¿Por qué CR7 no anota ahora?

Cristiano, auténtico "chamán" blanco, no ve puerta. Ni siquiera las falla. Invisible para los suyos y condenado por la confusión actual del Madrid. Del vértigo a la duda, el equipo imparable del primer semestre ha perdido sus principios de juego asaltado por el desconcierto. El colapso para producir juego ofensivo se manifiesta en los pocos balones para Cristiano. Si el equipo juega para el portugués, el Madrid empieza con un gol. La estadística no miente.





El pase en ventaja

Sin el póker de dieces los atacantes no vuelan. El Madrid bordeó la excelencia a partir de jugar con una medular de talento único para encontrar los espacios y dibujar pases diferenciales. Y ejecutaban midiendo la carrera de Cristiano o Benzema. Su calidad era esa, darla en ventaja y por delante para que los puntas estuviesen encarados para el remate con el defensor derribado. Ese escenario de ventaja en el ataque estático ya sólo se da en situaciones de contraataque. Benzema, Cristiano o Bale reciben en plena jaula y encimados por defensores. Recibir, saltar la valla y rematar con la ayuda defensiva encima. Demasiado difícil.


Movimientos repetidos

Cristiano y Benzema - dupla desde el primer día - siempre han sido complementarios. Karim arrastra al central, abre el agujero y CR7 se cuela hasta la cocina. Si uno viene, el otro va. Y en situaciones de espacio reducido es el francés quien se ofrece para una pared sublime de las suyas. Ahora, víctimas de la ansiedad, se mueven como si fuesen uno. Se obstruyen, se ofrecen en el mismo espacio y han perdido asociación. La razón, el Madrid no llega. Se aburren ahí arriba, tan lejos, y bajan a la ayuda a la zona entrelíneas. A treinta metros de portería, imparables. A cincuenta y con el rival replegado, previsibles.



La segunda línea, vital

Cristiano, Benzema y Bale contra todos. En las transiciones el equipo no les acompaña. Faltan piernas, el nivel de actividad ha descendido y el Madrid inconexo se pone de relieve en cuanto el partido es a campo abierto. La BBC no defiende, Isco lo da todo en defensa pese a que ese arte es contra natura en el malagueño, y los laterales no acompañan en las galopadas. El freno de mano condiciona. Las distancias han aumentado y los blancos ya no corren a atacar la superioridad. Con más defensas que atacantes es lógico que los números de los puntas se hayan congelado.



Más errores, menos participación

Sus números - tras el Balón de Oro - han caído. Extraterrestre antes y ausente ahora. Como no participa, la busca a la corta - va al entrelíneas - y ahí en la jaula le penaliza la ausencia de líneas de pase. Un Madrid estático. Con poca chispa. El porcentaje de acierto ha descendido y no porque Cristiano busque la opción más difícil, sino porque ha aumentado de manera significativa las veces que recibe de espaldas. En sus desmarques también se observa mucho balón por el corredor lateral con destino el córner y muy poco por dentro donde es correr y anotar.



La estadística

Cristiano recuperó su rendimiento contra el Depor. Su juego no vio la excelencia porque para eso el equipo debe recuperar el compás.  92 % de acierto en los 38 pases ejecutados. Seis tiros, cuatro últimos pases  y un 70 % de los duelos individuales ganados. Buenos números para una asistencia. Puede significar un punto de inflexión aunque sin equipo no hay paraíso.




Atrás quedan las cifras preocupantes. Contra el Atlético - el día de la debacle - se quedó en un 73 % de acierto en los escasos 30 pases ejecutados. Y diez duelos perdidos de dieciséis para un tiro a puerta con cuatro de cinco luchas aéreas perdidas. Similar estadística contra el Córdoba para acabar sin rumbo. Su peor registro, en Mestalla. Sólo 19 pases - con un 68 % de acierto - contra el Valencia con 12 luchas de 17 perdidas y ningún balón aéreo ganado. Tremendo lapsus. No hay espacio para más días negros. Cristiano necesita socios.

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