Athletic-Barcelona (2-5): Messi quiere la Liga

El argentino, demoledor, hizo un gol, participó en otros tres, estuvo preciosista y fue el líder de un equipo que demuestra poderío y está a un punto del Madrid. Marcaron también Neymar, Suárez, Pedro y De Marcos en propia meta.

Bilbao, As
Luis Enrique ha conseguido convertir una orquesta de cámara en The Ramones. Este Barça es puro Rock and Roll en el que los violines han dejado paso a guitarras desatadas. Y el resultado es un desmelene divertidísimo en el que nunca se sabe cuando se ha acabado el concierto. El Barça vive al límite en ataque y en defensa. Es absolutamente contundente en la pegada al tiempo que deja a los rivales opciones para que el portero, en otro tiempo un espectador de lujo, cobre su protagonismo. Y en estos casos, San Mamés es el escenario ideal y el Athletic el mejor adversario. Aferrado a un compás frenético, el Barça superó el examen de San Mamés por 2-5 como un trueno, aceptando un duelo a campo abierto en el que más corriera se llevaba el partido. A día de hoy, pocos corren como el Barça. Y ninguno de los que corran tanto tienen delante a tipos con la calidad de Neymar y Messi.


Con su triunfo de ayer el Barça se coloca a un punto del Madrid en una clara demostración de las tendencias opuesta de ambos equipos. Es el Barcelona hoy un adversario temible comandado por dos diablos como Neymar y Messi que dan la sensación de disfrutar como locos en esa montaña rusa en la que se ha convertido el Barcelona. Mientras la defensa y el portero -ayer Bravo y Piqué volvieron a ser providenciales en momentos clave del partido- aguanten atrás es cuestión de tiempo que el Barça te mate delante.

Al Barcelona le costó aguantar la galerna del inicio. El Athletic salió a jugar valiente y decidido ante el Barcelona. Con una presión alta que impedía la salida de balón del equipo culé, que a diferencia de otras veces, pareció sentirse cómodo en el ejercicio de disputar cada balón dividido, en desafiar a sprints a los rivales y en saber que, antes o después, el trío de pirañas que tiene delante iba a comerse a Gorka.

A la primera oportunidad, que llegó al cuarto de hora de partido, la fortuna se alió con un Messi que ayer volvió a dictar un curso en La Catedral. Un disparo lejano de falta fue desviado por la cabeza de Laporte y despistó a Gorka, que tampoco es que estuviera hecho un felino en la rectificación. Ese 0-1 en otra época hubiera supuesto que el Barça estaba a punto de iniciar el acune del balón para dormir el partido. Pero Luis Enrique no toca Brahms, toca Sex Pistols. Y en vez de resguardarse en el toque, el Barcelona invitó a los vascos a seguir disputando cada balón como si fuera el último. El Athletic accedió al envite, lo lleva en el ADN, y el Barça se lo pasó en grande.

Bravo evitó el empate de los vascos con dos intervenciones de mérito antes de que Messi y Neymar cocinaran un contragolpe vertiginoso en el que le dejaron la pelota franca para que Luis Suárez rompiera su maldición goleadora batiendo a un Gorka que también pudo haber hecho algo más.

Ni con el 0-2 se durmió el partido. Antes del descanso Laporte (qué enorme jugador) evitó un gol de Neymar, Aduriz cabeceó al palo y en la segunda parte, como si fueran dos pesos pesados que se deben el último alquiler, volvieron a salir ambos equipos a buscarse a campo abierto. Los Ramones sonaron con más fuerza. Rico se aprovechó del único fallo de Messi para acortar distancias, pero de la Mano de Messi (en colaboración con De Marcos) y Neymar, el intercambio de uppercuts cayó de lado del Barça mientras a Etxeita se le fueran los tacos y viera la roja. Luego, Messi hizo la enésima maravilla de la noche que culminó Pedro con el 2-5 definitivo que cerraba una gran noche de Rock duro en San Mamés.

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