Denunció extorsión de un fiscal y un policía, terminó sin auto y querellado
La Paz, Erbol
La noche del sábado 17 de enero, Rony García subió a su vehículo, casi nuevo, para ir a comprar a una licorería. Nunca imaginó que durante las semanas siguientes sufriría un calvario que incluyó un arresto, la extorsión de un fiscal, una segunda extorsión de un policía y, encima, que le retengan su auto.
Alrededor de las 23.00, Ronny decidió conducir su Nissan Sentra del 2014, en compañía de su amigo, hacia una licorería en la zona Sur. Al llegar a la tienda, visibilizó que a pocos pasos había dos policías, a bordo de motocicletas. Sospechó que algo tramaban.
Recogió las bebidas y emprendió el regreso. A las pocas cuadras de avance, los vigilantes lo interceptaron: uno se pudo delante del auto y el otro a un costado. El amigo reaccionó y salió a increpar a los policías.
Los arrestaron.
Ronny admitió que tomó “unos tres whiskys”, sin embargo, no le hicieron una prueba de alcoholemia. Los policías lo llevaron a una unidad policial de la zona Sur, donde se acogió al derecho al silencio, y fue introducido a una celda.
Recién al medio día del domingo, un cabo se acercó a él para informarle que debe llamar a su abogado. Él respondió que para eso le debían devolver su teléfono celular que le habían sacado al ingresarlo a la celda. Después, llamó a su abogada.
Apareció el fiscal
La defensora de García llegó para auxiliarlo. Ingresó a una oficina a hablar con el fiscal de turno: Carlos Villena. La abogada salió del recinto y le informó a su cliente: “hablé con el fiscal, quiere mil dólares”. Argumentó que el representante del Ministerio Público iba a salir de su turno en poco tiempo y que, de no “arreglar” en ese momento, podría mantenerse encerrado hasta que regrese, es decir, el miércoles.
Ronny llamó a amigos y parientes. Consiguió los mil dólares.
Entró a la oficina del fiscal y dijo: “doctor, en los términos que ha hablado con la doctora, yo he conseguido lo que está requiriendo y quiero que ‘arreglemos’ y por favor libere mi auto y libéreme a mí”. La autoridad respondió que él estaba libre y cuando se le inquirió sobre el auto, sacó al arrestado de su oficina.
Una vez afuera, la abogada reingresó al recinto para pagar. Mientras tanto, García no sabía qué iba pasar con su carro.
Y luego aparece un capitán
El fiscal envió a Ronny a declarar ante un policía investigador, el teniente Tola. Éste le manifestó que no puede sobrepasar la autoridad de su capitán, Ludwing Herrera, y le sugirió que “arregle con él” porque estaba pensando en querellarlo por lesiones que supuestamente sufrió por el auto de García al momento de detenerlo.
El teniente entregó al fiscal un informe donde no constaba que el auto había sido secuestrado por la Policía. Se presentó ante Villena reclamando por la situación y éste le pidió regresar a su casa porque él iba a “arreglar” con el capitán para cambiar el informe.
Volvió el martes, el fiscal le dijo que ya no tiene nada que ver en el caso y lo mandó a “arreglar” con el capitán en persona.
Ronny se encontró con Ludwing Herrera. El policía argumentó que no tenía un certificado forense de la herida porque el médico también era de la institución del orden y eso no está permitido. Sin embargo, para dar una solución, entregó a García una tarjeta, la de su abogada María Elena Paz Valdivia, y le pidió que la visite.
La abogada de García se reunió con Paz Valdivia. La defensora del capitán le manifestó que lo primero que debe hacer es pagarle 3.000 bolivianos o 500 dólares para que Herrera desista de denunciarlo. Una vez pagado ese monto, recién el capitán le informaría cuánto estaba pidiendo para “arreglar” el caso. “Si a mí me estás dando 500, los menos que va a querer el capitán son otros 500”, habría dicho Paz.
Otro fiscal
Ronny consiguió otro abogado. Éste pidió al fiscal Villena que libere el vehículo, pero, al quinto día, los solicitantes recién se notificaron que ahora otro fiscal tenía el caso: Félix Ugarte.
El fiscal Ugarte no se manifestó al respeto, hasta este viernes. Indicó que, según policías, sí existe una prueba de alcoholemia, la cual no está en la investigación porque fue derivada a Tránsito para el trámite de suspensión de la licencia de García.
En cuanto a la denuncia del capitán, este fiscal confirmó que no hay un certificado forense, sólo la declaración del policía.
Ugarte agregó que aún no se entregó el Nissan Sentra a su dueño porque, éste no había presentado sus documentos. Explicó que le faltaba entregar el registro del RUAT.
García celebró la posición de Ugarte y anunció que presentará el RUAT. Sin embargo, aclaró que, por más que le entreguen su auto, continuará con denuncias contra el fiscal Villena y el capitán Herrera.
No hay auto, pero sí una querella
En la tarde, Ronny fue a verificar si Ugarte cumplió su compromiso. El fiscal sí había firmado la orden para devolverle el vehículo. El teniente Tola volvió a escena y le pidió que llevara el trámite a la oficina central de Tránsito, sin embargo, ésta ya estaba cerrada. Entonces, García debe esperar hasta el miércoles para recuperar su vehículo.
En el interín, Tola notificó a García con una querella que le interpuso su jefe, el capitán, acusándolo de los delitos de conducción peligrosa y tentativa de homicidio. Luego, el mismo Herrera se encontró de frente con su denunciante y se le puso “cara a cara”. “Me levantó la madre, me dijo ‘te voy a sacar la M’ y otras cosas más grotescas”, relató el increpado.
Ronny advirtió de esta situación al fiscal en cuya oficina Herrera le volvió a reclamar: “¿Cuándo yo te he pedido dinero?”, exclamó el policía. El denunciante le explicó que quién había pedido dinero a su nombre es su propia abogada. El capitán abandonó el recinto haciendo ademanes de amenaza.
Mientras tanto, su auto rojo está en un parqueo en la zona de Cota Cota.
La noche del sábado 17 de enero, Rony García subió a su vehículo, casi nuevo, para ir a comprar a una licorería. Nunca imaginó que durante las semanas siguientes sufriría un calvario que incluyó un arresto, la extorsión de un fiscal, una segunda extorsión de un policía y, encima, que le retengan su auto.
Alrededor de las 23.00, Ronny decidió conducir su Nissan Sentra del 2014, en compañía de su amigo, hacia una licorería en la zona Sur. Al llegar a la tienda, visibilizó que a pocos pasos había dos policías, a bordo de motocicletas. Sospechó que algo tramaban.
Recogió las bebidas y emprendió el regreso. A las pocas cuadras de avance, los vigilantes lo interceptaron: uno se pudo delante del auto y el otro a un costado. El amigo reaccionó y salió a increpar a los policías.
Los arrestaron.
Ronny admitió que tomó “unos tres whiskys”, sin embargo, no le hicieron una prueba de alcoholemia. Los policías lo llevaron a una unidad policial de la zona Sur, donde se acogió al derecho al silencio, y fue introducido a una celda.
Recién al medio día del domingo, un cabo se acercó a él para informarle que debe llamar a su abogado. Él respondió que para eso le debían devolver su teléfono celular que le habían sacado al ingresarlo a la celda. Después, llamó a su abogada.
Apareció el fiscal
La defensora de García llegó para auxiliarlo. Ingresó a una oficina a hablar con el fiscal de turno: Carlos Villena. La abogada salió del recinto y le informó a su cliente: “hablé con el fiscal, quiere mil dólares”. Argumentó que el representante del Ministerio Público iba a salir de su turno en poco tiempo y que, de no “arreglar” en ese momento, podría mantenerse encerrado hasta que regrese, es decir, el miércoles.
Ronny llamó a amigos y parientes. Consiguió los mil dólares.
Entró a la oficina del fiscal y dijo: “doctor, en los términos que ha hablado con la doctora, yo he conseguido lo que está requiriendo y quiero que ‘arreglemos’ y por favor libere mi auto y libéreme a mí”. La autoridad respondió que él estaba libre y cuando se le inquirió sobre el auto, sacó al arrestado de su oficina.
Una vez afuera, la abogada reingresó al recinto para pagar. Mientras tanto, García no sabía qué iba pasar con su carro.
Y luego aparece un capitán
El fiscal envió a Ronny a declarar ante un policía investigador, el teniente Tola. Éste le manifestó que no puede sobrepasar la autoridad de su capitán, Ludwing Herrera, y le sugirió que “arregle con él” porque estaba pensando en querellarlo por lesiones que supuestamente sufrió por el auto de García al momento de detenerlo.
El teniente entregó al fiscal un informe donde no constaba que el auto había sido secuestrado por la Policía. Se presentó ante Villena reclamando por la situación y éste le pidió regresar a su casa porque él iba a “arreglar” con el capitán para cambiar el informe.
Volvió el martes, el fiscal le dijo que ya no tiene nada que ver en el caso y lo mandó a “arreglar” con el capitán en persona.
Ronny se encontró con Ludwing Herrera. El policía argumentó que no tenía un certificado forense de la herida porque el médico también era de la institución del orden y eso no está permitido. Sin embargo, para dar una solución, entregó a García una tarjeta, la de su abogada María Elena Paz Valdivia, y le pidió que la visite.
La abogada de García se reunió con Paz Valdivia. La defensora del capitán le manifestó que lo primero que debe hacer es pagarle 3.000 bolivianos o 500 dólares para que Herrera desista de denunciarlo. Una vez pagado ese monto, recién el capitán le informaría cuánto estaba pidiendo para “arreglar” el caso. “Si a mí me estás dando 500, los menos que va a querer el capitán son otros 500”, habría dicho Paz.
Otro fiscal
Ronny consiguió otro abogado. Éste pidió al fiscal Villena que libere el vehículo, pero, al quinto día, los solicitantes recién se notificaron que ahora otro fiscal tenía el caso: Félix Ugarte.
El fiscal Ugarte no se manifestó al respeto, hasta este viernes. Indicó que, según policías, sí existe una prueba de alcoholemia, la cual no está en la investigación porque fue derivada a Tránsito para el trámite de suspensión de la licencia de García.
En cuanto a la denuncia del capitán, este fiscal confirmó que no hay un certificado forense, sólo la declaración del policía.
Ugarte agregó que aún no se entregó el Nissan Sentra a su dueño porque, éste no había presentado sus documentos. Explicó que le faltaba entregar el registro del RUAT.
García celebró la posición de Ugarte y anunció que presentará el RUAT. Sin embargo, aclaró que, por más que le entreguen su auto, continuará con denuncias contra el fiscal Villena y el capitán Herrera.
No hay auto, pero sí una querella
En la tarde, Ronny fue a verificar si Ugarte cumplió su compromiso. El fiscal sí había firmado la orden para devolverle el vehículo. El teniente Tola volvió a escena y le pidió que llevara el trámite a la oficina central de Tránsito, sin embargo, ésta ya estaba cerrada. Entonces, García debe esperar hasta el miércoles para recuperar su vehículo.
En el interín, Tola notificó a García con una querella que le interpuso su jefe, el capitán, acusándolo de los delitos de conducción peligrosa y tentativa de homicidio. Luego, el mismo Herrera se encontró de frente con su denunciante y se le puso “cara a cara”. “Me levantó la madre, me dijo ‘te voy a sacar la M’ y otras cosas más grotescas”, relató el increpado.
Ronny advirtió de esta situación al fiscal en cuya oficina Herrera le volvió a reclamar: “¿Cuándo yo te he pedido dinero?”, exclamó el policía. El denunciante le explicó que quién había pedido dinero a su nombre es su propia abogada. El capitán abandonó el recinto haciendo ademanes de amenaza.
Mientras tanto, su auto rojo está en un parqueo en la zona de Cota Cota.