Las monarquías del Golfo apuntalan al régimen de Al Sisi
El Gobierno egipcio obtiene inversiones y ayudas por 12.000 millones de euros
Ricard González
El Cairo, El País
Las petromonarquías del golfo Pérsico, que mantuvieron a flote a Egipto tras el golpe de Estado del verano de 2013, aportando a sus arcas más de 20.000 millones de euros, dieron este viernes otra fuerte muestra de apoyo al régimen de Abdelfatá al Sisi. En el primero de los tres días de la cumbre económica organizada por el Gobierno egipcio en Sharm el Sheij, Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos anunciaron ayudas por valor de casi 12.000 millones de euros, unos 4.000 millones cada uno, lo que deja al alcance de la mano el objetivo de El Cairo de recaudar unos 15.000 millones de euros entre inversiones y transferencias financieras.
El Gobierno no ha escatimado esfuerzos durante los últimos meses para conseguir el éxito de la cumbre celebrada bajo el título “El Egipto del futuro”. Además de atraer miles de millones en inversiones extranjeras a la maltrecha economía egipcia, el objetivo es escenificar la absolución definitiva por parte de la comunidad internacional del pecado original del régimen presidido por Al Sisi: su nacimiento tras un golpe de Estado contra el primer presidente electo en las urnas.
Al evento acuden más de 2.000 representantes de unos 110 países. Entre ellos, más de una treintena de jefes de Estado y directores generales de grandes multinacionales. La televisión egipcia no se cansó de ofrecer imágenes de la primera fila del auditorio, en la que estaban representadas todas las familias reales del golfo Pérsico, así como el rey Abdalá de Jordania, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
“Los países del Golfo saben que no pueden financiar ellos solos el desarrollo de Egipto. Y menos, tras la caída del precio del barril del petróleo. Por eso, con esta cumbre esperan abrir Egipto al capital privado internacional”, explica el analista Amr Adly, del Carnegie Center. Para ello, cuentan con el aval del FMI, que ha elogiado el programa de reformas económicas del Gobierno.
En su discurso de apertura, Al Sisi insistió una vez más en el mensaje que ha lanzado a Occidente durante los últimos meses, sobre todo después de la irrupción de la amenaza del autodenominado Estado Islámico (EI). “La estabilidad de Egipto es clave para la estabilidad de la región. Somos la primera línea de defensa de los peligros que la acechan”, dijo el presidente, recordando el compromiso de su país en la lucha contra el terrorismo. Sus palabras son una invitación a dejar de lado las continuas denuncias de las organizaciones de derechos humanos sobre la existencia de abusos sistemáticos en tribunales y cárceles.
El plan de consolidación del régimen se basa en dos pilares: sofocar la disidencia interna, asignatura en la que sus fuerzas de seguridad sobresalen, y un desarrollo acelerado que permita mejorar el nivel de vida del egipcio medio. Al Sisi concretó este segundo objetivo en dos parámetros: alcanzar un crecimiento medio del PIB de un 6% y reducir la tasa de paro a un 10% en los próximos cinco años. Su discurso no se dirigía solo a una audiencia internacional, sino también doméstica. No en vano, cerró su discurso repitiendo tres veces “Viva Egipto”.
Ricard González
El Cairo, El País
Las petromonarquías del golfo Pérsico, que mantuvieron a flote a Egipto tras el golpe de Estado del verano de 2013, aportando a sus arcas más de 20.000 millones de euros, dieron este viernes otra fuerte muestra de apoyo al régimen de Abdelfatá al Sisi. En el primero de los tres días de la cumbre económica organizada por el Gobierno egipcio en Sharm el Sheij, Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos anunciaron ayudas por valor de casi 12.000 millones de euros, unos 4.000 millones cada uno, lo que deja al alcance de la mano el objetivo de El Cairo de recaudar unos 15.000 millones de euros entre inversiones y transferencias financieras.
El Gobierno no ha escatimado esfuerzos durante los últimos meses para conseguir el éxito de la cumbre celebrada bajo el título “El Egipto del futuro”. Además de atraer miles de millones en inversiones extranjeras a la maltrecha economía egipcia, el objetivo es escenificar la absolución definitiva por parte de la comunidad internacional del pecado original del régimen presidido por Al Sisi: su nacimiento tras un golpe de Estado contra el primer presidente electo en las urnas.
Al evento acuden más de 2.000 representantes de unos 110 países. Entre ellos, más de una treintena de jefes de Estado y directores generales de grandes multinacionales. La televisión egipcia no se cansó de ofrecer imágenes de la primera fila del auditorio, en la que estaban representadas todas las familias reales del golfo Pérsico, así como el rey Abdalá de Jordania, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
“Los países del Golfo saben que no pueden financiar ellos solos el desarrollo de Egipto. Y menos, tras la caída del precio del barril del petróleo. Por eso, con esta cumbre esperan abrir Egipto al capital privado internacional”, explica el analista Amr Adly, del Carnegie Center. Para ello, cuentan con el aval del FMI, que ha elogiado el programa de reformas económicas del Gobierno.
En su discurso de apertura, Al Sisi insistió una vez más en el mensaje que ha lanzado a Occidente durante los últimos meses, sobre todo después de la irrupción de la amenaza del autodenominado Estado Islámico (EI). “La estabilidad de Egipto es clave para la estabilidad de la región. Somos la primera línea de defensa de los peligros que la acechan”, dijo el presidente, recordando el compromiso de su país en la lucha contra el terrorismo. Sus palabras son una invitación a dejar de lado las continuas denuncias de las organizaciones de derechos humanos sobre la existencia de abusos sistemáticos en tribunales y cárceles.
El plan de consolidación del régimen se basa en dos pilares: sofocar la disidencia interna, asignatura en la que sus fuerzas de seguridad sobresalen, y un desarrollo acelerado que permita mejorar el nivel de vida del egipcio medio. Al Sisi concretó este segundo objetivo en dos parámetros: alcanzar un crecimiento medio del PIB de un 6% y reducir la tasa de paro a un 10% en los próximos cinco años. Su discurso no se dirigía solo a una audiencia internacional, sino también doméstica. No en vano, cerró su discurso repitiendo tres veces “Viva Egipto”.