Diego Lagomarsino ignora por qué faltan sus huellas dactilares en la pistola que le dio a Nisman
Madrid, EFE
El informático Diego Lagomarsino, único imputado en la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, afirma ignorar por qué no aparecen sus huellas dactilares en la pistola que prestó al acusador público, muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero pasado.
En una entrevista que hoy publica el diario español “El País”, Lagomarsino asegura que prestó el arma porque Nisman le dijo que quería proteger a sus hijas, pero que él no sabía que ellas vivían fuera de Argentina.
El informático enseñó a Nisman a manejar el arma, motivo por el que sus huellas deberían aparecer, porque él no la limpió y en la entrevista afirma que heredó la pistola de un familiar en 2002 y apenas la había usado un par de veces en esa época.
Lagomarsino, de 38 años, conoció a Nisman a través de un amigo común y en 2007 comenzó a colaborar con la fiscalía que investigaba el atentado con la Asociación Israelí argentina (AMIA), que causó 85 muertos en 1994, causa en la que Nisman participaba.
El informático asistía a Nisman en cuestiones técnicas: “se habló mucho de si yo cobraba por hacer copias de resguardo, pero sistemas no es solo hacer resguardos” del material investigado.
A mediados de 2014 Nisman le habló de la denuncia que preparaba contra la presidenta argentina, Cristina Fernández y le mostró el expediente que preparaba.
Lagomarsino no se pronuncia acerca de las hipótesis que expliquen la muerte de Nisman: suicidio, suicidio inducido o asesinato, pero tiene claro que la muerte del fiscal le afectó.
“El 18 de enero murió el Diego Lagomarsino que yo era”, afirma el informático, que reconoce pensar en las tres hipótesis “y todas se me mezclan”.
El último día que se vieron antes de la muerte de Nisman lo encontró “tranquilo”, después de haber comprobado que sus estados de ánimo eran “arriba y abajo: Muy eufórico y a los diez minutos tranquilo”.
Sobre las insinuaciones de que mantenía una relación íntima con Nisman, Lagomarsino asegura que la relación no era de carácter homosexual y pide respeto, tanto por sus propios hijos como por las del fiscal.
El informático Diego Lagomarsino, único imputado en la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, afirma ignorar por qué no aparecen sus huellas dactilares en la pistola que prestó al acusador público, muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero pasado.
En una entrevista que hoy publica el diario español “El País”, Lagomarsino asegura que prestó el arma porque Nisman le dijo que quería proteger a sus hijas, pero que él no sabía que ellas vivían fuera de Argentina.
El informático enseñó a Nisman a manejar el arma, motivo por el que sus huellas deberían aparecer, porque él no la limpió y en la entrevista afirma que heredó la pistola de un familiar en 2002 y apenas la había usado un par de veces en esa época.
Lagomarsino, de 38 años, conoció a Nisman a través de un amigo común y en 2007 comenzó a colaborar con la fiscalía que investigaba el atentado con la Asociación Israelí argentina (AMIA), que causó 85 muertos en 1994, causa en la que Nisman participaba.
El informático asistía a Nisman en cuestiones técnicas: “se habló mucho de si yo cobraba por hacer copias de resguardo, pero sistemas no es solo hacer resguardos” del material investigado.
A mediados de 2014 Nisman le habló de la denuncia que preparaba contra la presidenta argentina, Cristina Fernández y le mostró el expediente que preparaba.
Lagomarsino no se pronuncia acerca de las hipótesis que expliquen la muerte de Nisman: suicidio, suicidio inducido o asesinato, pero tiene claro que la muerte del fiscal le afectó.
“El 18 de enero murió el Diego Lagomarsino que yo era”, afirma el informático, que reconoce pensar en las tres hipótesis “y todas se me mezclan”.
El último día que se vieron antes de la muerte de Nisman lo encontró “tranquilo”, después de haber comprobado que sus estados de ánimo eran “arriba y abajo: Muy eufórico y a los diez minutos tranquilo”.
Sobre las insinuaciones de que mantenía una relación íntima con Nisman, Lagomarsino asegura que la relación no era de carácter homosexual y pide respeto, tanto por sus propios hijos como por las del fiscal.