Por qué los talibanes recurren a niños para sus atentados suicidas

Bagdad, EP
Hace ya más de una década que el régimen talibán cayó en Afganistán, pero lejos de dejar de ser una amenaza, se ha convertido en el azote habitual de gobierno y fuerzas internacionales desde hace varios años. En este tiempo pocas cosas han cambiado; siguen siendo fieros guerreros, pero además ahora han incorporado a los niños a su lucha con diferentes tareas, ya sea pasándoles información o incluso convirtiéndoles en atacantes suicidas.


Es en la escuela en la que los pequeños son captados, concretamente en las madrazas, colegios religiosos a los que las familias con pocos recursos mandan a sus hijos con el objetivo de que reciban su educación de una forma gratuita. Pero se han convertido en un arma de doble filo porque son estos lugares el principal centro de reclutamiento de jóvenes suicidas.

Y es que los niños son muy apreciados por los talibanes porque realizan misiones para las que ellos mismos tienen dificultades. La principal razón por las que recurren a ellos es por la facilidad para convencerles, son demasiado jóvenes y por tanto es más fácil influir sobre ellos y lograr su respaldo en las misiones que van a realizar. Con promesas vanas y con un mensaje combativo, consiguen ponerles de su lado, mientras que los padres ni siquiera sospechan lo que está ocurriendo.

Un niño afgano limpiabotas trabaja en Kabul. (AP)Un niño afgano limpiabotas trabaja en Kabul. (AP)Además, el hecho de que la preparación de las fuerzas de seguridad haya aumentado también provoca que la vigilancia sobre los adultos, a la hora de cometer un atentado suicida, sea mucho mayor y por eso se recurre a niños, los cuales van a pasar más desapercibidos y van a poder llevar a buen puerto la misión encomendada.

Otras de sus funciones son efectuar labores de vigilancia e información sobre las fuerzas gubernamentales, recoger armas abandonadas e incluso socorrer a militantes heridos. Si bien es cierto que aún son una minoría, lo cierto es que en los últimos 10 años se observa una tendencia al alza que va a ser muy difícil de cambiar.

Las cifras oficiales dicen que desde 2005 se ha detenido a unos 250 menores de edad realizando este tipo de actividades, pero conseguir que olviden lo que han vivido no es tarea sencilla. La mayor parte de los niños a los que se intenta rehabilitar tras haber tenido vínculos con los talibanes no se recuperan y varios de ellos simplemente se lamentan por no haber podido llevar a cabo su misión suicida.

Un triste final para unos pequeños que deberían estar aprendiendo idiomas o Matemáticas antes que saber cómo detonar un explosivo y matar a gente inocente cuyo único ‘delito’ es estar en el momento y el lugar equivocado.

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