Las violaciones a la tregua merman la confianza en Ucrania
Novoamvrosiivke, AP
Equipados con cámaras y libretas, los equipos de observadores internacionales recorren con sus chaquetas azules el embarrado campo del este de Ucrania buscando lanzacohetes y artillería.
Su tarea es verificar si las tropas del gobierno y los rebeldes con apoyo ruso están retirando las armas pesadas del frente, cumpliendo con el acuerdo de alto el fuego de febrero. El éxito de la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa reduciría las posibilidades de que se reanuden los fuertes combates de un conflicto que ya dejó más de 6.000 muertos en un año.
Sin embargo, están apareciendo pruebas de que ambos bandos juegan al escondite con los observadores para hacerles perder el tiempo.
La desconfianza entre los dos rivales sigue siendo intensa, y hay una ansiedad latente sobre que pueda haber una nueva ofensiva a la vuelta de la esquina.
Un periodista de Associated Press vio el viernes dos tanques y dos armas con calibre de 120 milímetros trasladados hacia el frente en territorio rebelde, cerca de la ciudad de Donetsk, controlada por los separatistas. Dos días antes se vio a tropas ucranianas llevando un tanque y un arma de gran calibre en la localidad de Adviivka, que también está directamente en el frente.
Ninguna de esas armas debería estar allí.
Según el acuerdo de paz negociado laboriosamente entre los líderes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia, cualquier cosa con un calibre de 100 mm o superior debe retirarse entre 25 y 70 kilómetros (entre 15 y 45 millas) del frente.
La retirada comenzó la última semana de febrero y ambas partes dicen haber completado el proceso. Pero la OSCE dice que para asegurarse de que ese repliegue se produjo, debe saber cuántas armas tiene cada bando y dónde están almacenadas.
"Ambos bandos han proporcionado algo de información, pero aún necesitamos información importante", dijo el portavoz de la misión de observadores Michael Bociurkiw.
El viernes, un grupo de inspectores en territorio rebelde viajó desde Donetsk a Novoamvrosiivske, un pueblo cerca de la frontera rusa a donde periodistas de AP siguieron el 26 de febrero a cuatro camiones con lanzacohetes Grad, hasta una fábrica de cemento.
En esa misma fábrica, los observadores revisaron docenas de tanques, lanzacohetes y obuses, haciendo fotos y tomando notas. Allí donde se hubieran raspado los números de serie, se hacía una foto de esa falta de información.
En las zonas separatistas, los equipos de la OSCA tienen que pedir permiso con antelación para visitar las zonas que quieren revisar y viajan bajo supervisión de los combatientes rebeldes.
"Se han quejado de que en territorio ucraniano pueden moverse libremente", dijo un combatiente rebelde, que se identificó como mayor Yegorov, a la AP en Novoamvrosiivske. "Eso es verdad, pero en ese territorio no hay combates. La guerra es aquí, en el sureste. Así que los controlamos porque queremos darles seguridad".
No está claro hasta qué punto pueden los equipos de la OSCE decidir por sí mismos dónde inspeccionar.
En la carretera de vuelta a Donetsk tras su inspección en Novoamvrosiivske, huellas frescas en el asfalto en Makiivka, un suburbio de Donetsk, parecían indicar que un convoy de maquinaria pesada había pasado por allí desde la mañana. El equipo de la OSCE pasó de largo, pero un periodista de AP siguió las huellas para encontrar dos tanques en un convoy de varios vehículos que incluía cañones cargados en camionetas y transportes de tropas llenos de combatientes rebeldes.
Dos días antes, el miércoles, un soldado ucraniano dijo entre risas a un periodista de AP que un cañón que incumplía el acuerdo de paz y que se estaba trasladando hacia el frente tenía un "calibre de noventa y tantos milímetros". El arma tenía claramente más potencia que ésa.
En ocasiones, oficiales militares ucranianos han admitido que están evitando una retirada completa de armas pesadas, alegando que los rebeldes hacen lo mismo.
"No retiraremos todas nuestras armas, ya que no tenemos confirmación de que el enemigo esté haciendo lo mismo", afirmó el portavoz militar Andriy Lysenko a la prensa el 11 de marzo. "Sería un error, y criminal, dejar a nuestras tropas sin ninguna cobertura".
Las autoridades ucranianas han informado de fuego de artillería en enfrentamientos esporádicos en el frente. El jefe de policía de la región de Donetsk, Vyacheslav Abroskin, indicó que un residente de Adviivka murió el viernes después de un proyectil impactase contra una casa en la localidad.
Además, ningún bando está dispuesto a aceptar que los tanques queden dentro de la categoría de armas a retirar, aunque el alto el fuego establezca claramente su repliegue.
Los observadores se quejan todos los días de que no tienen libertad de movimiento. En ocasiones se les hace esperar en puntos de control, forzando retrasos, mientras que en los casos más extremos se les impide directamente llegar a su destino.
Incluso una breve espera incumple el proceso de verificación, señaló Bociurkiw.
"Cualquier retraso es inaceptable en nuestra opinión", dijo.
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Equipados con cámaras y libretas, los equipos de observadores internacionales recorren con sus chaquetas azules el embarrado campo del este de Ucrania buscando lanzacohetes y artillería.
Su tarea es verificar si las tropas del gobierno y los rebeldes con apoyo ruso están retirando las armas pesadas del frente, cumpliendo con el acuerdo de alto el fuego de febrero. El éxito de la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa reduciría las posibilidades de que se reanuden los fuertes combates de un conflicto que ya dejó más de 6.000 muertos en un año.
Sin embargo, están apareciendo pruebas de que ambos bandos juegan al escondite con los observadores para hacerles perder el tiempo.
La desconfianza entre los dos rivales sigue siendo intensa, y hay una ansiedad latente sobre que pueda haber una nueva ofensiva a la vuelta de la esquina.
Un periodista de Associated Press vio el viernes dos tanques y dos armas con calibre de 120 milímetros trasladados hacia el frente en territorio rebelde, cerca de la ciudad de Donetsk, controlada por los separatistas. Dos días antes se vio a tropas ucranianas llevando un tanque y un arma de gran calibre en la localidad de Adviivka, que también está directamente en el frente.
Ninguna de esas armas debería estar allí.
Según el acuerdo de paz negociado laboriosamente entre los líderes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia, cualquier cosa con un calibre de 100 mm o superior debe retirarse entre 25 y 70 kilómetros (entre 15 y 45 millas) del frente.
La retirada comenzó la última semana de febrero y ambas partes dicen haber completado el proceso. Pero la OSCE dice que para asegurarse de que ese repliegue se produjo, debe saber cuántas armas tiene cada bando y dónde están almacenadas.
"Ambos bandos han proporcionado algo de información, pero aún necesitamos información importante", dijo el portavoz de la misión de observadores Michael Bociurkiw.
El viernes, un grupo de inspectores en territorio rebelde viajó desde Donetsk a Novoamvrosiivske, un pueblo cerca de la frontera rusa a donde periodistas de AP siguieron el 26 de febrero a cuatro camiones con lanzacohetes Grad, hasta una fábrica de cemento.
En esa misma fábrica, los observadores revisaron docenas de tanques, lanzacohetes y obuses, haciendo fotos y tomando notas. Allí donde se hubieran raspado los números de serie, se hacía una foto de esa falta de información.
En las zonas separatistas, los equipos de la OSCA tienen que pedir permiso con antelación para visitar las zonas que quieren revisar y viajan bajo supervisión de los combatientes rebeldes.
"Se han quejado de que en territorio ucraniano pueden moverse libremente", dijo un combatiente rebelde, que se identificó como mayor Yegorov, a la AP en Novoamvrosiivske. "Eso es verdad, pero en ese territorio no hay combates. La guerra es aquí, en el sureste. Así que los controlamos porque queremos darles seguridad".
No está claro hasta qué punto pueden los equipos de la OSCE decidir por sí mismos dónde inspeccionar.
En la carretera de vuelta a Donetsk tras su inspección en Novoamvrosiivske, huellas frescas en el asfalto en Makiivka, un suburbio de Donetsk, parecían indicar que un convoy de maquinaria pesada había pasado por allí desde la mañana. El equipo de la OSCE pasó de largo, pero un periodista de AP siguió las huellas para encontrar dos tanques en un convoy de varios vehículos que incluía cañones cargados en camionetas y transportes de tropas llenos de combatientes rebeldes.
Dos días antes, el miércoles, un soldado ucraniano dijo entre risas a un periodista de AP que un cañón que incumplía el acuerdo de paz y que se estaba trasladando hacia el frente tenía un "calibre de noventa y tantos milímetros". El arma tenía claramente más potencia que ésa.
En ocasiones, oficiales militares ucranianos han admitido que están evitando una retirada completa de armas pesadas, alegando que los rebeldes hacen lo mismo.
"No retiraremos todas nuestras armas, ya que no tenemos confirmación de que el enemigo esté haciendo lo mismo", afirmó el portavoz militar Andriy Lysenko a la prensa el 11 de marzo. "Sería un error, y criminal, dejar a nuestras tropas sin ninguna cobertura".
Las autoridades ucranianas han informado de fuego de artillería en enfrentamientos esporádicos en el frente. El jefe de policía de la región de Donetsk, Vyacheslav Abroskin, indicó que un residente de Adviivka murió el viernes después de un proyectil impactase contra una casa en la localidad.
Además, ningún bando está dispuesto a aceptar que los tanques queden dentro de la categoría de armas a retirar, aunque el alto el fuego establezca claramente su repliegue.
Los observadores se quejan todos los días de que no tienen libertad de movimiento. En ocasiones se les hace esperar en puntos de control, forzando retrasos, mientras que en los casos más extremos se les impide directamente llegar a su destino.
Incluso una breve espera incumple el proceso de verificación, señaló Bociurkiw.
"Cualquier retraso es inaceptable en nuestra opinión", dijo.
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