El Barcelona se obsesiona con el Clásico que se jugará en su casa
Barcelona, As
El Barcelona ha cambiado el humor gracias al Villarreal. Hace tres días, el conjunto culé vivía a expensas de lo que hiciera el Madrid y ahora, tras el empate del equipo castellonense en el Bernabéu, se ve dependiendo de sí mismo para lograr la Liga. Y dentro de tres jornadas, el Barça recibirá al Madrid en el Camp Nou. El momento del ‘sorpasso’ está marcado: si el Barça hace los deberes en las próximas jornadas, el asalto al liderato estará en su mano el 22 de marzo en el Camp Nou a las 21.00 horas. Ese es el día que tiene marcado el equipo de Luis Enrique para dar el golpe. No obstante, para llevarlo a cabo es consciente de que quedan dos exámenes por aprobar.
Antes de recibir al Madrid en el Camp Nou, el Barcelona debe de ganar dos partidos si quiere llegar con opciones de asaltar el liderato. El primero es ante el Rayo Vallecano el próximo domingo a las doce del mediodía y el siguiente, ante el Eibar el sábado 14 a las seis de la tarde. Dos encuentros que se vislumbran accesibles, pero que tienen el morbo añadido de que hay que gestionar las amonestaciones para llegar limpios al duelo contra el Madrid. Neymar ya se limpió de la quinta tarjeta contra el Granada. Quedan Busquets y Jordi Alba, pendientes de una cartulina para poder jugar el Clásico. Ambos están a una amonestación de perderse un partido.
Si por un casual no la vieran ante el Rayo el domingo (sería mucha coincidencia), ninguno de los dos jugaría ante el Eibar para reservarles de cara al enfrentamiento contra el Madrid.
El Barcelona ha visto cómo de golpe y porrazo la frustración de hacer grandes partidos, encadenar once victorias seguidas y jugar mejor que el eterno rival da sus frutos en el momento menos pensado. El Madrid había surfeado sobre la ola en la que coincidió el buen juego del Barça y su derrota humillante ante el Atlético con una fórmula matemática que le mantenía lejos de los catalanes. Pero cuando el equipo de Luis Enrique gripó, el Madrid se atrancó en un bache una semana después.
Como resultado de este 2015 convulso, que empezó con la derrota del Barça en Anoeta y, de momento, acaba con el empate del Madrid ante el Villarreal, está el horizonte de un Clásico que puede decidir la Liga.
El Barcelona ha cambiado el humor gracias al Villarreal. Hace tres días, el conjunto culé vivía a expensas de lo que hiciera el Madrid y ahora, tras el empate del equipo castellonense en el Bernabéu, se ve dependiendo de sí mismo para lograr la Liga. Y dentro de tres jornadas, el Barça recibirá al Madrid en el Camp Nou. El momento del ‘sorpasso’ está marcado: si el Barça hace los deberes en las próximas jornadas, el asalto al liderato estará en su mano el 22 de marzo en el Camp Nou a las 21.00 horas. Ese es el día que tiene marcado el equipo de Luis Enrique para dar el golpe. No obstante, para llevarlo a cabo es consciente de que quedan dos exámenes por aprobar.
Antes de recibir al Madrid en el Camp Nou, el Barcelona debe de ganar dos partidos si quiere llegar con opciones de asaltar el liderato. El primero es ante el Rayo Vallecano el próximo domingo a las doce del mediodía y el siguiente, ante el Eibar el sábado 14 a las seis de la tarde. Dos encuentros que se vislumbran accesibles, pero que tienen el morbo añadido de que hay que gestionar las amonestaciones para llegar limpios al duelo contra el Madrid. Neymar ya se limpió de la quinta tarjeta contra el Granada. Quedan Busquets y Jordi Alba, pendientes de una cartulina para poder jugar el Clásico. Ambos están a una amonestación de perderse un partido.
Si por un casual no la vieran ante el Rayo el domingo (sería mucha coincidencia), ninguno de los dos jugaría ante el Eibar para reservarles de cara al enfrentamiento contra el Madrid.
El Barcelona ha visto cómo de golpe y porrazo la frustración de hacer grandes partidos, encadenar once victorias seguidas y jugar mejor que el eterno rival da sus frutos en el momento menos pensado. El Madrid había surfeado sobre la ola en la que coincidió el buen juego del Barça y su derrota humillante ante el Atlético con una fórmula matemática que le mantenía lejos de los catalanes. Pero cuando el equipo de Luis Enrique gripó, el Madrid se atrancó en un bache una semana después.
Como resultado de este 2015 convulso, que empezó con la derrota del Barça en Anoeta y, de momento, acaba con el empate del Madrid ante el Villarreal, está el horizonte de un Clásico que puede decidir la Liga.