El Getafe saca los colores al Sevilla y Pedro León sentencia
Madrid, As
El fútbol no para de sorprender, hasta el punto que ayer se vio a Pedro León oportunista, él, que lleva años regalando asistencias y jugando para los demás, decidió el partido metiendo la puntera de su bota. Él, que posiblemente tenga el mayor repertorio que exista de cómo golpear al balón (y bien), marcó de punterazo.
Las alineaciones escondían sorpresas. En la portería del Getafe apareció Jona y en el Sevilla Deulofeu pagó con el banquillo su disperso partido en el Bernabéu cuatro días atrás.
En el 7’, primer remate con peligro. Disparo con rosca de Álvaro buscando el segundo palo y manos del joven meta Sergio Rico.
En el 14,’ a Sammir le quedó el balón dentro del área como a Tiago un día antes en el Calderón, pero no le pegó igual, de hecho casi ni le pegó, pues dio al balón de refilón saliendo este desorientado como un globo perdiendo aire.
Se lesionó Mbia en el minuto de los supersticiosos, el 13, y con diez en el campo el Sevilla creó su ocasión más clara, una buena combinación triangular con pase picado de Banega y dejada de Aspas que Iborra, en semichilena, remató fuera casi a puerta vacía pues Jona se había ido al primer palo.
En el 28’, penalti de Diogo a Álvaro. Tan claro como que Diego Castro no vuelve a tirar un penalti mientras esté Quique Flores, por pifiar el último al lanzarlo a lo Panenka. Álvaro aseguró. Con la cintura mandó al portero al palo izquierdo y con el pie el balón al derecho. Gol. Un penalti de los de toda la vida. Fútbol sin subtítulos.
El Getafe sufrió cada vez que Banega tocó el balón, moviendo bien al Sevilla alternando el pase corto con el largo, ya fuese al pie o al hueco. A su vez, Sammir mejoró mucho al Getafe jugando como interior izquierdo, del mismo modo que se paladeó al mejor Diego Castro en tiempos: impagable esa pisada dentro del área en el 80’ descolocando a cinco defensores.
Nada más iniciarse la segunda parte Álvaro tuvo el 2-0. Se lo trabajó él, limpiándole el balón a un confiado Kolo pero desvió por milímetros la definición. Descontento, Emery quiso pintar otro partido quitando a Iago Aspas y dando entrada al joven Juan. A los diez minutos tuvo premio, Krychowiak se encontró en la corona del área un balón rebotado y se le ocurrió la mejor de las soluciones, ponerlo dentro de la portería de un zapatazo tremendo. Para los que no tenemos ni idea de polaco, desde ayer, golazo es lo más parecido que no puede parecer qué significa Krychowiak.
Mal paso el que tuvo el Sevilla en su media semana en Madrid: el miércoles perdió en el Bernabéu y el domingo en Getafe.
El fútbol no para de sorprender, hasta el punto que ayer se vio a Pedro León oportunista, él, que lleva años regalando asistencias y jugando para los demás, decidió el partido metiendo la puntera de su bota. Él, que posiblemente tenga el mayor repertorio que exista de cómo golpear al balón (y bien), marcó de punterazo.
Las alineaciones escondían sorpresas. En la portería del Getafe apareció Jona y en el Sevilla Deulofeu pagó con el banquillo su disperso partido en el Bernabéu cuatro días atrás.
En el 7’, primer remate con peligro. Disparo con rosca de Álvaro buscando el segundo palo y manos del joven meta Sergio Rico.
En el 14,’ a Sammir le quedó el balón dentro del área como a Tiago un día antes en el Calderón, pero no le pegó igual, de hecho casi ni le pegó, pues dio al balón de refilón saliendo este desorientado como un globo perdiendo aire.
Se lesionó Mbia en el minuto de los supersticiosos, el 13, y con diez en el campo el Sevilla creó su ocasión más clara, una buena combinación triangular con pase picado de Banega y dejada de Aspas que Iborra, en semichilena, remató fuera casi a puerta vacía pues Jona se había ido al primer palo.
En el 28’, penalti de Diogo a Álvaro. Tan claro como que Diego Castro no vuelve a tirar un penalti mientras esté Quique Flores, por pifiar el último al lanzarlo a lo Panenka. Álvaro aseguró. Con la cintura mandó al portero al palo izquierdo y con el pie el balón al derecho. Gol. Un penalti de los de toda la vida. Fútbol sin subtítulos.
El Getafe sufrió cada vez que Banega tocó el balón, moviendo bien al Sevilla alternando el pase corto con el largo, ya fuese al pie o al hueco. A su vez, Sammir mejoró mucho al Getafe jugando como interior izquierdo, del mismo modo que se paladeó al mejor Diego Castro en tiempos: impagable esa pisada dentro del área en el 80’ descolocando a cinco defensores.
Nada más iniciarse la segunda parte Álvaro tuvo el 2-0. Se lo trabajó él, limpiándole el balón a un confiado Kolo pero desvió por milímetros la definición. Descontento, Emery quiso pintar otro partido quitando a Iago Aspas y dando entrada al joven Juan. A los diez minutos tuvo premio, Krychowiak se encontró en la corona del área un balón rebotado y se le ocurrió la mejor de las soluciones, ponerlo dentro de la portería de un zapatazo tremendo. Para los que no tenemos ni idea de polaco, desde ayer, golazo es lo más parecido que no puede parecer qué significa Krychowiak.
Mal paso el que tuvo el Sevilla en su media semana en Madrid: el miércoles perdió en el Bernabéu y el domingo en Getafe.