Adiós a las siliconas: la moda de las lolas pocket impone una nueva “belleza ideal”

Las mujeres que en los ‘90 se colocaron prótesis para agrandar su busto ahora vuelven al quirófano para reducirlo. Y aquellas que tienen poco, lo exhiben con orgullo y sin pudor. Las famosas encabezan el fenómeno.

Buenos Aires, Clarín
“Sin tetas no hay paraíso”, aseguraba una novela colombiana que fue furor a mediados de los 2000. Parece que casi una década después las mujeres se dieron cuenta de que con tetas tampoco. La magnitud y el volumen ya ni siquiera son sinónimo de belleza, tal es así que muchas se arrepienten de habérselas agrandado y vuelven al quirófano para reducir tamaño.


En el plano internacional, la pionera fue Pamela Anderson. En los 90 corría por la arena y sus lolas se bamboleaban en cámara lenta. En 2012, la actriz le dijo adiós a “los salvavidas” para darle la bienvenida a unas prótesis tamaño más natural. Otra que siguió sus pasos fue Victoria Beckham. El año pasado, sobre sus implantes dijo: “No los tengo más”. Incluso aquellas a quienes la naturaleza les guiñó un ojo, como Salma Hayek y Sofía Vergara, pasaron por el quirófano para reducir el exceso genético.

Y si quedan dudas sobre la nueva moda de las lolas pocket, sólo basta con mirar la alfombra roja de la temporada de premiaciones: los SAG, los Globos de Oro, los Critics’ Choice Awards o los Oscars esta noche: mucho escotes pronunciado pero con el relleno justo al estilo de Jennifer Aniston, Kate Hudson o Sienna Miller. Porque es otro cambio que se advierte acá: las mujeres no renuncian a escotes amplios como valles a pesar de que las lolas parecieran en repliegue.

Es que Hollywood es sinónimo de glamour y buen gusto, pero un elegante vestido ultra escotado pasa a ser ordinario si quien lo lleva tiene una delantera de más de 90 centímetros. La tendencia también se nota en estos pagos. “Lo empecé a notar en mi consultorio el año pasado y cada vez más mujeres que consultan para achicarse prótesis o reducir el busto, algo que antes casi no sucedía”, indica el doctor Martín Moyano Bradley, director de Estética Buenos Aires y especialista en cirugía plástica y reparadora.

Es que el paradigma de lo natural gana espacio en todos los terrenos. Pero también influyen las cuestiones particulares. “Muchas veces me preguntan si el implante es para toda la vida y yo les digo que podría durar para siempre, no tiene vencimiento, pero una paciente a los 25 años quiere una cosa y a los 45 quizás quiere otra y entonces vuelve a operarse”, explica Moyano Bradley. Para el especialista, el mayor índice de mujeres que se achican las mamas “son pacientes que se pusieron prótesis grandes y buscan un perfil más moderado”, indica.

Hay zonas donde es muy difícil dar marcha atrás, como la nariz, pero con las prótesis mamarias es lo contrario. “Es reversible, si por alguna razón hay que sacar el implante, se saca y no pasa nada”, explica el doctor Jorge Patané, ex jefe de Cirugía Plástica del Hospital Fernández.

Apostar por lo armónico es la premisa de Willy García Navarro, que representa modelos y actrices. “A quienes quieren operarse aconsejo que no sea grotesco, sino acorde a su figura”, señala. En su staff es raro encontrar alguna modelo cuyo busto supere 90 centímetros. Las exponentes argentinas orgullosas de su delantera pocket ilustran esta nota: Eugenia Tobal, Juanita Viale, Calu Rivero, Agustina Cherri y la lista sigue.

Pero el premio al pecho plano se lo lleva Keira Knightley, actriz que siempre se mostró orgullosa de sus pequeñísimos pechos, tal es así que en noviembre de 2014 posó en toples para la revista Interview con la condición de que no retocaran las imágenes. “Me parece importante decir que da igual el talle que tengas”, declaró la actriz. Y al ver las fotos, quién puede negarlo

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