Negredo mantiene al Valencia en la cuarta plaza
Valencia, As
Un gol de penalti de Negredo, el tercero del delantero en lo que llevamos de Liga, permitió al Valencia mantener la cuarta plaza de la clasificación en solitario. Ese gol dejó sin premio a un Getafe bien armado en defensa, aunque sin mordiente ofensiva, que estuvo cerca de provocar que a los de Nuno se les atragantara el aperitivo. De hecho no lo hicieron por el inocente penalti de Rodríguez a Negredo y por un error a portería vacía de Sarabia, que se marchó llorando consciente de su oportunidad fallida, cuando más de uno en Mestalla se había ido ya a poner el arroz para la paella. Continúa el Valencia con lagunas en su fútbol, si bien, sus números en Mestalla son los que son y de ahí que esté donde está. Los blanquinegros han sumado en su feudo 31 de los 47 puntos que llevan, es decir, en 12 partidos de local solo se le han escapado cinco (tres contra el Barcelona y dos ante el Athletic).
Con Quique Sánchez Flores, a quien Mestalla rindió tributo con cántico yel Getafe defiende al milímetro cada espacio. Con Otamendi y con ese Javi Fuego que parece que no está pero que siempre aparece, el Valencia se siente más seguro. Por ello los delanteros de uno y otro equipo se sentían como si estuvieran en el metro de Tokio en hora punta cuando se acercaban a las áreas de Jona y Diego Alves respectivamente. Con tal aglomeración y contundencia, en los pies de Enzo, Parejo, Lacen y Sammir, en su acierto para romper líneas con un pase, estaba la clave. En los de ellos y también en los de Gayà.
A este chavalín le da igual jugar por la mañana que por la tarde o noche. Él juega y no mira la hora. Y con su fútbol se está haciendo un nombre y asegurando un futuro próspero para los descendientes que aún no tiene. No hizo su mejor partido y fue de más a menos. De sus arrancadas a los Vespa por camino forestal nacieron las contadísimas ocasiones que se vieron hasta el descanso. Y eso que la primera llegó cuando a alguno aún le repetía el ajo de la tostada de tomate. Pero su pase de la muerte a Negredo en el minuto 1 se quedó en nada, como también un disparo lejano de De Paul tras otro centro del lateral de Pedreguer.
Sin ese acierto en la definición y sin fluidez en el último pase no es de extrañar que llegados a la jornada 23º Negredo solo llevara dos goles. Por cierto, posible penalti a Negredo no pitado, nada que ver con el piscinazo que protagonizó Barragán. Y sin penaltis (al menos hasta ese instante) ni disparos entre los palos de mención, algún jugador entendió que a falta de pan buenas son tortas y el partido entró en la recta final de los primeros 45 minutos en un patada va, empujón viene (siempre con balón de por medio) que dejó a cuatro amonestados y a otros tantos magullados. Pero los presentes en Mestalla se marcharon al descanso sin noticias del paradero de Diego Alves y Jona.
Al Valencia en la segunda parte le entraron las prisas y al Getafe miraba el reloj sin que éste avanzara a la velocidad deseada por los azulones. A Jona se le empezó a ver más. De hecho entre él y el palo evitaron que Negredo abriera el marcador. Los elementos del fútbol, además, se ponían en contra de los intereses de los de Quique con las lesiones de Lago y Velázquez. Aún así, Diego Alves se desesperaba en su soledad por los ataques infructuosos de los suyos, a los que se puso a liderar un competitivo Piatti.
Nuno entendió que había que mover el árbol, por Mestalla alguno decía que más valía tarde que nunca, y sacó a Feghouli para abrir el campo por un De Paul más voluntarioso que inspirado, un jugador que sigue sin aprovechar del todo las oportunidades que le brindan de ser titular para quitarse el cartel de revulsivo. Y en ese quiero y no puedo del Valencia y con el Getafe dejando su suerte al cero a cero, llegó el penalti de Juan Rodríguez a Negredo, tan involuntario como evidente. Y fue así como pudo el Valencia irse a comer la paella con los tres puntos en su casillero, aunque los de Nuno no logran evitar que a su gente no le termine lo que ve, su fútbol.
Un gol de penalti de Negredo, el tercero del delantero en lo que llevamos de Liga, permitió al Valencia mantener la cuarta plaza de la clasificación en solitario. Ese gol dejó sin premio a un Getafe bien armado en defensa, aunque sin mordiente ofensiva, que estuvo cerca de provocar que a los de Nuno se les atragantara el aperitivo. De hecho no lo hicieron por el inocente penalti de Rodríguez a Negredo y por un error a portería vacía de Sarabia, que se marchó llorando consciente de su oportunidad fallida, cuando más de uno en Mestalla se había ido ya a poner el arroz para la paella. Continúa el Valencia con lagunas en su fútbol, si bien, sus números en Mestalla son los que son y de ahí que esté donde está. Los blanquinegros han sumado en su feudo 31 de los 47 puntos que llevan, es decir, en 12 partidos de local solo se le han escapado cinco (tres contra el Barcelona y dos ante el Athletic).
Con Quique Sánchez Flores, a quien Mestalla rindió tributo con cántico yel Getafe defiende al milímetro cada espacio. Con Otamendi y con ese Javi Fuego que parece que no está pero que siempre aparece, el Valencia se siente más seguro. Por ello los delanteros de uno y otro equipo se sentían como si estuvieran en el metro de Tokio en hora punta cuando se acercaban a las áreas de Jona y Diego Alves respectivamente. Con tal aglomeración y contundencia, en los pies de Enzo, Parejo, Lacen y Sammir, en su acierto para romper líneas con un pase, estaba la clave. En los de ellos y también en los de Gayà.
A este chavalín le da igual jugar por la mañana que por la tarde o noche. Él juega y no mira la hora. Y con su fútbol se está haciendo un nombre y asegurando un futuro próspero para los descendientes que aún no tiene. No hizo su mejor partido y fue de más a menos. De sus arrancadas a los Vespa por camino forestal nacieron las contadísimas ocasiones que se vieron hasta el descanso. Y eso que la primera llegó cuando a alguno aún le repetía el ajo de la tostada de tomate. Pero su pase de la muerte a Negredo en el minuto 1 se quedó en nada, como también un disparo lejano de De Paul tras otro centro del lateral de Pedreguer.
Sin ese acierto en la definición y sin fluidez en el último pase no es de extrañar que llegados a la jornada 23º Negredo solo llevara dos goles. Por cierto, posible penalti a Negredo no pitado, nada que ver con el piscinazo que protagonizó Barragán. Y sin penaltis (al menos hasta ese instante) ni disparos entre los palos de mención, algún jugador entendió que a falta de pan buenas son tortas y el partido entró en la recta final de los primeros 45 minutos en un patada va, empujón viene (siempre con balón de por medio) que dejó a cuatro amonestados y a otros tantos magullados. Pero los presentes en Mestalla se marcharon al descanso sin noticias del paradero de Diego Alves y Jona.
Al Valencia en la segunda parte le entraron las prisas y al Getafe miraba el reloj sin que éste avanzara a la velocidad deseada por los azulones. A Jona se le empezó a ver más. De hecho entre él y el palo evitaron que Negredo abriera el marcador. Los elementos del fútbol, además, se ponían en contra de los intereses de los de Quique con las lesiones de Lago y Velázquez. Aún así, Diego Alves se desesperaba en su soledad por los ataques infructuosos de los suyos, a los que se puso a liderar un competitivo Piatti.
Nuno entendió que había que mover el árbol, por Mestalla alguno decía que más valía tarde que nunca, y sacó a Feghouli para abrir el campo por un De Paul más voluntarioso que inspirado, un jugador que sigue sin aprovechar del todo las oportunidades que le brindan de ser titular para quitarse el cartel de revulsivo. Y en ese quiero y no puedo del Valencia y con el Getafe dejando su suerte al cero a cero, llegó el penalti de Juan Rodríguez a Negredo, tan involuntario como evidente. Y fue así como pudo el Valencia irse a comer la paella con los tres puntos en su casillero, aunque los de Nuno no logran evitar que a su gente no le termine lo que ve, su fútbol.