Del Bosque: "¿Pero qué os pasa?"
Madrid, Marca
Algo pasa con España. No es una película o por lo menos el final de la historia todavía no está escrito. La campeona de Europa sacó adelante el partido ante Ucrania con luces y sombras repartidas por igual en cada 45 minutos, pero el poso que queda es el del sabor amargo del final, algo que la afición de Sevilla debió de intuir que podía pasar.
Los 10.000 asientos vacíos del estadio sevillista es el mejor reflejo de que esta España y la afición no mantienen la comunión de meses atrás cuando la que era campeona del mundo estaba en lo más alto. Ni el siempre fiel público de Sevilla respondió como se esperaba, dejando cemento y algo más en el recuerdo. Algo extraño por mucho viernes de Dolores que fuera.
Decía Del Bosque en los días previos al partido del Pizjuán que había que recuperar la alegría, que por algo España es la actual campeona de Europa. El llamamiento que hizo el seleccionador iba acompañado de un buen juego que no apareció por la capital andaluza. El fiasco de Brasil ha dejado huella entre los seguidores y el tibio juego de los españoles en los últimos meses parece que ha hecho el resto para evidenciar un distanciamiento.
Tira de la historia
Tras el partido y preguntado por esta situación, Del Bosque tiró de archivo: “No hay que olvidar que esta selección en los últimos 31 partidos de fase de clasificación, ha ganado 28, ha empatado dos y ha perdido uno. Los números lo dicen todo, pero el juego no acompaña y la afición se ha percatado de ello”.
España perdió 72 balones y sólo obligó a hacer tres paradas al portero de Ucrania
“Lo mejor del partido es el resultado”, afirmó el seleccionador tras observar como España se derrumbó en la segunda mitad ante una Ucrania sin más argumento que el juego aéreo y la presión, esa que la España campeona de Europa se vio incapaz de superar: “Abusamos de balones a Casillas y Piqué ante la falta de movilidad por delante a la hora de sacar el balón, lo que obligaba a jugar hacia atrás en exceso”.
Esa ausencia de movilidad provocó que España perdiera balones de manera habitual y que poco a poco se encerrara en los alrededores del área de Casillas y llevara el pánico a la grada del Pizjuán. El buen juego de la primera mitad dejó paso al tedio y al miedo de la segunda.
Muchas pérdidas
La España de Del Bosque firmó unos números preocupantes. Si bien los 16 remates (solo tres paradas del portero de Ucrania) se pueden considerar como normales, la sensación que dio el partido fue que España tiró menos a puerta, lo que se sale de la norma son los 72 balones que los internacionales españoles entregaron a los rivales, especialmente en la segunda mitad, donde la presión de Ucrania llevó a la selección española a perder la posesión de manera reiterada.
Tras el descanso las ideas empezaron a escasear. No había movimiento en el centro del campo y los balones se entregaban una y otra vez a los rivales, lo que llevó al seleccionador a salir del banquillo y dirigirse a sus jugadores buscando una reacción. “Pero, ¿qué os pasa?”, espetó el técnico ante las ausencias de algunos de los jugadores y los continuos fallos en la entrega propiciados por “la ausencia de movimiento por delante de la defensa”, afirmó el técnico español.
Esos tres puntos de los que hablaba Del Bosque al término del partido, al menos, acercan a España a la Eurocopa o por lo menos no convierten el pase a la fase final de Francia en una quimera. Todo hace indicar que el segundo puesto —Eslovaquia parece lanzada hacia la clasificación como primera de grupo tras su triunfo de meses atrás ante Ucrania y el del viernes ante Luxemburgo— quedará resuelto cuando la selección española rinda visita a Ucrania en octubre.
Algo pasa con España. No es una película o por lo menos el final de la historia todavía no está escrito. La campeona de Europa sacó adelante el partido ante Ucrania con luces y sombras repartidas por igual en cada 45 minutos, pero el poso que queda es el del sabor amargo del final, algo que la afición de Sevilla debió de intuir que podía pasar.
Los 10.000 asientos vacíos del estadio sevillista es el mejor reflejo de que esta España y la afición no mantienen la comunión de meses atrás cuando la que era campeona del mundo estaba en lo más alto. Ni el siempre fiel público de Sevilla respondió como se esperaba, dejando cemento y algo más en el recuerdo. Algo extraño por mucho viernes de Dolores que fuera.
Decía Del Bosque en los días previos al partido del Pizjuán que había que recuperar la alegría, que por algo España es la actual campeona de Europa. El llamamiento que hizo el seleccionador iba acompañado de un buen juego que no apareció por la capital andaluza. El fiasco de Brasil ha dejado huella entre los seguidores y el tibio juego de los españoles en los últimos meses parece que ha hecho el resto para evidenciar un distanciamiento.
Tira de la historia
Tras el partido y preguntado por esta situación, Del Bosque tiró de archivo: “No hay que olvidar que esta selección en los últimos 31 partidos de fase de clasificación, ha ganado 28, ha empatado dos y ha perdido uno. Los números lo dicen todo, pero el juego no acompaña y la afición se ha percatado de ello”.
España perdió 72 balones y sólo obligó a hacer tres paradas al portero de Ucrania
“Lo mejor del partido es el resultado”, afirmó el seleccionador tras observar como España se derrumbó en la segunda mitad ante una Ucrania sin más argumento que el juego aéreo y la presión, esa que la España campeona de Europa se vio incapaz de superar: “Abusamos de balones a Casillas y Piqué ante la falta de movilidad por delante a la hora de sacar el balón, lo que obligaba a jugar hacia atrás en exceso”.
Esa ausencia de movilidad provocó que España perdiera balones de manera habitual y que poco a poco se encerrara en los alrededores del área de Casillas y llevara el pánico a la grada del Pizjuán. El buen juego de la primera mitad dejó paso al tedio y al miedo de la segunda.
Muchas pérdidas
La España de Del Bosque firmó unos números preocupantes. Si bien los 16 remates (solo tres paradas del portero de Ucrania) se pueden considerar como normales, la sensación que dio el partido fue que España tiró menos a puerta, lo que se sale de la norma son los 72 balones que los internacionales españoles entregaron a los rivales, especialmente en la segunda mitad, donde la presión de Ucrania llevó a la selección española a perder la posesión de manera reiterada.
Tras el descanso las ideas empezaron a escasear. No había movimiento en el centro del campo y los balones se entregaban una y otra vez a los rivales, lo que llevó al seleccionador a salir del banquillo y dirigirse a sus jugadores buscando una reacción. “Pero, ¿qué os pasa?”, espetó el técnico ante las ausencias de algunos de los jugadores y los continuos fallos en la entrega propiciados por “la ausencia de movimiento por delante de la defensa”, afirmó el técnico español.
Esos tres puntos de los que hablaba Del Bosque al término del partido, al menos, acercan a España a la Eurocopa o por lo menos no convierten el pase a la fase final de Francia en una quimera. Todo hace indicar que el segundo puesto —Eslovaquia parece lanzada hacia la clasificación como primera de grupo tras su triunfo de meses atrás ante Ucrania y el del viernes ante Luxemburgo— quedará resuelto cuando la selección española rinda visita a Ucrania en octubre.