ANÁLISIS / El BCE se adentra en el juego político

Sin impago y con el programa en vigor, es difícil explicar la decisión de Mario Draghi

Alicia González, El País

Entre los niños es habitual que se cambien las reglas en mitad del juego cuando el resultado no discurre como habían previsto sus organizadores. Pero entre adultos, ese comportamiento suele cuando menos cuestionarse. La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de dejar de aceptar deuda soberana griega como colateral para seguir financiando a las entidades helenas también cambia las reglas del juego y cuestiona el verdadero papel del BCE en este episodio.


En realidad, la decisión ya se esperaba, pero para finales de mes. Es entonces cuando concluye el plazo del segundo rescate griego y la entidad ha dejado claro que sin programa de rescate —es decir, sin un compromiso explícito a acatar un plan de ajuste fiscal— la entidad no puede aceptar deuda que no tenga grado de inversión. Los bonos griegos tienen calificación de bono basura y hasta ahora se había hecho una excepción con ellos.

Apenas 15 días antes de su vencimiento natural, sin que se haya producido un impago y con el programa, por tanto, en vigor, el BCE no puede argumentar que su decisión de adelantar el fin de la excepción se ajuste a razones de índole monetaria. Al mismo tiempo, la entidad mantiene la línea de Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA) para el sistema financiero heleno por unos 60.000 millones de euros. Pero el Consejo de Gobierno de la entidad puede acordar, por mayoría de dos tercios, restringir incluso esa financiación de emergencia si considera que “las operaciones interfieren con los objetivos y mandatos del eurosistema”.

Draghi marca con su decisión el calendario de negociación con Grecia y acorta los márgenes de Atenas. A partir del próximo miércoles, día 11, los bancos griegos ya no podrán acceder a la financiación barata que ofrece el BCE (al 0,05%) sino que tendrán que pagar los sobrecostes que supone la financiación de la ELA (1,55%), por una cuantía que ahora parece suficiente siempre que la fuga de depósitos no se acelere. Ese mismo día se reúne el Eurogrupo y al día siguiente los jefes de Estado y de Gobierno, con la crisis de Grecia como principal punto del orden del día. El día 18 se vuelve a reunir el Consejo de Gobierno del BCE, el órgano que tiene capacidad para decidir sobre las condiciones de la financiación a la banca de Grecia y que ahora puede volver a cambiar las reglas.

Algunos expertos apuntan que, a partir del día 25, el Gobierno puede empezar a tener problemas de liquidez porque se acumulan dos vencimientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 2.000 millones de euros. Después del día 28, Grecia quedaría fuera del plan de rescate. Los analistas sostienen que la inyección de liquidez aprobada por el BCE en enero ha limitado el contagio de la crisis de Grecia pero el escenario a partir del día 28 se adentra en terreno desconocido. Dice un proverbio inglés que un mar en calma no hace un gran marino. Pero una gran tormenta tampoco garantiza los galones.

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