Estado Islámico decapita a guardas en Libia
Trípoli, AP
Insurgentes de una filial libia del grupo Estado Islámico decapitaron a ocho guardias tras tomar por asalto un yacimiento petrolero y secuestraron a nueve extranjeros, entre ellos cuatro filipinos, dijeron funcionarios el lunes.
El ataque del viernes al yacimiento petrolero al-Ghani, cerca de la ciudad de Zalla, unos 750 kilómetros al sureste de Trípoli, fue parte de una campaña feroz de Estado Islámico contra la infraestructura petrolera libia.
Debido a los ataques de las últimas semanas, Libia ha declarado que 11 yacimientos —incluido al-Ghani— no pueden operar e invocado una cláusula de fuerza mayor que exime al estado de ciertas obligaciones contractuales.
El vocero militar Ahmed al-Mesmari advirtió el lunes que el objetivo a largo plazo del grupo es apoderarse de la industria petrolera libia. "Este es el salvavidas del pueblo libio", dijo y añadió que semejante pérdida tendría consecuencias nefastas.
Durante el ataque a al-Ghani, un empleado observó las decapitaciones y luego falleció de un ataque al corazón, dijo al Mesmari.
No dio detalles sobre como supo el ejército de las decapitaciones, pero quienes actúan como guardas en las instalaciones petrolíferas están estrechamente vinculados a los militares libios, que responden al gobierno establecido en el este del país, una de las dos facciones rivales que controlan la nación.
Autoridades de Filipinas confirmaron que cuatro de sus ciudadanos fueron secuestrados durante el ataque del viernes. También fueron secuestrados un austríaco, un checo, un bengalí, un ghanés y uno no identificado.
El vocero del Departamento de Asuntos Exteriores, Charles Jose, dijo que Manila colaboraba con el empleador de los nueve, la empresa austríaca VAOS Oil Service, el gobierno libio y las embajadas correspondientes.
El incidente eleva a siete el número de filipinos desaparecidos en Libia. Otros tres fueron secuestrados de un yacimiento petrolero el 3 de febrero y se desconoce su paradero.
Jose exhortó a los 4.000 filipinos en Libia a que se comuniquen con la embajada y aprovechen el programa de repatriación del gobierno, que les paga el pasaje de regreso.
Insurgentes de una filial libia del grupo Estado Islámico decapitaron a ocho guardias tras tomar por asalto un yacimiento petrolero y secuestraron a nueve extranjeros, entre ellos cuatro filipinos, dijeron funcionarios el lunes.
El ataque del viernes al yacimiento petrolero al-Ghani, cerca de la ciudad de Zalla, unos 750 kilómetros al sureste de Trípoli, fue parte de una campaña feroz de Estado Islámico contra la infraestructura petrolera libia.
Debido a los ataques de las últimas semanas, Libia ha declarado que 11 yacimientos —incluido al-Ghani— no pueden operar e invocado una cláusula de fuerza mayor que exime al estado de ciertas obligaciones contractuales.
El vocero militar Ahmed al-Mesmari advirtió el lunes que el objetivo a largo plazo del grupo es apoderarse de la industria petrolera libia. "Este es el salvavidas del pueblo libio", dijo y añadió que semejante pérdida tendría consecuencias nefastas.
Durante el ataque a al-Ghani, un empleado observó las decapitaciones y luego falleció de un ataque al corazón, dijo al Mesmari.
No dio detalles sobre como supo el ejército de las decapitaciones, pero quienes actúan como guardas en las instalaciones petrolíferas están estrechamente vinculados a los militares libios, que responden al gobierno establecido en el este del país, una de las dos facciones rivales que controlan la nación.
Autoridades de Filipinas confirmaron que cuatro de sus ciudadanos fueron secuestrados durante el ataque del viernes. También fueron secuestrados un austríaco, un checo, un bengalí, un ghanés y uno no identificado.
El vocero del Departamento de Asuntos Exteriores, Charles Jose, dijo que Manila colaboraba con el empleador de los nueve, la empresa austríaca VAOS Oil Service, el gobierno libio y las embajadas correspondientes.
El incidente eleva a siete el número de filipinos desaparecidos en Libia. Otros tres fueron secuestrados de un yacimiento petrolero el 3 de febrero y se desconoce su paradero.
Jose exhortó a los 4.000 filipinos en Libia a que se comuniquen con la embajada y aprovechen el programa de repatriación del gobierno, que les paga el pasaje de regreso.