El Schalke pincha antes de recibir la visita del Real Madrid
Gelsenkirchen, As
Solo bastó con echarle un vistazo a la derrota del Schalke por 0-1 ayer en casa del Eintracht para saber lo que le espera al Real Madrid el próximo miércoles en la ida de octavos en Champions: un verdadero muro defensivo. Roberto di Matteo sigue con la filosofía que mantuvo a su equipo imbatido hasta ayer y lo ha llevado hasta el cuarto puesto de la Bundesliga: una linea de cinco atrás, tres pivotes muy pegados por delante y dos delanteros arriba para salir a la contra.
Con esa misma idea, el Chelsea de Di Matteo le gano la Champions al Bayern en su casa por penaltis en 2012. Pero existe una diferencia entre los Blues de Drogba y el Schalke de hoy: la disciplina. Mientras que Terry y compañía mantenían los espacios y las distancias al milímetro y así llegaron a vencerles a equipos tan potentes como el Barcelona y el Bayern, el Schalke se duerme en los laureles en más de una ocasión. Sobre todo cuando se enfrenta a equipos tan potentes en ataque como al Eintracht.
Las primeras ocasiones fueron para los visitantes. Un centro de Uchida que no encontró rematador (9.), un cabezazo de Matip que rozó el poste y dos disparos de Choupo-Moting (15.) y Höger (21.) detenidos por Trapp fueron las ocasiones con las que contó el cuadro minero en el primer tiempo. El Frankfurt en cambio no tuvo ninguna clara, lo que iba a cambiar en los segundos 45 minutos.
La segunda mitad comenzó con un penalti clarísimo de Höwedes a Hasebe (54.) no señalado por el colegiado. La defensa del Schalke ya no mostraba la misma firmeza y disciplina que en otras ocasiones y, solo unos minutos mas tarde, se vio superada por la excelente delantera del Eintracht. Chandler la colgó en el corazón del área, donde Wellenreuther y Oczipka no impidieron que Piazón saltase sin problemas y rematase a placer. 1:0, el Schalke por detrás en el marcador desde una eternidad.
Di Matteo movió piezas, introdujo a Meyer, pero se quedó sin recompensa. Kirchhoff tuvo el empate en la cabeza, pero fue ayer cuando se volvió a ver el talón de Aquiles de este Schalke. Cuando se le torcían las cosas al Chelsea, di Matteo aun tenía a Drogba y Lampard para darle la vuelta a la tortilla. Este Schalke carece de jugadores de ese tipo.
Solo bastó con echarle un vistazo a la derrota del Schalke por 0-1 ayer en casa del Eintracht para saber lo que le espera al Real Madrid el próximo miércoles en la ida de octavos en Champions: un verdadero muro defensivo. Roberto di Matteo sigue con la filosofía que mantuvo a su equipo imbatido hasta ayer y lo ha llevado hasta el cuarto puesto de la Bundesliga: una linea de cinco atrás, tres pivotes muy pegados por delante y dos delanteros arriba para salir a la contra.
Con esa misma idea, el Chelsea de Di Matteo le gano la Champions al Bayern en su casa por penaltis en 2012. Pero existe una diferencia entre los Blues de Drogba y el Schalke de hoy: la disciplina. Mientras que Terry y compañía mantenían los espacios y las distancias al milímetro y así llegaron a vencerles a equipos tan potentes como el Barcelona y el Bayern, el Schalke se duerme en los laureles en más de una ocasión. Sobre todo cuando se enfrenta a equipos tan potentes en ataque como al Eintracht.
Las primeras ocasiones fueron para los visitantes. Un centro de Uchida que no encontró rematador (9.), un cabezazo de Matip que rozó el poste y dos disparos de Choupo-Moting (15.) y Höger (21.) detenidos por Trapp fueron las ocasiones con las que contó el cuadro minero en el primer tiempo. El Frankfurt en cambio no tuvo ninguna clara, lo que iba a cambiar en los segundos 45 minutos.
La segunda mitad comenzó con un penalti clarísimo de Höwedes a Hasebe (54.) no señalado por el colegiado. La defensa del Schalke ya no mostraba la misma firmeza y disciplina que en otras ocasiones y, solo unos minutos mas tarde, se vio superada por la excelente delantera del Eintracht. Chandler la colgó en el corazón del área, donde Wellenreuther y Oczipka no impidieron que Piazón saltase sin problemas y rematase a placer. 1:0, el Schalke por detrás en el marcador desde una eternidad.
Di Matteo movió piezas, introdujo a Meyer, pero se quedó sin recompensa. Kirchhoff tuvo el empate en la cabeza, pero fue ayer cuando se volvió a ver el talón de Aquiles de este Schalke. Cuando se le torcían las cosas al Chelsea, di Matteo aun tenía a Drogba y Lampard para darle la vuelta a la tortilla. Este Schalke carece de jugadores de ese tipo.