Tsipras declara la guerra a los "oligarcas" griegos

Atenas, Reuters
El nuevo ministro anticorrupción de Grecia no es un político, pero está en línea con el nuevo ambiente de cruzadas.


La atención internacional sobre Grecia desde que el partido Syriza ganó las elecciones se ha centrado en la lucha del Gobierno de izquierda contra el paquete de austeridad impuesto desde el exterior.

Pero Panagiotis Nikoloudis, de 65 años, un fiscal de la Corte Suprema y especialista en delitos económicos, encabeza otra batalla declarada por Syriza: en casa contra algunos de los empresarios ricos que dominan la política griega y la vida económica.

Hablando en el Parlamento la semana pasada, Nikoloudis denunció a una élite que incluía una "serie de familias que piensan que el Estado y los servicios públicos existen para servir sus intereses".

Esos empresarios influencian a políticos y funcionarios estatales o abusan de su control sobre los medios para injustamente ganar contratos estatales, cambiar normas para su beneficio o evitar cargos de conducta ilegal, dicen los críticos.

El primer ministro Alex Tsipras anunció medidas radicales que apuntan a lo que llamó los "oligarcas", entre ellas volver a otorgar las licencias de los canales privados de televisión, terminar con los préstamos bancarios "amigos" para quienes tengan conexiones y ejercer los derechos de votación del Estado en el caso de participación mayoritaria en bancos privados.

También incluyen desandar algunas privatizaciones clave y realizar agresivas auditorías impositivas a aquellos con cuentas bancarias en el exterior.

"Tomamos la decisión de chocar con un régimen de poder político y económico que sumió a nuestro país en la crisis y es responsable del menosprecio de Grecia a nivel internacional", dijo Tsipras al Parlamento la semana pasada.

El ministro de Finanzas Yanis Varoufakis fue igual de directo y declaró que su Gobierno "destruirá la oligarquía" para aumentar los ingresos impositivos, abrir mercados y estimular el crecimiento económico.

Hasta ahora, nadie ha sido nombrado en la ofensiva, y pocos de los principales empresarios de Grecia han hecho declaraciones públicas.

Pero acuerdos bajo escrutinio incluyen la privatización de la lotería nacional y una venta planeada de acciones estatales en grandes puertos.

El ministro de Energía y miembro de Syriza Panagiotis Lafazanis dijo al Parlamento la semana pasada que el Gobierno buscará la cancelación de la "escandalosa compra" del antiguo aeropuerto de Atenas, Hellenikon, por Lamda Development, una compañía controlada por la familia del empresario más rico de Grecia, Spiros Latsis.

Latsis no ha sido personalmente criticado por Syriza.

Lamda respondió con un comunicado la semana pasada lamentando "el mensaje desalentador a los inversores privados internacionales de larga data que nuestro país necesita desesperadamente".

Latsis no respondió a los pedidos de comentarios de Reuters.

El empresario Yannis Vardinoyannis, cuya familia tienen intereses en la refinación de crudo, transporte marítimo y los medios, dijo en un comunicado a Reuters que Tsipras tenía "razón" en atacar "un cierto régimen que ha jugado un papel significativo en influenciar de una forma negativa y corrupta el ambiente empresarial de Grecia".

Agregó que abordar las prácticas corruptas sería bueno para el crecimiento económico y la confianza empresarial.

También señaló que "ser propietario y operar una organización globalmente exitosa no lo etiqueta a uno como un 'oligarca'".

"Tenemos fe en nuestro nuevo Gobierno y personalmente recibo con beneplácito este tipo de enfoque en el que el juego limpio, la ley y las normas prevalecerán", agregó.

NO SOLO APUNTANDO A LOS RICOS

Syriza bajo Tsipras ha sido crítico de cómo un puñado de familias griegas tienen un papel dominante y gozan de influencia política en sectores clave de la economía.

Pero algunos críticos dicen que el Gobierno de Syriza debería hacer una separación clara en su retórica pública entre su campaña contra la actividad ilegal como la corrupción y la evasión fiscal y su agenda política más amplia para frenar el poder de los ricos, lo que podría ahuyentar a inversores y generar una huida de capital.

Nikoloudis dijo a Reuters en una entrevista que no estaba acusando a los ricos en general.

"Estaría loco si pensara así", afirmó.

Aún espera recibir una nueva oficina, personal o un presupuesto. Pero, hablando en su vieja oficina, dijo que las investigaciones previas sobre contrabando de crudo, fraude bancario y evasión fiscal identificaron autores que eran empresarios acaudalados con clientes políticos.

"Así que no ataco a los ricos, pero sucede que quienes hallé que cometieron delitos son ricos", agregó.

Como una persona no política, Nikoloudis es uno de los nombramientos populares entre los griegos que creen que la corrupción está arraigada en la sociedad. Tiene una reputación de práctico y dice que la unidad de inteligencia financiera, que dirigió hasta ahora, desarrolló un sistema de auditorías que identificó a más de 20.000 personas cuyos activos no concuerdan con sus declaraciones de impuestos.

Nikoloudis reconoció que apuntar a los más ricos y poderosos no eliminará la evasión fiscal.

De hecho, halló que las compañías más grandes de Grecia eran las más cuidadosas al pagar sus impuestos, a diferencia de los muchos trabajadores autónomos.

"Concretamente, cada persona que tiene un hotel o una taberna en una isla del Egeo sistemáticamente comete evasión fiscal", comentó.

Un ataque al comportamiento corrupto de intereses poderosos es tal vez más sobre justicia que por recaudación de impuestos, dijo.

"Incluso si aceptamos que algunas personas tomarán su dinero y se irán al exterior, prefiero correr ese riesgo en lugar de ver la economía de mi país basada en dinero sucio y empresas corruptas", comentó.

No todos los oligarcas serán cuestionados y no se podrá iniciar procesos judiciales por todos los delitos del pasado.

"No voy a luchar con todos. No me voy a dar de narices. Quiero cambiar el sistema. Esa es mi ambición", concluyó.

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