Espanyol-Atlético (0-0): Miranda y Casilla dejan cuarto al Atlético
Madrid, As
El Atleti se dejó el tercer puesto en un partido charlotesco en el que él asumió casi todo el protagonismo, bueno y malo, mientras el Espanyol se limitaba a mirar el extraño espectáculo. Y en los ratos que los del Cholo fueron el buen doctor Jekyll y no el destructivo míster Hyde apareció Casilla, gran portero, que respondió a su tremendo fallo en la jornada pasada con una exhibición. Carácter y fiabilidad. La que le faltó a Miranda, que lleva desde verano con la cabeza en otra parte y dejó a su equipo con diez antes del descanso por una barbaridad innecesaria. Veremos si tan dañina roja hace reaccionar a Simeone: pese a su empeño, le están fallando los pretorianos (Miranda, Gabi, Raúl García...) y vivir del (glorioso) pasado reciente es demasiado riesgo con tanto en juego. La Champions, ésta y la que viene, se juega ahora y varios pilares ya no sostienen.
Tras un apretón de manos entre capitanes imputados (Sergio García y Gabi) digno de La Escopeta Nacional, el Atleti dio sensación durante media hora de haber superado su crisis de identidad. Salió mandón como hace tiempo que no se le veía, con Griezmann dando luz a un Cornellà extrañamente apagado y Tiago luciendo galones. Torres, de nuevo titular por el castigado (ahora por las tarjetas y no por Simeone) Mandzukic, exhibía su primaveral estado físico: rápido y constante; pero el gol sigue sin hacerle un guiño en la Liga. Esta vez lo impidió Casilla con una palomita de las necesarias, de esas en las que no hay tiempo de sonreír a cámara, que frustró un magnífico cabezazo del Niño tras falta sacada por Koke a los 11 minutos. Como los rojiblancos parecen haberse reconciliado con el balón parado, Koke a punto estuvo de marcar en el córner consiguiente. Y poco después fue Gabi el que voleó a las manos del portero una jugada ensayada.
El Espanyol, mientras, seguía en su depresión post-Copa. Hacía faltas, por hacer algo, y esperaba algún fogonazo aislado de sus dos estupendos delanteros. Y a punto estuvo de llegar a los 21’, cuando Tiago tuvo que corregir un error de Juanfran y evitar que, en un cuatro contra uno, ganase el uno: Sergio García, que vale por varios.
Aún tuvo otra clara el Atleti antes de que el cielo se derrumbase sobre su cabeza, pero Griezmann no vio el pase a Torres en una contra clara y su remate se marchó fuera. Y entonces Miranda cambió el escenario con una tontería criminal. Acudió como un caballo desbocado a un salto en campo contrario, llegó tarde, sacó el codo y fulminó al indefenso Abraham. Roja clara, peligrosa, innecesaria y que convierte la suplencia de Giménez en uno de los misterios del curso.
Simeone no esperó el minuto que quedaba hasta el descanso para enviar un mensaje conservador a sus jugadores y quitó a Torres. Pero ni con uno más el Espanyol recobró la valentía y, a los 50’, fue Griezmann el que marcó justo después de que el árbitro pitase falta de Godín por saltar más que el defensa. Debe ser una norma nueva.
En el 66’, Simeone asumió al fin que Gabi lleva meses sin ser él y le sustituyó por Arda. Al rato, sin que el Espanyol diera ni un susto y después de que Casilla hiciera la parada de la tarde en un mano a mano con Raúl García (que ya no justifica con goles tantos minutos), el Cholo generó asombro con una decisión extraña si quieres ganar: quitar a Griezmann. En el último instante, Arda casi convierte todo en un mal sueño, pero apareció Casilla para dejar al Atleti cuarto y en un mar de dudas. Los pretorianos titubean y necesita héroes nuevos.
El Atleti se dejó el tercer puesto en un partido charlotesco en el que él asumió casi todo el protagonismo, bueno y malo, mientras el Espanyol se limitaba a mirar el extraño espectáculo. Y en los ratos que los del Cholo fueron el buen doctor Jekyll y no el destructivo míster Hyde apareció Casilla, gran portero, que respondió a su tremendo fallo en la jornada pasada con una exhibición. Carácter y fiabilidad. La que le faltó a Miranda, que lleva desde verano con la cabeza en otra parte y dejó a su equipo con diez antes del descanso por una barbaridad innecesaria. Veremos si tan dañina roja hace reaccionar a Simeone: pese a su empeño, le están fallando los pretorianos (Miranda, Gabi, Raúl García...) y vivir del (glorioso) pasado reciente es demasiado riesgo con tanto en juego. La Champions, ésta y la que viene, se juega ahora y varios pilares ya no sostienen.
Tras un apretón de manos entre capitanes imputados (Sergio García y Gabi) digno de La Escopeta Nacional, el Atleti dio sensación durante media hora de haber superado su crisis de identidad. Salió mandón como hace tiempo que no se le veía, con Griezmann dando luz a un Cornellà extrañamente apagado y Tiago luciendo galones. Torres, de nuevo titular por el castigado (ahora por las tarjetas y no por Simeone) Mandzukic, exhibía su primaveral estado físico: rápido y constante; pero el gol sigue sin hacerle un guiño en la Liga. Esta vez lo impidió Casilla con una palomita de las necesarias, de esas en las que no hay tiempo de sonreír a cámara, que frustró un magnífico cabezazo del Niño tras falta sacada por Koke a los 11 minutos. Como los rojiblancos parecen haberse reconciliado con el balón parado, Koke a punto estuvo de marcar en el córner consiguiente. Y poco después fue Gabi el que voleó a las manos del portero una jugada ensayada.
El Espanyol, mientras, seguía en su depresión post-Copa. Hacía faltas, por hacer algo, y esperaba algún fogonazo aislado de sus dos estupendos delanteros. Y a punto estuvo de llegar a los 21’, cuando Tiago tuvo que corregir un error de Juanfran y evitar que, en un cuatro contra uno, ganase el uno: Sergio García, que vale por varios.
Aún tuvo otra clara el Atleti antes de que el cielo se derrumbase sobre su cabeza, pero Griezmann no vio el pase a Torres en una contra clara y su remate se marchó fuera. Y entonces Miranda cambió el escenario con una tontería criminal. Acudió como un caballo desbocado a un salto en campo contrario, llegó tarde, sacó el codo y fulminó al indefenso Abraham. Roja clara, peligrosa, innecesaria y que convierte la suplencia de Giménez en uno de los misterios del curso.
Simeone no esperó el minuto que quedaba hasta el descanso para enviar un mensaje conservador a sus jugadores y quitó a Torres. Pero ni con uno más el Espanyol recobró la valentía y, a los 50’, fue Griezmann el que marcó justo después de que el árbitro pitase falta de Godín por saltar más que el defensa. Debe ser una norma nueva.
En el 66’, Simeone asumió al fin que Gabi lleva meses sin ser él y le sustituyó por Arda. Al rato, sin que el Espanyol diera ni un susto y después de que Casilla hiciera la parada de la tarde en un mano a mano con Raúl García (que ya no justifica con goles tantos minutos), el Cholo generó asombro con una decisión extraña si quieres ganar: quitar a Griezmann. En el último instante, Arda casi convierte todo en un mal sueño, pero apareció Casilla para dejar al Atleti cuarto y en un mar de dudas. Los pretorianos titubean y necesita héroes nuevos.