Tregua en Ucrania queda al borde del colapso por avance rebelde sobre Debáltsevo
Nikishine, Reuters
Los rebeldes prorrusos y las fuerzas de Ucrania se enfrentaban el martes en una ciudad situada en un punto estratégico del este del país, negándose a retirar sus armas pesadas, lo que dejaba el frágil acuerdo de paz alcanzado recientemente al borde del colapso.
Dos días después de la entrada en vigor de la tregua, el acuerdo alcanzado en las conversaciones en Minsk, capital de Bielorrusia, se desmoronaba con rapidez.
Los rebeldes prorrusos dicen que el cese al fuego no aplica a la localidad de Debáltsevo, donde tienen rodeadas a las fuerzas gubernamentales.
Kiev reconoció el avance de los rebeldes en la ciudad y que los separatistas capturaron a algunos los militares que la defendían.
Ambas partes debían retirar el martes sus armas pesadas del campo de batalla, pero el Gobierno dijo que no podía hacerlo mientras los rebeldes no detuvieran su avance.
Un testigo de Reuters cerca del frente de batalla dijo que los ataques de artillería sacudían Debáltsevo cada cinco segundos.
"El 80 por ciento de Debáltsevo ya es nuestro", dijo el líder rebelde Eduard Basurin.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, dijo que el avance rebelde es un ataque cínico contra el acuerdo de Minsk.
Kiev negó que la ciudad, de 25.000 personas, haya caído, pero reconoció haber perdido el control en algunas zonas.
El Gobierno reconoció la captura del algunos de sus efectivos pero negó los reportes rebeldes de que unos 300 se habían rendido o eran prisioneros de los rebeldes.
MOVIMIENTOS DE TROPAS
Kiev y la OTAN sostienen que la operación rebelde en Debáltsevo se lleva adelante con la asistencia de soldados, tanques y artillería del Ejército ruso. Moscú niega haber enviado fuerzas para participar en la batalla por un territorio al que el presidente Vladimir Putin se refiere como "Nueva Rusia".
Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado el jueves pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto más de 5.000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior.
Pero la ferocidad de los combates en Debáltsevo fue inesperada y aumentó la preocupación en Kiev y en Occidente de que los separatistas y Putin quieran consolidar los últimos avances rebeldes antes de que pueda establecerse la paz.
Camiones militares y tanques iban y venían de la aldea prácticamente destruida de Nikishine, mientras los rebeldes bombardeaban la cercana Debáltsevo con misiles Grad, artillería pesada y bombas de mortero.
"Vamos a tomar Debáltsevo. Nuestra patria seguirá siendo nuestra patria", dijo un rebelde que conducía un tanque.
Se esperaba que enviados de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) intentaran llegar a la ciudad asediada, después de que Alemania dijo que había acordado pasos con los líderes de Rusia y Ucrania para asegurar que los observadores tengan "acceso libre" en el este del país.
No obstante, un nuevo llamado de Berlín para el establecimiento de la paz pareció caer en oídos sordos.
"No tenemos derecho (a dejar de pelear por Debáltsevo). Incluso es un asunto moral. Es territorio interno", dijo Denis Pushilin, un destacado representante de los separatistas, al tiempo que estableció el objetivo de "destruir las posiciones de combate del enemigo".
El líder de la región de Luhansk, una de las dos controladas por los rebeldes en el este ucraniano, dijo que los combatientes separatistas habían empezado a retirar su armamento pesado. Pero no había señal de que estuviera ocurriendo lo mismo en las zonas que controlan en la autoproclamada República Popular de Donetsk.
"No haremos nada unilateralmente. Eso convertiría a nuestros soldados en blancos", dijo Pushilin a Reuters en Donetsk.
El Ejército ucraniano reiteró que sus fuerzas tampoco retirarán sus armas pesadas hasta que no haya una tregua total.
Estados Unidos, que está considerando enviar armas a Kiev, dijo estar "muy preocupado" por los combates en Debáltsevo y que había recibido informaciones de que una nueva columna de material militar ruso estaba llegando a la región.
Los rebeldes prorrusos y las fuerzas de Ucrania se enfrentaban el martes en una ciudad situada en un punto estratégico del este del país, negándose a retirar sus armas pesadas, lo que dejaba el frágil acuerdo de paz alcanzado recientemente al borde del colapso.
Dos días después de la entrada en vigor de la tregua, el acuerdo alcanzado en las conversaciones en Minsk, capital de Bielorrusia, se desmoronaba con rapidez.
Los rebeldes prorrusos dicen que el cese al fuego no aplica a la localidad de Debáltsevo, donde tienen rodeadas a las fuerzas gubernamentales.
Kiev reconoció el avance de los rebeldes en la ciudad y que los separatistas capturaron a algunos los militares que la defendían.
Ambas partes debían retirar el martes sus armas pesadas del campo de batalla, pero el Gobierno dijo que no podía hacerlo mientras los rebeldes no detuvieran su avance.
Un testigo de Reuters cerca del frente de batalla dijo que los ataques de artillería sacudían Debáltsevo cada cinco segundos.
"El 80 por ciento de Debáltsevo ya es nuestro", dijo el líder rebelde Eduard Basurin.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, dijo que el avance rebelde es un ataque cínico contra el acuerdo de Minsk.
Kiev negó que la ciudad, de 25.000 personas, haya caído, pero reconoció haber perdido el control en algunas zonas.
El Gobierno reconoció la captura del algunos de sus efectivos pero negó los reportes rebeldes de que unos 300 se habían rendido o eran prisioneros de los rebeldes.
MOVIMIENTOS DE TROPAS
Kiev y la OTAN sostienen que la operación rebelde en Debáltsevo se lleva adelante con la asistencia de soldados, tanques y artillería del Ejército ruso. Moscú niega haber enviado fuerzas para participar en la batalla por un territorio al que el presidente Vladimir Putin se refiere como "Nueva Rusia".
Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado el jueves pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto más de 5.000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior.
Pero la ferocidad de los combates en Debáltsevo fue inesperada y aumentó la preocupación en Kiev y en Occidente de que los separatistas y Putin quieran consolidar los últimos avances rebeldes antes de que pueda establecerse la paz.
Camiones militares y tanques iban y venían de la aldea prácticamente destruida de Nikishine, mientras los rebeldes bombardeaban la cercana Debáltsevo con misiles Grad, artillería pesada y bombas de mortero.
"Vamos a tomar Debáltsevo. Nuestra patria seguirá siendo nuestra patria", dijo un rebelde que conducía un tanque.
Se esperaba que enviados de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) intentaran llegar a la ciudad asediada, después de que Alemania dijo que había acordado pasos con los líderes de Rusia y Ucrania para asegurar que los observadores tengan "acceso libre" en el este del país.
No obstante, un nuevo llamado de Berlín para el establecimiento de la paz pareció caer en oídos sordos.
"No tenemos derecho (a dejar de pelear por Debáltsevo). Incluso es un asunto moral. Es territorio interno", dijo Denis Pushilin, un destacado representante de los separatistas, al tiempo que estableció el objetivo de "destruir las posiciones de combate del enemigo".
El líder de la región de Luhansk, una de las dos controladas por los rebeldes en el este ucraniano, dijo que los combatientes separatistas habían empezado a retirar su armamento pesado. Pero no había señal de que estuviera ocurriendo lo mismo en las zonas que controlan en la autoproclamada República Popular de Donetsk.
"No haremos nada unilateralmente. Eso convertiría a nuestros soldados en blancos", dijo Pushilin a Reuters en Donetsk.
El Ejército ucraniano reiteró que sus fuerzas tampoco retirarán sus armas pesadas hasta que no haya una tregua total.
Estados Unidos, que está considerando enviar armas a Kiev, dijo estar "muy preocupado" por los combates en Debáltsevo y que había recibido informaciones de que una nueva columna de material militar ruso estaba llegando a la región.