador y fue Federico Mancuello el que selló un 2-0 con un tiro libre perfecto que decoró la victoria de una Selección que jugó a media máquina.
En Washington, en el estadio donde los Redskins de la capital estadounidense reciben a sus rivales por la NFL (la liga de fútbol americano), el Tata ubicó un 4-2-3-1 con varias novedades. Nahuel Guzmán se paró en el arco, la dupla de centrales la conformaron Mateo Musacchio y Ramiro Funes Mori -la sorpresa de la convocatoria-, y Lucas Orban el lateral izquierdo. Tampoco estuvo Javier Mascherano, el otro líder del equipo, y en el medio se repartieron funciones Ever Banega y Roberto Pereyra. Adelante, Ezequiel Lavezzi, Carlos Tevez, Angel Di María; y como único centrodelantero Gonzalo Higuaín.
A los 2, un córner que ejecutó Lavezzi y que Orban peinó en el primer palo casi abre el marcador con la entrada del Pipita por el segundo. Pero el frentazo -incómodo- del delantero del Napoli se fue desviado. No entró esa y no entró ninguna en un primer tiempo en el que Argentina chocó con un equipo que por momentos se paró 6-3-1, una verdadera pared en la puerta del área para custodiar al arquero Derby Carrillo.
El axioma futbolero moderno indica que "los arqueros son locos o... estúpidos", y el 22 en la espalda del salvadoreño daba pistas del grupo al que pertenece. Por momentos pareció descolocado, como perdido vagando por el área ante cada centro. Pero en los primeros 45 minutos el arquero se erigió como la gran figura del partido. A los 28, le ahogó el grito a Higuaín que enganchó de izquierda a derecha y sacó el remate al segundo palo. Y a los 39, se quedó con un tiro libre de Di María en las dos situaciones más claras que generó la Selección en una primera mitad sin brillo y con poca profundidad.
Como si hubiese jugado con el freno de mano puesto, Argentina salió a disputar el complemento a otro ritmo. Apenas peinó el acelerador el equipo de Martino y a los 5 minutos Tevez hacía levantar al público con un remate en el palo desde la puerta del área, después de un desborde de Di María por izquierda. Cuando se lo propuso, Argentina abrió el marcador. Como no pudo romper con el cerrojo salvadoreño, Banega le pegó desde afuera del área, el defensor Renderos desvió la trayectoria del balón y descolocó a Carrillo: 1-0 para la Selección.
Listo, entró el primero; entran todos. Argentina generó una situación tras otra, aunque nunca pudo dejar mano a mano a un delantero con Carrillo. A los 12, el arquero desvió un buen remate de Tevez al primer palo. Y a los 26, Musacchio llegó al área rival (El Salvador nunca pudo atacar) y se anticipó en el primer palo para meter un frentazo abajo que otra vez Carrillo despejó con un manotazo. Dos minutos más tarde, Federico Mancuello reemplazó a Di María y debutaba en la Selección. Al final sería determinante...
Argentina iba por más y chocaba. El Salvador apenas insinuaba, aunque por lo menos se había propuesto presionar en campo rival. La Selección no lo podía liquidar y el partido parecía un espejo del River-Juan Aurich en el Monumental, por la Copa Libertadores. Los remates de Lavezzi y Tevez por arriba del travesaño reforzaban la teoría.
Hasta que apareció Mancuello, el zurdo de Independiente tocado por la varita mágica de la buena fortuna. Despejó todas las dudas, hizo olvidar que Messi estaba en el banco tomando frío y en un tiro libre desde la derecha, casi sin ángulo, decoró el triunfo de la Selección con un golazo. Mancuello remató con chanfle, a colocar al segundo palo. La pelota viajó por encima de la cabeza del arquero y de un defensor que no llegó a despejar sobre la línea porque la pelota dibujó una parábola perfecta que se clavó en el ángulo y selló el 2-0. Un sueño hecho realidad.
El martes, en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, donde Messi brilló ante Brasil en un 4-3 inolvidable en la previa de los Juegos Olímpicos de Londres, la Selección tendrá su segunda prueba. Será ante Ecuador, un rival con otro peso, mundialista, rival en las Eliminatorias y en la Copa América. Una medida un poco más acorde a las expectativas de un equipo que se propuso ser campeón en Chile.
Washington, Clarín
El primer ensayo de la Selección Argentina en su gira por Estados Unidos tuvo un gran ausente y una cara nueva que llegó para quedarse. Lionel Messi salió a la cancha en zapatillas, pantalón largo y camperón de la Selección. La gran estrella, el mejor jugador del mundo, esperaba en el banco por culpa de un traumatismo en el pie derecho que había sufrido en el clásico que Barcelona le ganó a Real Madrid por la Liga de España. Entonces Gerardo Martino aprovechó la oportunidad para probar sin Messi ante un rival con ribetes de amateurismo como lo es la selección de El Salvador y fue Federico Mancuello el que selló un 2-0 con un tiro libre perfecto que decoró la victoria de una Selección que jugó a media máquina.
En Washington, en el estadio donde los Redskins de la capital estadounidense reciben a sus rivales por la NFL (la liga de fútbol americano), el Tata ubicó un 4-2-3-1 con varias novedades. Nahuel Guzmán se paró en el arco, la dupla de centrales la conformaron Mateo Musacchio y Ramiro Funes Mori -la sorpresa de la convocatoria-, y Lucas Orban el lateral izquierdo. Tampoco estuvo Javier Mascherano, el otro líder del equipo, y en el medio se repartieron funciones Ever Banega y Roberto Pereyra. Adelante, Ezequiel Lavezzi, Carlos Tevez, Angel Di María; y como único centrodelantero Gonzalo Higuaín.
A los 2, un córner que ejecutó Lavezzi y que Orban peinó en el primer palo casi abre el marcador con la entrada del Pipita por el segundo. Pero el frentazo -incómodo- del delantero del Napoli se fue desviado. No entró esa y no entró ninguna en un primer tiempo en el que Argentina chocó con un equipo que por momentos se paró 6-3-1, una verdadera pared en la puerta del área para custodiar al arquero Derby Carrillo.
El axioma futbolero moderno indica que "los arqueros son locos o... estúpidos", y el 22 en la espalda del salvadoreño daba pistas del grupo al que pertenece. Por momentos pareció descolocado, como perdido vagando por el área ante cada centro. Pero en los primeros 45 minutos el arquero se erigió como la gran figura del partido. A los 28, le ahogó el grito a Higuaín que enganchó de izquierda a derecha y sacó el remate al segundo palo. Y a los 39, se quedó con un tiro libre de Di María en las dos situaciones más claras que generó la Selección en una primera mitad sin brillo y con poca profundidad.
Como si hubiese jugado con el freno de mano puesto, Argentina salió a disputar el complemento a otro ritmo. Apenas peinó el acelerador el equipo de Martino y a los 5 minutos Tevez hacía levantar al público con un remate en el palo desde la puerta del área, después de un desborde de Di María por izquierda. Cuando se lo propuso, Argentina abrió el marcador. Como no pudo romper con el cerrojo salvadoreño, Banega le pegó desde afuera del área, el defensor Renderos desvió la trayectoria del balón y descolocó a Carrillo: 1-0 para la Selección.
Listo, entró el primero; entran todos. Argentina generó una situación tras otra, aunque nunca pudo dejar mano a mano a un delantero con Carrillo. A los 12, el arquero desvió un buen remate de Tevez al primer palo. Y a los 26, Musacchio llegó al área rival (El Salvador nunca pudo atacar) y se anticipó en el primer palo para meter un frentazo abajo que otra vez Carrillo despejó con un manotazo. Dos minutos más tarde, Federico Mancuello reemplazó a Di María y debutaba en la Selección. Al final sería determinante...
Argentina iba por más y chocaba. El Salvador apenas insinuaba, aunque por lo menos se había propuesto presionar en campo rival. La Selección no lo podía liquidar y el partido parecía un espejo del River-Juan Aurich en el Monumental, por la Copa Libertadores. Los remates de Lavezzi y Tevez por arriba del travesaño reforzaban la teoría.
Hasta que apareció Mancuello, el zurdo de Independiente tocado por la varita mágica de la buena fortuna. Despejó todas las dudas, hizo olvidar que Messi estaba en el banco tomando frío y en un tiro libre desde la derecha, casi sin ángulo, decoró el triunfo de la Selección con un golazo. Mancuello remató con chanfle, a colocar al segundo palo. La pelota viajó por encima de la cabeza del arquero y de un defensor que no llegó a despejar sobre la línea porque la pelota dibujó una parábola perfecta que se clavó en el ángulo y selló el 2-0. Un sueño hecho realidad.
El martes, en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, donde Messi brilló ante Brasil en un 4-3 inolvidable en la previa de los Juegos Olímpicos de Londres, la Selección tendrá su segunda prueba. Será ante Ecuador, un rival con otro peso, mundialista, rival en las Eliminatorias y en la Copa América. Una medida un poco más acorde a las expectativas de un equipo que se propuso ser campeón en Chile.