Blázquez se compromete a combatir la pederastia

El Papa nombra 20 nuevos cardenales, entre ellos el español

Pablo Ordaz
Roma, El País
El papa Francisco creó este sábado 20 nuevos cardenales con el objetivo de ir cambiando, en el fondo y en la forma, la composición del cónclave que elija a su sucesor. En el fondo, porque Jorge Mario Bergoglio desea que el colegio cardenalicio se vaya pareciendo a su idea de Iglesia. Y en la forma, para equilibrar el, hasta ahora, absoluto protagonismo de Europa y, sobre todo, de Italia. El Papa les dijo que tienen que tener “un fuerte sentido de la justicia, de modo que no acepten ninguna injusticia”. Tras la ceremonia, Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y desde este sábado nuevo cardenal, se comprometió a “colaborar con la justicia de manera decidida” en los casos de pederastia dentro de la Iglesia, porque, según admitió, “lo primero es pedir perdón, pero no basta”.


Entre la veintena de nuevos cardenales los hay electores —menores de 80 años— y no electores —mayores de esa edad, por lo que no pueden votar, pero sí ser elegidos—. A pesar de que entre los nuevos “príncipes de la Iglesia” los hay de países que hasta ahora no habían estado representados en un cónclave —Vietnam, Nueva Zelanda, Birmania, Tonga o Cabo Verde—, la mayoría sigue siendo europea, con 57 de los 125 electores. Después va América (36), África (15), Asia (14) y Oceanía (3). Además de a Blázquez, el Papa impuso el capelo y la birreta al mexicano Alberto Suárez Inda, al panameño de origen español José Luis Lacunza Maestrojuán y al uruguayo Daniel Fernando Sturla Berhouet. El colombiano Jesús Pimiento Rodríguez no se atrevió a viajar a Roma, debido a los achaques propios de sus 96 años, y recibirá el anillo en Bogotá.

Fiel a su estilo, Jorge Mario Bergoglio no quiso que los nuevos cardenales emprendieran el camino de regreso a sus países sin advertirles de que la púrpura no los hace inmune a la envidia y al orgullo y les pidió que “sirvan siempre con alegría a la verdad” y que huyan “del peligro mortal de la ira acumulada”. La delegación española, formada por 11 altos cargos, estuvo encabezada por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y por los ministros de Asuntos Exteriores e Interior.

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