El milagro de oír con una pastilla
ABC.es
Si oye pero no siempre entiende lo que le dicen o tiene problemas para seguir conversaciones en ambientes ruidosos es posible que esté sufriendo una pérdida de la audición. Bien por haber expuesto a su oído a un ruido excesivo, por algún problema congénito o simplemente por el envejecimiento. Sea cual sea el origen, el tratamiento que un otorrino puede ofrecerle pasa casi siempre por un audífono o un implante cuando se trata de una sordera más profunda. Pero puede que dentro de cinco años tenga a su disposición una batería de nuevos medicamentos para frenar o incluso revertir la pérdida de oído.
No es ningún sueño. La industria farmacéutica se ha lanzado al desarrollo de fármacos y terapias que pueden revolucionar el tratamiento de los problemas de la audición y de otros trastornos tan comunes como los vértigos y los acúfenos, esos ruidos que solo existen en el interior de nuestros oídos.
La nueva diana de los laboratorios
El oído ha pasado de ser un órgano olvidado para los gigantes farmacéuticos a su nueva diana. El negocio es atractivo. En un mundo cada vez más envejecido, casi la mitad de la población que supera los 75 años tiene algún problema de audición.
Novartis, por ejemplo, ha empezado a probar con un grupo de voluntarios una terapia génica que busca restaurar la audición perdida de la forma más natural posible: regenerando las células ciliadas. Estas células son claves en la audición porque transforman la señal acústica que llega del exterior en una señal eléctrica que puede entender el cerebro.
Terapia génica, directa a la cóclea
Las células ciliadas, alojadas en la cóclea, mueren por agresiones externas y no vuelven a nacer, a diferencia de lo que sucede en el oído de las aves que sí se regeneran. Estas células se atrofian por el daño de infecciones, uso de antibióticos, por el envejecimiento, por el trauma de ruidos como el que llega a través de los auriculares o se sufre en un concierto... “Si se lograra regenerar estas células se erradicarían la gran mayoría de las sorderas”, advierte el catedrático José Manuel Juiz, responsable del Instituto de Investigación en Discapacidades Neurológicas de la Universidad de Castilla-La Mancha (Idine).
El tratamiento que ensayan Novartis y la compañía Gen Vec en el Hospital de Kansas (EE.UU.) se ha desarrollado gracias al descubrimiento de un gen llamado Atoh1 que actúa como un interruptor maestro para activar el crecimiento de las células ciliadas del oído interno. El fármaco experimental (conocido como CGF166 ) se inyecta en el oído interno sin exponer al resto del organismo. El gen “viaja” en un virus modificado para que resulte inofensivo hasta el interior de la cóclea (caracol) para forzar el crecimiento de las células ciliares. Los investigadores creen que solo será necesario aplicar el fármaco una sola vez para poner en marcha la regeneración. Rob Gerk, un estadounidense de 31 años que tuvo meningitis de niño, ha sido el primero en probarlo, y aún no se tienen resultados.
Una pastilla al día a partir de los 50
La terapia que utilizaron con Rob requiere un quirófano y una pequeña intervención para poder acceder a la cóclea, la zona más protegida del sistema auditivo. Pero se espera que no tarde mucho en llegar un medicamento oral que aunque no logre revertir la sordera sí pueda prevenirla. “Probablemente tomaremos una pastilla al día para retrasar la pérdida asociada a la edad. Bastaría con que el fármaco lo retrasase cinco o diez años”, aseguraba al “New York Times” Edwin W. Rubel, profesor de la Universidad de Washington.
Rubel es cofundador de una empresa llamada Oricula Therapeutics que también se ha embarcado en la aventura de conseguir una pastilla milagro para volver a oír. El profesor Juiz coincide con Rubel y predice que en torno a los 50 años, el momento en el que se empieza a perder oído, tomemos un fármaco preventivo como ya tomamos la pastilla del colesterol.
Ayudar al cerebro a interpretar las señales
La farmacéutica Autifony Therapeutics explora las posibilidades de un comprimido diario que ayude al cerebro a interpretar mejor las señales que le llegan del nervio auditivo. Esta aproximación no es descabellada porque en realidad oímos lo que nuestro cerebro nos permite oír.
Auris Medical, un laboratorio suizo, también ensaya una medicación experimental (AM-111) útil en las personas que han sufrido una pérdida súbita de la audición. El fármaco no es oral, se introduce en el oído y solo es eficaz si se inyecta en una ventana de tiempo muy reducida, a las 48 horas de que ocurra.
El poder de las vitaminas
Otra de las líneas de acción más prometedoras es la utilización de productos que intenten reducir el daño oxidativo que sufre el oído. Una compañía de Seattle, trabaja en este campo, y ya ha demostrado que puede prevenir las pérdidas auditivas temporales. Para demostrarlo expusieron a un grupo de jóvenes con una audición normal a una prueba de fuego: a todos les pusieron durante cuatro horas seguidas música muy alta que les llegaba directamente a través de sus auriculares. A la mitad les dieron antes su medicina para proteger los oídos, y al resto un placebo. La prevención funcionó en los que tomaron la medicación.
El Ejército estadounidense es uno de los patrocinadores de algunas de estas investigaciones. Buscan una solución para los oídos de sus soldados, dañados por el elevado sonido de sus rifles. La Universidad de Illinois dirige un estudio para probar si un aminoácido (metionina) puede preservar el oído de los daños acústicos de los disparos.
Albacete coordina un proyecto europeo
Europa también investiga en la prevención de la sordera con la ayuda de antioxidantes. El grupo de Juiz en el Idine de Albacete coordina un proyecto europeo que trabaja en terapias antioxidantes. Su objetivo es conseguir que las células de nuestros oídos no se destruyan por las agresiones que sufre a lo largo de la vida. Si no se consigue la regeneración, al menos estos tratamientos lograrían prevenir el deterioro.
“Estamos ensayando un producto que combina vitaminas antioxidantes con magnesio. Cuando se combina el poder antioxidante de las vitaminas con la capacidad vasodilatadora del magnesio se pierde menos audición, al menos eso es lo que hemos comprobado en experimentos con animales”, explica el profesor José Manuel Juiz, coordinador del proyecto. Con el grupo de Juiz en Albacete colaboran otros grupos de investigación de Holanda, Alemania y Suecia.
Los experimentos del Idine se han trasladado a la Universidad de Hannover, donde han empezado a probar esta combinación pacientes con implante coclear.
¿Adiós a los audífonos?
¿Nos podremos olvidar de los audífonos? Manuel Manrique, especialista en oído de la Clínica de la Universidad de Navarra lo niega sin dudar. “Todos estos fármacos aún no son una realidad clínica, pero aunque lo fueran, los utilizaremos en combinación con los dispositivos electrónicos”.
Manrique confía en que los nuevos medicamentos se sumen a la tecnología y se conviertan en una herramienta más para los otorrinos. Su predicción es que primero serán una realidad las medicinas que puedan prevenir la sordera y después llegarán las estrategias de tipo regenerativo.
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Si oye pero no siempre entiende lo que le dicen o tiene problemas para seguir conversaciones en ambientes ruidosos es posible que esté sufriendo una pérdida de la audición. Bien por haber expuesto a su oído a un ruido excesivo, por algún problema congénito o simplemente por el envejecimiento. Sea cual sea el origen, el tratamiento que un otorrino puede ofrecerle pasa casi siempre por un audífono o un implante cuando se trata de una sordera más profunda. Pero puede que dentro de cinco años tenga a su disposición una batería de nuevos medicamentos para frenar o incluso revertir la pérdida de oído.
No es ningún sueño. La industria farmacéutica se ha lanzado al desarrollo de fármacos y terapias que pueden revolucionar el tratamiento de los problemas de la audición y de otros trastornos tan comunes como los vértigos y los acúfenos, esos ruidos que solo existen en el interior de nuestros oídos.
La nueva diana de los laboratorios
El oído ha pasado de ser un órgano olvidado para los gigantes farmacéuticos a su nueva diana. El negocio es atractivo. En un mundo cada vez más envejecido, casi la mitad de la población que supera los 75 años tiene algún problema de audición.
Novartis, por ejemplo, ha empezado a probar con un grupo de voluntarios una terapia génica que busca restaurar la audición perdida de la forma más natural posible: regenerando las células ciliadas. Estas células son claves en la audición porque transforman la señal acústica que llega del exterior en una señal eléctrica que puede entender el cerebro.
Terapia génica, directa a la cóclea
Las células ciliadas, alojadas en la cóclea, mueren por agresiones externas y no vuelven a nacer, a diferencia de lo que sucede en el oído de las aves que sí se regeneran. Estas células se atrofian por el daño de infecciones, uso de antibióticos, por el envejecimiento, por el trauma de ruidos como el que llega a través de los auriculares o se sufre en un concierto... “Si se lograra regenerar estas células se erradicarían la gran mayoría de las sorderas”, advierte el catedrático José Manuel Juiz, responsable del Instituto de Investigación en Discapacidades Neurológicas de la Universidad de Castilla-La Mancha (Idine).
El tratamiento que ensayan Novartis y la compañía Gen Vec en el Hospital de Kansas (EE.UU.) se ha desarrollado gracias al descubrimiento de un gen llamado Atoh1 que actúa como un interruptor maestro para activar el crecimiento de las células ciliadas del oído interno. El fármaco experimental (conocido como CGF166 ) se inyecta en el oído interno sin exponer al resto del organismo. El gen “viaja” en un virus modificado para que resulte inofensivo hasta el interior de la cóclea (caracol) para forzar el crecimiento de las células ciliares. Los investigadores creen que solo será necesario aplicar el fármaco una sola vez para poner en marcha la regeneración. Rob Gerk, un estadounidense de 31 años que tuvo meningitis de niño, ha sido el primero en probarlo, y aún no se tienen resultados.
Una pastilla al día a partir de los 50
La terapia que utilizaron con Rob requiere un quirófano y una pequeña intervención para poder acceder a la cóclea, la zona más protegida del sistema auditivo. Pero se espera que no tarde mucho en llegar un medicamento oral que aunque no logre revertir la sordera sí pueda prevenirla. “Probablemente tomaremos una pastilla al día para retrasar la pérdida asociada a la edad. Bastaría con que el fármaco lo retrasase cinco o diez años”, aseguraba al “New York Times” Edwin W. Rubel, profesor de la Universidad de Washington.
Rubel es cofundador de una empresa llamada Oricula Therapeutics que también se ha embarcado en la aventura de conseguir una pastilla milagro para volver a oír. El profesor Juiz coincide con Rubel y predice que en torno a los 50 años, el momento en el que se empieza a perder oído, tomemos un fármaco preventivo como ya tomamos la pastilla del colesterol.
Ayudar al cerebro a interpretar las señales
La farmacéutica Autifony Therapeutics explora las posibilidades de un comprimido diario que ayude al cerebro a interpretar mejor las señales que le llegan del nervio auditivo. Esta aproximación no es descabellada porque en realidad oímos lo que nuestro cerebro nos permite oír.
Auris Medical, un laboratorio suizo, también ensaya una medicación experimental (AM-111) útil en las personas que han sufrido una pérdida súbita de la audición. El fármaco no es oral, se introduce en el oído y solo es eficaz si se inyecta en una ventana de tiempo muy reducida, a las 48 horas de que ocurra.
El poder de las vitaminas
Otra de las líneas de acción más prometedoras es la utilización de productos que intenten reducir el daño oxidativo que sufre el oído. Una compañía de Seattle, trabaja en este campo, y ya ha demostrado que puede prevenir las pérdidas auditivas temporales. Para demostrarlo expusieron a un grupo de jóvenes con una audición normal a una prueba de fuego: a todos les pusieron durante cuatro horas seguidas música muy alta que les llegaba directamente a través de sus auriculares. A la mitad les dieron antes su medicina para proteger los oídos, y al resto un placebo. La prevención funcionó en los que tomaron la medicación.
El Ejército estadounidense es uno de los patrocinadores de algunas de estas investigaciones. Buscan una solución para los oídos de sus soldados, dañados por el elevado sonido de sus rifles. La Universidad de Illinois dirige un estudio para probar si un aminoácido (metionina) puede preservar el oído de los daños acústicos de los disparos.
Albacete coordina un proyecto europeo
Europa también investiga en la prevención de la sordera con la ayuda de antioxidantes. El grupo de Juiz en el Idine de Albacete coordina un proyecto europeo que trabaja en terapias antioxidantes. Su objetivo es conseguir que las células de nuestros oídos no se destruyan por las agresiones que sufre a lo largo de la vida. Si no se consigue la regeneración, al menos estos tratamientos lograrían prevenir el deterioro.
“Estamos ensayando un producto que combina vitaminas antioxidantes con magnesio. Cuando se combina el poder antioxidante de las vitaminas con la capacidad vasodilatadora del magnesio se pierde menos audición, al menos eso es lo que hemos comprobado en experimentos con animales”, explica el profesor José Manuel Juiz, coordinador del proyecto. Con el grupo de Juiz en Albacete colaboran otros grupos de investigación de Holanda, Alemania y Suecia.
Los experimentos del Idine se han trasladado a la Universidad de Hannover, donde han empezado a probar esta combinación pacientes con implante coclear.
¿Adiós a los audífonos?
¿Nos podremos olvidar de los audífonos? Manuel Manrique, especialista en oído de la Clínica de la Universidad de Navarra lo niega sin dudar. “Todos estos fármacos aún no son una realidad clínica, pero aunque lo fueran, los utilizaremos en combinación con los dispositivos electrónicos”.
Manrique confía en que los nuevos medicamentos se sumen a la tecnología y se conviertan en una herramienta más para los otorrinos. Su predicción es que primero serán una realidad las medicinas que puedan prevenir la sordera y después llegarán las estrategias de tipo regenerativo.
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