Venezuela reconoce que es el país con mayor inflación del mundo
El Gobierno de Nicolás Maduro revela en vísperas de Carnaval que la inflación de diciembre fue de 5.3% y de 68.5% en 2014, muy por encima de Irán (20%) y Bielorrusia (16,9%)
Alfredo Meza
Caracas, El País
El Banco Central de Venezuela informó este viernes, con casi un mes de retraso, que en diciembre la inflación llegó a 5.3%. En todo 2014 el país sudamericano registró un índice de 68,5%, el marcador más alto del mundo, muy por encima de Irán (20%) y Bielorrusia (16,9%), dos de los socios más cercanos de la autodenominada revolución bolivariana. Este dato se combina con una economía que entró en recesión desde mediados del año pasado.
Cada viernes previo a la celebración del Carnaval los venezolanos reciben malas noticias. Ocurrió, por ejemplo, hace 32 años cuando devaluaron por primera vez el bolívar, la moneda local, y se desvaneció la ilusión de la economía sólida legada por la bonanza petrolera de la década de 1970; ocurrió, también, en 2013 cuando el Gobierno decidió fijar un nuevo precio para la venta del dólar –de 4.3 bolívares por dólar a Bs 6.3, que aún se mantiene vigente- que significó una devaluación del 32%.
Esta semana, también antes de Carnaval, el vicepresidente para el Área Económica, general Rodolfo Marco Torres, anunció una ligera excepción del estricto control de cambios vigente desde 2002 al inaugurar un sistema de libre compra y venta de divisas regido por el mercado. Este viernes culminó para los venezolanos la certeza de que su dinero cada día vale menos. En ese mercado, llamado Sistema Marginal de Divisas (Simadi), la moneda estadounidense se cotizó en Bs 174,46. Así, Venezuela es el único país en el mundo no solo con tasas múltiples de cambio, sino con una diferencia abismal entre todas y una devaluación encubierta de su moneda, en torno al 96%. El economista Jesús Casique asegura que en los dieciséis años de chavismo ha habido una depreciación de 30.137% del bolívar.
Hay una teoría que explica por qué el Gobierno espera hasta la víspera del feriado de Carnaval para anunciar las medidas más incómodas. Los venezolanos, adictos a peregrinar hacia las playas del Caribe durante ese fin de semana largo, que culmina el martes, olvidan el calado de las decisiones económicas durante el asueto. La oposición ha tratado de mantener vivos esos anuncios no solo para cambiarlos por apoyo político, sino como una forma de explicar la dramática situación de las finanzas venezolanas y la pérdida del poder adquisitivo. El gobierno está consciente de ello y está tomando las medidas para intentar proteger el salario: una de ellas es la supervisión exhaustiva del todo el comercio local para hacer cumplir la Ley de Precios Justos, que establece un límite de 30% a la ganancia y penas de prisión de hasta 12 años para quien las infrinja.
La inflación desbocada, la escasez y el desabastecimiento de toda clase de bienes se inscriben dentro de lo que el Gobierno llama “guerra económica”. El presidente Nicolás Maduro, que el jueves en la noche denunció un nuevo plan para derrocarle encabezado por oficiales de la Aviación, ha prometido otras medidas para cerrar la brecha fiscal, las cuales incidirán en el aumento de la inflación registrado en 2014, que superó en 12,3% el marcador de 2013. Este viernes el ministro Torres declaró a la cadena internacional Telesur que “muy pronto” habría anuncios respecto al valor del litro de gasolina, que casi se regala en Venezuela.
Desde hace varias semanas el Gobierno adelanta una campaña institucional para preparar el inminente aumento del combustible, que supone una paradoja cuando se compara con el modelo de controles que han intentado imponer desde 2007: no se puede vender un bien por debajo de sus costos de producción. “La población está clara. No puede ser que un caramelo cueste más que un litro de gasolina. Hay cantidad de ejemplos: una botellita de agua pequeña cuesta 100 o 200 veces más (que un litro de gasolina). Bueno, ¡vamos a pagar el precio justo!”, precisó el ministro.
Alfredo Meza
Caracas, El País
El Banco Central de Venezuela informó este viernes, con casi un mes de retraso, que en diciembre la inflación llegó a 5.3%. En todo 2014 el país sudamericano registró un índice de 68,5%, el marcador más alto del mundo, muy por encima de Irán (20%) y Bielorrusia (16,9%), dos de los socios más cercanos de la autodenominada revolución bolivariana. Este dato se combina con una economía que entró en recesión desde mediados del año pasado.
Cada viernes previo a la celebración del Carnaval los venezolanos reciben malas noticias. Ocurrió, por ejemplo, hace 32 años cuando devaluaron por primera vez el bolívar, la moneda local, y se desvaneció la ilusión de la economía sólida legada por la bonanza petrolera de la década de 1970; ocurrió, también, en 2013 cuando el Gobierno decidió fijar un nuevo precio para la venta del dólar –de 4.3 bolívares por dólar a Bs 6.3, que aún se mantiene vigente- que significó una devaluación del 32%.
Esta semana, también antes de Carnaval, el vicepresidente para el Área Económica, general Rodolfo Marco Torres, anunció una ligera excepción del estricto control de cambios vigente desde 2002 al inaugurar un sistema de libre compra y venta de divisas regido por el mercado. Este viernes culminó para los venezolanos la certeza de que su dinero cada día vale menos. En ese mercado, llamado Sistema Marginal de Divisas (Simadi), la moneda estadounidense se cotizó en Bs 174,46. Así, Venezuela es el único país en el mundo no solo con tasas múltiples de cambio, sino con una diferencia abismal entre todas y una devaluación encubierta de su moneda, en torno al 96%. El economista Jesús Casique asegura que en los dieciséis años de chavismo ha habido una depreciación de 30.137% del bolívar.
Hay una teoría que explica por qué el Gobierno espera hasta la víspera del feriado de Carnaval para anunciar las medidas más incómodas. Los venezolanos, adictos a peregrinar hacia las playas del Caribe durante ese fin de semana largo, que culmina el martes, olvidan el calado de las decisiones económicas durante el asueto. La oposición ha tratado de mantener vivos esos anuncios no solo para cambiarlos por apoyo político, sino como una forma de explicar la dramática situación de las finanzas venezolanas y la pérdida del poder adquisitivo. El gobierno está consciente de ello y está tomando las medidas para intentar proteger el salario: una de ellas es la supervisión exhaustiva del todo el comercio local para hacer cumplir la Ley de Precios Justos, que establece un límite de 30% a la ganancia y penas de prisión de hasta 12 años para quien las infrinja.
La inflación desbocada, la escasez y el desabastecimiento de toda clase de bienes se inscriben dentro de lo que el Gobierno llama “guerra económica”. El presidente Nicolás Maduro, que el jueves en la noche denunció un nuevo plan para derrocarle encabezado por oficiales de la Aviación, ha prometido otras medidas para cerrar la brecha fiscal, las cuales incidirán en el aumento de la inflación registrado en 2014, que superó en 12,3% el marcador de 2013. Este viernes el ministro Torres declaró a la cadena internacional Telesur que “muy pronto” habría anuncios respecto al valor del litro de gasolina, que casi se regala en Venezuela.
Desde hace varias semanas el Gobierno adelanta una campaña institucional para preparar el inminente aumento del combustible, que supone una paradoja cuando se compara con el modelo de controles que han intentado imponer desde 2007: no se puede vender un bien por debajo de sus costos de producción. “La población está clara. No puede ser que un caramelo cueste más que un litro de gasolina. Hay cantidad de ejemplos: una botellita de agua pequeña cuesta 100 o 200 veces más (que un litro de gasolina). Bueno, ¡vamos a pagar el precio justo!”, precisó el ministro.