Griezmann se aferra a la Liga
Magnífico partido del francés que marcó dos goles. El croata abrió el marcador tras un penalti muy dudoso. El Atleti fulminó al Almería en media hora y se acerca al Barcelona.
Madrid, AS
Hay cinco cosas seguras en la vida: el agua moja, la cerveza tibia no es cerveza, los bebés son armas de destrucción masiva, tu chica es más inteligente que tú y el Atleti no falla fichando delanteros. Se fue Diego Costa y la afición rojiblanca entró en razonable depresión. Ya se le ha pasado. A estas alturas de su portentosa temporada pasada, Costa llevaba 25 goles en todas las competiciones. Una barbaridad y un listón altísimo. Pero, tras una nueva exhibición de ambos ante el Almería, Mandzukic y Griezmann aceptaron el reto y están dando batalla: el croata lleva ya 20 goles (12 en Liga) y el francés, con otro doblete, suma 14 en Liga y 17 en total. Probablemente ninguno alcance los 36 con los que cerró el curso Costa, pero la pareja que forman es un cañón. Y galopando a su espalda, el Atleti sigue enganchado a la Liga.
El partido duró media hora. El Atleti entró al campo con la urgencia con la que se duchan los asesinos y los amantes en las películas, para quitarse de encima la sangre, el perfume o la humillación de Balaídos. La presencia de Arda sobre el campo devolvió el sentido al Atleti, que recordó que la pelota se puede tener, cuidar e, incluso, pasar a un compañero. Tras sólo dos minutos, encerrado en su área y con Griezmann rozando la escuadra con una rosca a la que le faltaron grados, el Almería ya era consciente de que había viajado a Invernalia en plena ola de frío. No había manera de salir vivo de allí.
Y por si a los de José Ignacio Martínez les faltaban problemas, a los 12 minutos Mateu hizo una de esas cosas que le hacen tan impredecible como una guapa con ojos de loca. El árbitro que en mediocampo no pita si no hay heridos, señaló un penalti a favor del Atleti por dos faltitas entre leves e inapreciables. Godín acudió a rematar una falta lateral de Gabi y Mauro le metió un pelo la cadera a la vez que Hemed le rozaba la máscara con la mano. Poca cosa, que acabó siendo mucho. Pitó Mateu y no falló Mandzukic.
Para evitar que el Almería tuviera la tentación de lamentarse o de levantarse, Griezmann decidió zanjar el asunto en diez minutos. En enero, el francés es una exposición permanente. A los 20’, Mandzukic, que ha enviado la etiqueta de ‘mero rematador’ a la Cochinchina por correo urgente, metió un pase sutil y medido al fenómeno de la discutible cresta platino, que resolvió con su eficiencia habitual: amagó ligeramente a la derecha y remató ajustado a la izquierda. Julián sólo pudo mirar con la indefensión de un cervatillo ante un lobo.
El 3-0 llegó a los 29 minutos. Arda centró al segundo palo, dónde Mandzukic cabeceó de vuelta hacia el medio. Allí, Griezmann agradeció la segunda asistencia del croata controlando con el pecho y marcando con una veloz media vuelta. En el ping-pong de la piscina municipal, se habría dado por acabada la partida, el Almería habría pasado por debajo de la mesa y todos se habrían ido a beber al bar, fuese para celebrar o para olvidar. Pero quedaba una hora y el Almería respondió con orgullo, evitando daños mayores y manteniendo el optimismo con el que llegó al Calderón.
JIM metió en el campo a Soriano y dio a Corona el mando de las operaciones. El partido fue otro, con el Almería dominando (levemente) mientras el Atleti dejaba pasar el tiempo sin gastar nada, pensando en la etapa reina que afronta ahora: Leverkusen, Sevilla y Valencia. Simeone dio descanso a Mandzukic y Griezmann, mientras Godín y Miranda se encargaban de evitar cualquier susto y Mateu echaba a Siqueira por una mano que no pareció. Victoria plácida y el campeón no se rinde. Nunca.
Madrid, AS
Hay cinco cosas seguras en la vida: el agua moja, la cerveza tibia no es cerveza, los bebés son armas de destrucción masiva, tu chica es más inteligente que tú y el Atleti no falla fichando delanteros. Se fue Diego Costa y la afición rojiblanca entró en razonable depresión. Ya se le ha pasado. A estas alturas de su portentosa temporada pasada, Costa llevaba 25 goles en todas las competiciones. Una barbaridad y un listón altísimo. Pero, tras una nueva exhibición de ambos ante el Almería, Mandzukic y Griezmann aceptaron el reto y están dando batalla: el croata lleva ya 20 goles (12 en Liga) y el francés, con otro doblete, suma 14 en Liga y 17 en total. Probablemente ninguno alcance los 36 con los que cerró el curso Costa, pero la pareja que forman es un cañón. Y galopando a su espalda, el Atleti sigue enganchado a la Liga.
El partido duró media hora. El Atleti entró al campo con la urgencia con la que se duchan los asesinos y los amantes en las películas, para quitarse de encima la sangre, el perfume o la humillación de Balaídos. La presencia de Arda sobre el campo devolvió el sentido al Atleti, que recordó que la pelota se puede tener, cuidar e, incluso, pasar a un compañero. Tras sólo dos minutos, encerrado en su área y con Griezmann rozando la escuadra con una rosca a la que le faltaron grados, el Almería ya era consciente de que había viajado a Invernalia en plena ola de frío. No había manera de salir vivo de allí.
Y por si a los de José Ignacio Martínez les faltaban problemas, a los 12 minutos Mateu hizo una de esas cosas que le hacen tan impredecible como una guapa con ojos de loca. El árbitro que en mediocampo no pita si no hay heridos, señaló un penalti a favor del Atleti por dos faltitas entre leves e inapreciables. Godín acudió a rematar una falta lateral de Gabi y Mauro le metió un pelo la cadera a la vez que Hemed le rozaba la máscara con la mano. Poca cosa, que acabó siendo mucho. Pitó Mateu y no falló Mandzukic.
Para evitar que el Almería tuviera la tentación de lamentarse o de levantarse, Griezmann decidió zanjar el asunto en diez minutos. En enero, el francés es una exposición permanente. A los 20’, Mandzukic, que ha enviado la etiqueta de ‘mero rematador’ a la Cochinchina por correo urgente, metió un pase sutil y medido al fenómeno de la discutible cresta platino, que resolvió con su eficiencia habitual: amagó ligeramente a la derecha y remató ajustado a la izquierda. Julián sólo pudo mirar con la indefensión de un cervatillo ante un lobo.
El 3-0 llegó a los 29 minutos. Arda centró al segundo palo, dónde Mandzukic cabeceó de vuelta hacia el medio. Allí, Griezmann agradeció la segunda asistencia del croata controlando con el pecho y marcando con una veloz media vuelta. En el ping-pong de la piscina municipal, se habría dado por acabada la partida, el Almería habría pasado por debajo de la mesa y todos se habrían ido a beber al bar, fuese para celebrar o para olvidar. Pero quedaba una hora y el Almería respondió con orgullo, evitando daños mayores y manteniendo el optimismo con el que llegó al Calderón.
JIM metió en el campo a Soriano y dio a Corona el mando de las operaciones. El partido fue otro, con el Almería dominando (levemente) mientras el Atleti dejaba pasar el tiempo sin gastar nada, pensando en la etapa reina que afronta ahora: Leverkusen, Sevilla y Valencia. Simeone dio descanso a Mandzukic y Griezmann, mientras Godín y Miranda se encargaban de evitar cualquier susto y Mateu echaba a Siqueira por una mano que no pareció. Victoria plácida y el campeón no se rinde. Nunca.