Maduro viaja a China en busca de paliativos para la crisis venezolana

La caída del petróleo empuja la decisión de Caracas, que espera encontrar en Pekín más préstamos para mejorar su economía

Ewald Scharfenberg
Caracas, El País
Atribulado por el continuo descenso de los precios del petróleo en los mercados internacionales y una recesión ya inocultable, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este domingo una gira que lo llevará a China, Rusia e Irán. El anuncio lo hizo al final de una reunión de trabajo con gobernadores de provincias del oficialismo en el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas, tras la que se preparaba para salir de viaje.


“Nuestra hermana China” —la expresión con la que Maduro se refirió al régimen de Pekín— luce como el único prestamista a mano para subsanar la merma en los ingresos venezolanos en divisas, dependientes en un 96% de la venta de crudo y derivados. El vicepresidente venezolano para el Área Económica, el general Marcos Torres, visitó hace algunas semanas la capital china en busca de dinero fresco para paliar la crisis. Sin embargo, interrogado el 30 de diciembre por los resultados de esa gestión, el propio Maduro eludió la respuesta. La parte china parece no haber encontrado las garantías suficientes para acordar un nuevo desembolso en favor de un deudor al que ya facilitó cerca de 40.000 millones de dólares.

Maduro confirmó que en Pekín se reunirá con su homólogo Xi Jinping. En el más alto nivel se buscaría destrabar la inyección de dinero y renovar la confianza de los jerarcas chinos en su ansioso socio suramericano.

Rusia e Irán, por su parte, son, junto a Venezuela, los países petroleros más expuestos a las turbulencias generadas en los mercados internacionales por la abundancia de oferta derivada de la producción norteamericana de gas de esquisto (shale gas), en primer lugar, y la posterior réplica de Arabia Saudí a través de una guerra de precios. Teherán, un viejo socio de Caracas en la OPEP, y Moscú, un socio de nuevo cuño para el chavismo, están entre los más interesados en recomponer el status quo del mercado petrolero y garantizar un flujo estable de ingresos para sus chirriantes economías, que amenazan con desplomarse y arrastrar consigo sus regímenes políticos.

Buena parte de la intervención de Maduro, transmitida por televisión, estuvo destinada a la denuncia de las técnicas de fracking aplicadas por empresas trasnacionales —y muchas locales en Estados Unidos— para obtener los hidrocarburos de esquisto, la variable que sacó de quicio al mercado. Difundió también un vídeo para advertir al país “y a la humanidad, en cuanto sea posible”, sobre la “competencia desleal” del gas de esquisto y los peligros ecológicos “y de salud pública” que, dijo, este

Sin embargo, el presidente venezolano se ahorró los muy esperados anuncios que en materia de tasa cambiaria había anticipado en su rueda de prensa de fin de año, y que mantienen al país en vilo a la espera de una inminente devaluación. Hizo saber que nombró una nueva directiva del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), el organismo encargado desde 2014 de administrar el régimen cambiario. Dijo que confiaría a sus nuevos directivos el ajuste de los detalles finales del “nuevo esquema cambiario” que se pondrá en vigencia.

Junto a otras medidas administrativas —como la creación de un fondo de reservas en moneda nacional, y la centralización de las compras externas del Estado venezolano en un solo ente—, el sucesor de Hugo Chávez en la presidencia de Venezuela insistió en su idea de que la presente crisis representa una oportunidad para echar las bases de lo que llamó “el renacer económico del país” y “acelerar la transición al socialismo productivo”.

Maduro no pudo dejar de referirse al plano político. Encomendó a sus partidarios y a las Fuerzas Armadas la vigilancia de los “locos de la derecha” a quienes se les podía ocurrir, durante su ausencia, cualquier aventura. También dijo que el partido oficial, del que también es presidente, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), realizará elecciones internas en el primer cuatrimestre del año para designar a sus candidatos para las elecciones parlamentarias del 2015. El anuncio alimentó las versiones según las cuales el Gobierno pretende forzar un adelanto de esos comicios, previstos para diciembre, antes de que la crisis económica erosione todavía más la base electoral del chavismo.

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