El Valencia acecha al Atlético

Valencia, As
El Valencia cumplió en Mestalla. Los de Nuno suman un punto menos que el Atlético de Madrid (53), al que visitarán la próxima semana. Dos goles de Piatti, un futbolista que en un año ha pasado de ver cómo le quitaban el dorsal a ser uno de los artífices del resurgir del Valencia en la zona noble de la clasificación, le han dado a los de Nuno una nueva victoria en su feudo, donde cada vez se sienten más inexpugnables (seis victorias consecutivas y solo una derrota en todo el año) y donde de nuevo se ha registrado una de las mejores entradas de la temporada. Más de 48.000 personas. Está claro que al valencianismo le va lo del "caloret" del mediodía.


La mañana, todo sea dicho, comenzó con un despiste de Mustafi que Agirretxe apunto estuvo de convertilo en pifia. Mejor dicho, Diego Alves evitó con su rápida salida que el alemán se lamentara de un mal pase hacia atrás de cabeza en el área. Pero susto aparte, fue el Valencia el que poco a poco fue haciéndose con el control de la pelota y del juego. Por las bandas con Feghouli, Piatti y Gayà, por el interior con Parejo. Pero sobre todo con un Enzo Pérez solidario y participativo. Pese a ese dominio, como en partidos anteriores, Negredo era la viva imagen de la desesperación. Principalmente en dos acciones en las que Feghouli optó por disparar en lugar de asistirle al delantero madrileño.

Aún así, los de Nuno dispusieron de tres claras ocasiones tras acciones a balón parado, además de reclamar un penalti que no era. La lástima para ellos es que el balón cayó en los pies de Mustafi y Otamendi y no en los de cualquiera de los hombres ofensivos blanquinegros. Y la suerte para la Real, la presencia de Rulli bajo palos. De ese asedio blanquinegro se liberaron los de Moyes como mandan los cánones, con un contragolpe que terminó en los pies de Xabi Prieto y que no fue gol porque Mustafi estuvo atento al corte. Ese enseñar las orejas de la Real hizo que el partido entrara en la recta final de la primera mitad en una fase de posesiones más equilibradas, en la que Canales (silbado todo la mañana) y Granero aparecieron más y Parejo, Feghouli y Piatti, un poco menos.

La segunda mitad arrancó con dos cambios forzados. Otamendi se marchó con el tobillo dolorido por Orbán y Hervías entró por un Canales que andaba renqueante desde hacía varias semanas. Y fue la Real quien más notó la ausencia de su tocado. Sin las diagonales del cántabro, la Real se quedó sin chicle con el que estirar el campo y para colmo de sus males en el minuto 52 Iñigo contribuyó, lógicamente sin querer, para que Piatti abriera el marcador y encarrilada el encuentro. Fue tras un centro de Parejo que remató el argentino y desvió el central, dejando a Rulli descolocado. Si los rostros de los donostiarras evidenciaban que ese gol era para ellos como una montaña, a los tres minutos se dieron cuenta que lo que tenían enfrente era el Everest. De nuevo Piatti, esta vez tras asistencia de Feghouli (uno que quiere ganarse la renovación en el campo), batió a Rulli y ahí terminó el partido en su concepto de lucha entre dos equipos por los puntos en juego. La Real no dio síntoma alguno de remontar como le hiciera hace siete días al Sevilla y los de Moyes se despiden en Mestalla de cualquier sueño de pelear por cotas mayores que mantener la categoría sin sufrimientos.

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