El Papa dice que la limosna no sirve para encubrir a quien paga en negro

El Papa dice que es un “pecado gravísimo” usar a Dios para cubrir la injusticia

Pablo Ordaz
Roma, El País
Dice el papa Francisco que quien va a misa todos los domingos, comulga, da limosnas o incluso envía un cheque para ayudar a la Iglesia pero luego paga mal a sus empleados o lo hace en negro, sin depositar la contribución para que tengan acceso a sanidad y jubilación, está “usando a Dios para cubrir la injusticia; y eso es un pecado gravísimo”. Durante su homilía matutina en la residencia de Santa Marta, Jorge Mario Bergoglio advirtió a los presentes de que la Cuaresma –el tiempo litúrgico que dedican los cristianos a preparar la Pascua—no consiste en “no comer carne los viernes, hacer cualquier cosita, y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, ignorar a los pobres; no es buen cristiano aquel que no hace justicia con las personas que dependen de él”.


No es la primera vez que Bergoglio avisa de que tiene calados a los fariseos del siglo XXI. A principios de noviembre de 2013, Francisco utilizó dos intervenciones sucesivas –una en la misa de Santa Marta y otra en la plaza de San Pedro— para dejar en evidencia a los corruptos que pretenden lavar su alma dando dinero a la Iglesia. “Tal vez comienzan con un pequeño sobre, pero esto es como las drogas: el hábito del soborno se convierte en una adicción”, dijo durante la homilía, “¡Dan de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, tal vez educados en colegios costosos, tal vez crecidos en ambientes cultos, habrán recibido de su papá como comida suciedad, porque su papá, llevando el pan sucio a la casa, ¡habrá perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza tal vez con una pequeña mordida ¡pero es como la droga, eh!”

El Papa dijo entonces que prefiere mil veces a un pecador que a un corrupto. “La diferencia”, explicó, “es que quien peca y se arrepiente, pide perdón, se siente débil, se siente hijo de Dios, se humilla y busca el perdón”. En cambio, añadió, “el corrupto lleva una doble vida. Mete la mano en el bolsillo y da a la Iglesia. Pero con la otra mano, roba: al Estado, a los pobres… Roba”. Según Jorge Mario Bergoglio, quien está haciendo de su pontificado un apelo constante a la tolerancia y al perdón, con los corruptos –“que escandalizan porque no se arrepienten”—no puede haber ningún tipo de compasión: “Se merecen – lo dice Jesús, no lo digo yo – que les pongan en el cuello una muela de molino y sean arrojados al mar. No se habla de perdón aquí”.

Durante su homilía de Santa Marta, que como todos los textos que lee están escritos de su puño y letra, el Papa también instó a los creyentes a que se pregunten qué pueden hacer para evitar tantas injusticias sociales: “¿Qué puedo hacer por los niños o por los ancianos que no tienen la posibilidad de ser visitados por un médico, o que esperan ocho horas y más el turno para ser atendidos y luego les cambian la cita para la semana siguiente?”.

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