Aduriz y Etxeita conducen al Athletic a la final de Copa
El equipo bilbaíno encarriló el pase en el primer tiempo: Aduriz marcó en el 13' y Etxeita en el 42'. El Espanyol, lejos de la imagen de San Mamés. Se reeiditan las finales de 2009 y 2012.
Bilbao, As
Lo que comenzaba como una “gran noche” para el Espanyol, como aventuraba el cántico que les ha acompañado durante toda la Copa, acabó respondiendo a otra canción de Raphael: el escándalo que fue el Athletic durante una primera mitad en que volteó la eliminatoria, el 1-1 de la ida, y consiguió por méritos sobrados el pase a la final. No habrá derbi, sino una reedición de las recientes finales de 2009 y 2012, entre 'Los Leones' y el Barcelona. Qué sabe nadie lo que sucederá.
El arquitecto de la remontada fue, quién si no, Aduriz. 17 goles le contemplan ya esta temporada en competición oficial. No valieron para seguir en la Champions, ni tan siquiera en la Europa League. Pero sí para derribar al Espanyol ante una afición, la perica, más volcada que nunca. Sólo 13 minutos tardó el donostiarra, un tamborilero del gol, en igualar la semifinal, aprovechando un mal rechace de Moreno para controlar, girar sobre sí mismo y cruzar desde la frontal.
A partir de ahí se creció el Athletic, controlador absoluto de la situación, transportando así el miedo escénico a un Espanyol agazapado, desaparecido, al que le dio por disputar su peor partido de toda la Copa —tras deslumbrar ante Valencia y Sevilla— justo el día más decisivo. Tal dominio rojiblanco solo podía traducirse en la sentencia, que llegó al filo del descanso, cuando Etxeita emergió en el primer palo para cabecear implacable a la salida de un córner.
El resumen de la semifinal no puede ser más sencillo: el Athletic aprovechó en la primera mitad de Cornellà toda la superioridad que el Espanyol no había sabido traducir, incluso para sentenciar la eliminatoria, en la segunda parte de San Mamés. Dos remates a puerta, Aduriz y Etxeita, dos goles. Sentencia de goles y moral, pues los pericos (que tuvieron justo tras el 0-2 un chut picado de Stuani) siguieron derrumbados en la reanudación.
Con el Athletic ya más cómodo que si jugase en La Catedral, el Espanyol se topó a la desesperada con un cruel guiño del destino: el remate al palo de Caicedo, como los que tuvieron Sergio García (quien no halló socios) y Víctor Álvarez en la ida. También perdonaron Aduriz y Williams.
Fue bonito mientras duró para el Espanyol, mientras que el Athletic, príncipe de Copas y con el único lastre de la baja de De Marcos por sanción para la final del 30 de mayo, le volverá a disputar el cetro al rey del torneo, el Barcelona.
Bilbao, As
Lo que comenzaba como una “gran noche” para el Espanyol, como aventuraba el cántico que les ha acompañado durante toda la Copa, acabó respondiendo a otra canción de Raphael: el escándalo que fue el Athletic durante una primera mitad en que volteó la eliminatoria, el 1-1 de la ida, y consiguió por méritos sobrados el pase a la final. No habrá derbi, sino una reedición de las recientes finales de 2009 y 2012, entre 'Los Leones' y el Barcelona. Qué sabe nadie lo que sucederá.
El arquitecto de la remontada fue, quién si no, Aduriz. 17 goles le contemplan ya esta temporada en competición oficial. No valieron para seguir en la Champions, ni tan siquiera en la Europa League. Pero sí para derribar al Espanyol ante una afición, la perica, más volcada que nunca. Sólo 13 minutos tardó el donostiarra, un tamborilero del gol, en igualar la semifinal, aprovechando un mal rechace de Moreno para controlar, girar sobre sí mismo y cruzar desde la frontal.
A partir de ahí se creció el Athletic, controlador absoluto de la situación, transportando así el miedo escénico a un Espanyol agazapado, desaparecido, al que le dio por disputar su peor partido de toda la Copa —tras deslumbrar ante Valencia y Sevilla— justo el día más decisivo. Tal dominio rojiblanco solo podía traducirse en la sentencia, que llegó al filo del descanso, cuando Etxeita emergió en el primer palo para cabecear implacable a la salida de un córner.
El resumen de la semifinal no puede ser más sencillo: el Athletic aprovechó en la primera mitad de Cornellà toda la superioridad que el Espanyol no había sabido traducir, incluso para sentenciar la eliminatoria, en la segunda parte de San Mamés. Dos remates a puerta, Aduriz y Etxeita, dos goles. Sentencia de goles y moral, pues los pericos (que tuvieron justo tras el 0-2 un chut picado de Stuani) siguieron derrumbados en la reanudación.
Con el Athletic ya más cómodo que si jugase en La Catedral, el Espanyol se topó a la desesperada con un cruel guiño del destino: el remate al palo de Caicedo, como los que tuvieron Sergio García (quien no halló socios) y Víctor Álvarez en la ida. También perdonaron Aduriz y Williams.
Fue bonito mientras duró para el Espanyol, mientras que el Athletic, príncipe de Copas y con el único lastre de la baja de De Marcos por sanción para la final del 30 de mayo, le volverá a disputar el cetro al rey del torneo, el Barcelona.