El grupo EI estrecha su control sobre los vecinos de Mosul

Bagdad, AP
Liberarse del grupo Estado Islámico tiene un alto precio, como descubrió hace poco una pareja recién casas. Deseosos de vivir una vida normal, lejos del autoritarismo del califato diseñado por los milicianos, los jóvenes buscan formas de eludir las nuevas tasas de salida impuestas por los extremistas y escapar de Mosul, controlada por el grupo armado.


"La vida es insoportable con esa gente", dijo el marido, hablando bajo condición de anonimato por temor a represalias. "¿De verdad quieren que entregue la casa que mi padre pasó años construyendo a un afgano o un checheno o a un aldeano iraquí para poder marcharme? Están soñando".

Temiendo que la ciudad se quede sin civiles, o que los residentes que huyen puedan unirse a la lucha en su contra, los extremistas de Estado Islámico están aplicando duras medidas para impedir que la gente abandone su territorio.

Varios residentes, que hablaron con Associated Press por teléfono bajo condición de anonimato para garantizar su seguridad, dijeron que cualquiera que quiera marcharse debe entregar el título de propiedad de la vivienda familiar, o del auto si vale más de 20.000 dólares, si quieren permiso para ausentarse más de dos semanas. Si no regresan en ese margen, su propiedad se confisca.

"Nos gobierna gente malvada y sin escrúpulos", dijo el recién casado de 29 años, que se quedó en la ciudad para proteger la casa de su familia. La mayor parte de su familia huyó el pasado junio, cuando EI tomó Mosul en una impactante ofensiva relámpago.

La pareja se casó este año y ya está pensando en marcharse, pero se ve atrapada por las nuevas restricciones impuestas de forma gradual desde octubre.

El grupo Estado Islámico, que ahora controla en torno a un tercio de Siria e Irak, prohibió primero la marcha de todos los policías y militares por miedo a que se unieran a la lucha contra la milicia. Después se ampliaron las restricciones para que sólo pasaran los pacientes con urgencias médicas o jubilados que necesitaran cobrar sus pensiones fuera de la ciudad. A finales de febrero se introdujo la norma sobre la entrega de los títulos de viviendas y vehículos.

Los residentes de Mosul siguen con gran interés la ofensiva emprendida por el ejército iraquí y milicianos chiís para recuperar Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein, situada unos 200 kilómetros (124 millas) al sureste de Mosul. La toma de Tikrit está considerada como una prueba crucial para las pruebas iraquíes y un paso hacia la futura reconquista de Mosul.

Las tropas iraquíes entraron en Tikrit el miércoles desde el norte y el sur, y para el jueves estaban avanzando en dos frentes en la ciudad y esperaban llegar al centro en tres o cuatro días, según los mandos en el frente.

Mientras, en Mosul —la segunda ciudad más grande del país— muchos temen que no tengan más opciones que aguantar el régimen del grupo Estado Islámico.

"No puedo irme de aquí con mi familia porque no otra forma de ganarme la vida", dijo un vecino con cuatro hijos que vende cosméticos. "Cada día, cuando llego a casa, cierro con llave la puerta de la casa".

Reacia a entregar el título de la casa familiar de él, la joven pareja de Mosul encontró un taxista que hace de contrabandista sacando a vecinos de la ciudad. Pero ellos, ambos funcionarios, no pudieron pagar su precio de 20.000 dólares.

Atrapados en su ciudad natal, se asfixian bajo la dura interpretación de la ley islámica que impone la milicia. La esposa, de 22 años, debe ir cubierta de la cabeza a los pies con un niqab. Cuando salen en público, tienen que mostrar constantemente pruebas de que están casados en puntos de control.

"Estoy harta. Quiero vivir una vida normal con mi esposo en la que pueda salir con él en cualquier momento sin preocuparme de nuestra seguridad, los documentos de matrimonio e incluso sin que me moleste el niqab cuando como en un restaurante", dijo.

Ahora buscan un contrabandista más asequible, señalando que lo máximo que pueden permitirse son 5.000 dólares.

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