El cambio climático: compromiso europeo y soluciones locales
Durante la reunión en París nos comprometemos a ir más allá en nuestros planes
El País
El cambio climático es global, pero las soluciones son, ante todo, locales. Dado que las grandes ciudades están en la intersección de estos dos niveles, se encuentran en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático. Por esta razón, nosotros, las capitales y grandes ciudades europeas, que representamos a más de 60 millones de habitantes y contamos con una significativa capacidad de inversión (2.000 billones de euros de PIB), hemos decidido unir nuestros esfuerzos y fortalecer los instrumentos que nos conducirán hacia la transición energética y medioambiental.
Estamos haciendo frente a las causas principales de los gases de efecto invernadero: los transportes contaminantes y los edificios viejos y/o con un aislamiento térmico y unas instalaciones energéticas deficientes. En paralelo, estamos promoviendo proyectos ambiciosos como controlar la expansión urbana, (re)introducir la naturaleza y la biodiversidad en nuestras ciudades, mejorar el reciclaje, luchar contra los residuos, desarrollar una economía circular, hacer del transporte público una prioridad, aumentar la movilidad eléctrica, renovar los edificios y mejorar la eficiencia energética. La creación de empleo y la búsqueda de acuerdos con territorios rurales vecinos suponen un desafío clave para el éxito. Durante esta reunión en París, el 26 de marzo de 2015, nos comprometemos a ir más allá en nuestros respectivos planes climáticos.
El segundo nivel de acción es el nivel europeo. Ha llegado ya el momento de que las capitales y las grandes ciudades europeas unan sus fuerzas para atajar el cambio climático. Esto exige un diálogo más cercano entre ciudades, a través de un intercambio de experiencias y buenas prácticas más regular. La diplomacia europea de las ciudades, respetuosa con la diversidad de territorios y culturas locales, tiene el propósito de ir creciendo de forma rápida y sostenida. Dentro de la Unión Europea, debe conseguir un mejor apoyo del Parlamento Europeo y de la Comisión, y debería recibir financiación europea directa.
Tenemos que avanzar aún más promoviendo la coordinación de inversiones públicas voluntarias. En conjunto, el volumen de contratación pública de las grandes ciudades europeas es muy considerable, alcanzando unos 10 billones de euros al año. Esto produce un efecto de asimilación sobre el sector privado, que a menudo alinea sus propias exigencias con las del sector público. Estas inversiones deberían concentrarse en los sectores verdes de la economía y en industrias bajas en carbono (modernización de herramientas de producción e innovación) y en servicios. Esta es la iniciativa que presentaremos este jueves en París: luchamos por coordinar nuestras contrataciones públicas para generar una oferta más ecológica. La Europa de las ciudades tomará forma a través de este enfoque audaz y basado en la colaboración.
Por último, debemos comprometernos más a nivel global. Los esfuerzos que estamos haciendo, las políticas que estamos llevando a cabo en nuestras ciudades, deben contribuir a la adopción de un acuerdo global sobre el clima. Tenemos que construir sobre la base de nuestras redes de ciudades y gobiernos locales involucrados en la acción sobre el clima para crear una nueva gobernanza global.
Desde la cumbre del clima de Río de Janeiro en 1992, hace 23 años, Naciones Unidas ha estado intentando conseguir un consenso internacional sobre el problema del cambio climático, mientras sus efectos seguían empeorando. Hoy ya no nos queda alternativa. La próxima cumbre del clima, en París en diciembre de 2015, tiene que demostrar que somos plenamente conscientes de lo que está en juego. Las grandes ciudades europeas están actuando ya, proponiendo soluciones locales para atajar el cambio climático.
Hoy nos uniremos a otras ciudades de todo el planeta, de América del Norte y del Sur, de África, de Asia, que ponen en marcha innovadoras soluciones locales. Juntas, gracias a las ciudades unidas en red, y en colaboración con ciudadanos, ONG, la comunidad científica, emprendedores y empresas, marcaremos la diferencia.
Puesto que las ciudades se cuentan entre los factores que más contribuyen al cambio climático, es nuestro deber encontrar caminos viables para nuestro futuro. Esta es la medida completa de la sinergia entre los alcaldes que están decididos a compartir a nivel global las soluciones que han encontrado a nivel local.
Firman este manifiesto los siguientes alcaldes: Anne Hidalgo (París), Michael Häupl (Viena), Yvan Mayeur (Bruselas), Jordanka Fandakova (Sofía), Constantinos Yiorkadjis (Nicosia), Frank Jensen (Copenhague), Jussi Pajunen (Helsinki), Alain Juppé (Burdeos), Yiorgos Kaminis (Atenas), István Tarlós (Budapest), Christy Burke (Dublín), Giuliano Pisapia (Milán), Ignazio Marino (Roma), Artüras Zuokas (Vilna), Antonio Costa (Lisboa), Sorin Oprescu (Bucarest), Boris Johnson (Londres), Zoran Jankovi (Liubliana), Karin Wanngård (Estocolmo), Sami Kanaan (Ginebra), Ana María Botella Serrano (Madrid), Alexiei Dingli (La Valeta), Dario Nardella (Florencia), Edgar Savisaar (Tallín), Gérard Collomb (Lyon) y Roland Ries (Estrasburgo).
El País
El cambio climático es global, pero las soluciones son, ante todo, locales. Dado que las grandes ciudades están en la intersección de estos dos niveles, se encuentran en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático. Por esta razón, nosotros, las capitales y grandes ciudades europeas, que representamos a más de 60 millones de habitantes y contamos con una significativa capacidad de inversión (2.000 billones de euros de PIB), hemos decidido unir nuestros esfuerzos y fortalecer los instrumentos que nos conducirán hacia la transición energética y medioambiental.
Estamos haciendo frente a las causas principales de los gases de efecto invernadero: los transportes contaminantes y los edificios viejos y/o con un aislamiento térmico y unas instalaciones energéticas deficientes. En paralelo, estamos promoviendo proyectos ambiciosos como controlar la expansión urbana, (re)introducir la naturaleza y la biodiversidad en nuestras ciudades, mejorar el reciclaje, luchar contra los residuos, desarrollar una economía circular, hacer del transporte público una prioridad, aumentar la movilidad eléctrica, renovar los edificios y mejorar la eficiencia energética. La creación de empleo y la búsqueda de acuerdos con territorios rurales vecinos suponen un desafío clave para el éxito. Durante esta reunión en París, el 26 de marzo de 2015, nos comprometemos a ir más allá en nuestros respectivos planes climáticos.
El segundo nivel de acción es el nivel europeo. Ha llegado ya el momento de que las capitales y las grandes ciudades europeas unan sus fuerzas para atajar el cambio climático. Esto exige un diálogo más cercano entre ciudades, a través de un intercambio de experiencias y buenas prácticas más regular. La diplomacia europea de las ciudades, respetuosa con la diversidad de territorios y culturas locales, tiene el propósito de ir creciendo de forma rápida y sostenida. Dentro de la Unión Europea, debe conseguir un mejor apoyo del Parlamento Europeo y de la Comisión, y debería recibir financiación europea directa.
Tenemos que avanzar aún más promoviendo la coordinación de inversiones públicas voluntarias. En conjunto, el volumen de contratación pública de las grandes ciudades europeas es muy considerable, alcanzando unos 10 billones de euros al año. Esto produce un efecto de asimilación sobre el sector privado, que a menudo alinea sus propias exigencias con las del sector público. Estas inversiones deberían concentrarse en los sectores verdes de la economía y en industrias bajas en carbono (modernización de herramientas de producción e innovación) y en servicios. Esta es la iniciativa que presentaremos este jueves en París: luchamos por coordinar nuestras contrataciones públicas para generar una oferta más ecológica. La Europa de las ciudades tomará forma a través de este enfoque audaz y basado en la colaboración.
Por último, debemos comprometernos más a nivel global. Los esfuerzos que estamos haciendo, las políticas que estamos llevando a cabo en nuestras ciudades, deben contribuir a la adopción de un acuerdo global sobre el clima. Tenemos que construir sobre la base de nuestras redes de ciudades y gobiernos locales involucrados en la acción sobre el clima para crear una nueva gobernanza global.
Desde la cumbre del clima de Río de Janeiro en 1992, hace 23 años, Naciones Unidas ha estado intentando conseguir un consenso internacional sobre el problema del cambio climático, mientras sus efectos seguían empeorando. Hoy ya no nos queda alternativa. La próxima cumbre del clima, en París en diciembre de 2015, tiene que demostrar que somos plenamente conscientes de lo que está en juego. Las grandes ciudades europeas están actuando ya, proponiendo soluciones locales para atajar el cambio climático.
Hoy nos uniremos a otras ciudades de todo el planeta, de América del Norte y del Sur, de África, de Asia, que ponen en marcha innovadoras soluciones locales. Juntas, gracias a las ciudades unidas en red, y en colaboración con ciudadanos, ONG, la comunidad científica, emprendedores y empresas, marcaremos la diferencia.
Puesto que las ciudades se cuentan entre los factores que más contribuyen al cambio climático, es nuestro deber encontrar caminos viables para nuestro futuro. Esta es la medida completa de la sinergia entre los alcaldes que están decididos a compartir a nivel global las soluciones que han encontrado a nivel local.
Firman este manifiesto los siguientes alcaldes: Anne Hidalgo (París), Michael Häupl (Viena), Yvan Mayeur (Bruselas), Jordanka Fandakova (Sofía), Constantinos Yiorkadjis (Nicosia), Frank Jensen (Copenhague), Jussi Pajunen (Helsinki), Alain Juppé (Burdeos), Yiorgos Kaminis (Atenas), István Tarlós (Budapest), Christy Burke (Dublín), Giuliano Pisapia (Milán), Ignazio Marino (Roma), Artüras Zuokas (Vilna), Antonio Costa (Lisboa), Sorin Oprescu (Bucarest), Boris Johnson (Londres), Zoran Jankovi (Liubliana), Karin Wanngård (Estocolmo), Sami Kanaan (Ginebra), Ana María Botella Serrano (Madrid), Alexiei Dingli (La Valeta), Dario Nardella (Florencia), Edgar Savisaar (Tallín), Gérard Collomb (Lyon) y Roland Ries (Estrasburgo).