Fernando Alonso ante el abismo

Sepang, Marca
Afortunadamente para Fernando Alonso, a partir del viernes tendrá que lidiar sólo con un abismo deportivo, un desafío sobre la pista y no sobre un escáner médico. No llevará el mejor monoplaza en Sepang, pero llevará un coche y no un simulador. Las reuniones serán tensas en el box, pero no por videoconferencia desde Oviedo y Dubái.


La sonrisa de debutante, que es la mejor noticia, ayudará a suavizar la realidad, que es dura. Porque ahora tiene ante sí, en su gran premio fetiche -donde ha ganado con tres coches distintos- un escenario boca abajo, un panorama más propio de 2001, cuando arrancó con Minardi.

El abismo es el de pelear por no salir último o por no llegar último. Hasta que Honda no dé con la tecla de su unidad de potencia y no empuje a ese McLaren hasta donde debería estar, la lucha de Alonso y Button será al fondo de la parrilla. Jenson viene de Melbourne, donde terminó último y doblado dos veces por Mercedes. A tres minutos, en meta, de los campeones. Hasta el Toro Rosso de Sainz les dobló una vez.

Último, con Minardi
Fernando no ha sufrido muchas veces el lastre de salir último, ni siquiera en la era Minardi, y siempre hubo algún elemento discordante. Solía superar a su compañero de equipo, e incluso a los Benetton. En Canadá ocupó por primera vez en F1 la posición 22 de 22, aunque su crono fue el 21º. El retraso llegó por una sanción al estar el morro a menor altura de lo legal. En carrera en apenas una vuelta ya había superado a Burti.

En ese mismo 2001, también salió último en Inglaterra, ya que su compañero, Tarso Marques, ni fue capaz de clasificarse. Allí saboreó lo que supone acabar ultimo, al igual que en Alemania (aunque 10º) e Italia (13º).

En cuanto llegó a Renault en 2003, las ocasiones de verle al fondo de la parrilla hay que buscarlas con lupa. Ese año de su primera victoria y ya un buen monoplaza, salió desde el pit lane en Austria, tras su primer error de pilotaje peleando por la pole, aunque quedó por delante de Verstappen, el de antes, o sea Jos, el padre de Max. Igualmente partió último en parrilla en Italia, aunque con Fisichella más atrás también desde el pit. Desde entonces hay que saltar a 2010, a Mónaco, cuando no pudo calificar al romper el chasis. Y ahí acaba la historia. En carrera, desde 2001, nunca ha cerrado la clasificación.


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