Serena Williams pasó a semifinales y seguirá como Nº1; victoria de Keys
Melbourne, EFE
Doble objetivo concretado para Serena Williams en el Abierto de Australia. Por un lado, la menor de las hermanas derrotó a Dominika Cibulkova y pasó a las semifinales y, como premio extra, se aseguró seguir como Nº1 del ranking mundial de la WTA cuando finallice este torneo. En cambio, Venus, la mayor, perdió con Madison Keys, quien así logró su mejor actuación en los Grand Slam, y evitó otro duelo entre las hermanas.
Esa meta de irse de Melbourne en lo alto de la clasificación ya es una realidad para la poderosa Serena, independientemente de lo que haga después la rusa Maria Sharapova, instalada en una semifinal frente a su compatriota Ekaterina Makarova..
Por eso se trató de un partido muy importante para la menor de las famosas hermanas estadounidenses. Y vaya si lo jugó como tal: venció a la eslovaca por 6-2 y 6-2 con autoridad, pegándole durísimo a la pelota y marcando el ritmo, apoyada en su gran saque y mucha convicción para tirar y no aflojar.
Firme en cumplir su libreto, Serena ratificó por qué ganó cinco veces el Abierto de Australia (el último, en 2010) y suma 18 títulos de Grand Slam. Sin fisuras, le quitó la ilusión a Cibulkova (10ª del mundo y 11ª cabeza de serie) de poder dar el golpe y repetir luego la final alcanzada aquí en 2014, en la que sigue siendo su mejor tarea en los Majors.
La ganadora se llevó el 83% de los puntos jugados con su primer servicio y logró 15 aces, contra el 52% de su rival en ese rubro. La aplanadora Serena selló 31 tiros ganadores y la eslovaca, apenas 13. Todos indicadores de lo que fue el encuentro. Como si fuera poco, le quebró el saque a la europea en cuatro de las siete chances que generó y la perdedora no pudo rematar ninguna de las dos que tuvo.
Así, Serena quedó 5-0 en los duelos contra Cibulkova y, ni bien terminado el partido, dijo que espera mantener la racha en Australia, ya que las cinco veces que llegó a semifinales terminó logrando el título. Quizás esta sea la sexta, aunque le faltan dos peldaños más. Eso sí: dejó en claro, una vez más, que es candidata y sus rivales saben lo que representa por juego y mentalidad.
Para Venus (18ª preclasificada), este certamen era especial, ya que no había hecho cuartos de final en los Grand Slam desde que se le detectó el síndrome de Sjogren. Pero no tuvo consistencia en el decisivo tercer set y fue presa de la potencia de Keys, que se impuso por 6-3, 4-6 y 6-4.
La jovencita de 19 años (35ª en el ranking) dominó en el comienzo con su agresividad, forzó a las líneas a Venus, 15 años mayor, y parecía encaminada a un claro triunfo. Pero mostraba gestos de dolor y Venus se adelantó 4-1 en el segundo parcial.. Allí la posterior ganadora pidió asistencia a la fisioterapeuta y recibió masajes en la zona lumbar y fue vendada en la pierna izquierda en los vestuarios.
Volvió, descontó y empató 4-4. Enseguida Venus quebró y luego mantuvo para estirar la lucha al decisivo set. Allí la historia parecía diferente, porque fue Venus la que encontró más solidez y quedó 3-1, ante una Keys con dudas y que fallaba más de la cuenta. Pero la pequeña recuperó la rotura y luego empató 3-3. Acto seguido, llegaron dos quiebres al hilo hasta que la vencedora consiguió otro break en el décimo y selló su victoria.
Así, Keys definió siete de las nueve chances de rompimiento, frente a sólo cinco sobre 10 para Venus. En los números, la mayor diferencia la marcó justamente la ahora nueva semifinalista al punto de concretar 34 tiros ganadores, contra apenas 10 de la mayor de las Williams. Por eso, su audacia tuvo premio extra y festejó con muchas ganas un boleto soñado.
La nueva sensación venía de darse el lujo de eliminar a la checa Petra Kvitova (4ª), actual campeona de Wimbledon. Por algo su coach es la también estadounidense Lindsay Davenport, ex Nº1 y rival de ambas Williams, quien supo elegir y optó por acompañarla en el circuito. Y vaya si la unión va dando sus frutos.
Así, una tenista de Estados Unidos y una de Rusia, gane quien gane en cada semifinal, estarán frente a frente en la finalísima del sábado. Realmente, imperdible.
Doble objetivo concretado para Serena Williams en el Abierto de Australia. Por un lado, la menor de las hermanas derrotó a Dominika Cibulkova y pasó a las semifinales y, como premio extra, se aseguró seguir como Nº1 del ranking mundial de la WTA cuando finallice este torneo. En cambio, Venus, la mayor, perdió con Madison Keys, quien así logró su mejor actuación en los Grand Slam, y evitó otro duelo entre las hermanas.
Esa meta de irse de Melbourne en lo alto de la clasificación ya es una realidad para la poderosa Serena, independientemente de lo que haga después la rusa Maria Sharapova, instalada en una semifinal frente a su compatriota Ekaterina Makarova..
Por eso se trató de un partido muy importante para la menor de las famosas hermanas estadounidenses. Y vaya si lo jugó como tal: venció a la eslovaca por 6-2 y 6-2 con autoridad, pegándole durísimo a la pelota y marcando el ritmo, apoyada en su gran saque y mucha convicción para tirar y no aflojar.
Firme en cumplir su libreto, Serena ratificó por qué ganó cinco veces el Abierto de Australia (el último, en 2010) y suma 18 títulos de Grand Slam. Sin fisuras, le quitó la ilusión a Cibulkova (10ª del mundo y 11ª cabeza de serie) de poder dar el golpe y repetir luego la final alcanzada aquí en 2014, en la que sigue siendo su mejor tarea en los Majors.
La ganadora se llevó el 83% de los puntos jugados con su primer servicio y logró 15 aces, contra el 52% de su rival en ese rubro. La aplanadora Serena selló 31 tiros ganadores y la eslovaca, apenas 13. Todos indicadores de lo que fue el encuentro. Como si fuera poco, le quebró el saque a la europea en cuatro de las siete chances que generó y la perdedora no pudo rematar ninguna de las dos que tuvo.
Así, Serena quedó 5-0 en los duelos contra Cibulkova y, ni bien terminado el partido, dijo que espera mantener la racha en Australia, ya que las cinco veces que llegó a semifinales terminó logrando el título. Quizás esta sea la sexta, aunque le faltan dos peldaños más. Eso sí: dejó en claro, una vez más, que es candidata y sus rivales saben lo que representa por juego y mentalidad.
Para Venus (18ª preclasificada), este certamen era especial, ya que no había hecho cuartos de final en los Grand Slam desde que se le detectó el síndrome de Sjogren. Pero no tuvo consistencia en el decisivo tercer set y fue presa de la potencia de Keys, que se impuso por 6-3, 4-6 y 6-4.
La jovencita de 19 años (35ª en el ranking) dominó en el comienzo con su agresividad, forzó a las líneas a Venus, 15 años mayor, y parecía encaminada a un claro triunfo. Pero mostraba gestos de dolor y Venus se adelantó 4-1 en el segundo parcial.. Allí la posterior ganadora pidió asistencia a la fisioterapeuta y recibió masajes en la zona lumbar y fue vendada en la pierna izquierda en los vestuarios.
Volvió, descontó y empató 4-4. Enseguida Venus quebró y luego mantuvo para estirar la lucha al decisivo set. Allí la historia parecía diferente, porque fue Venus la que encontró más solidez y quedó 3-1, ante una Keys con dudas y que fallaba más de la cuenta. Pero la pequeña recuperó la rotura y luego empató 3-3. Acto seguido, llegaron dos quiebres al hilo hasta que la vencedora consiguió otro break en el décimo y selló su victoria.
Así, Keys definió siete de las nueve chances de rompimiento, frente a sólo cinco sobre 10 para Venus. En los números, la mayor diferencia la marcó justamente la ahora nueva semifinalista al punto de concretar 34 tiros ganadores, contra apenas 10 de la mayor de las Williams. Por eso, su audacia tuvo premio extra y festejó con muchas ganas un boleto soñado.
La nueva sensación venía de darse el lujo de eliminar a la checa Petra Kvitova (4ª), actual campeona de Wimbledon. Por algo su coach es la también estadounidense Lindsay Davenport, ex Nº1 y rival de ambas Williams, quien supo elegir y optó por acompañarla en el circuito. Y vaya si la unión va dando sus frutos.
Así, una tenista de Estados Unidos y una de Rusia, gane quien gane en cada semifinal, estarán frente a frente en la finalísima del sábado. Realmente, imperdible.