Los líderes políticos no encabezaron la manifestación de París, pese a las fotos
Los mandatarios posaron para los medios en una calle aledaña sin mezclarse con el pueblo, pero hicieron parecer que sí estaban con los ciudadanos franceses.
Javier Taeño | Gaceta trotamundos
Era el día de homenajear a las víctimas de los ataques de islamistas radicales que se han producido en los últimos días en París. El momento en el que los líderes políticos y el pueblo llano iban a clamar juntos contra la barbarie en una multitudinaria manifestación por las calles de la capital francesa, dando un mensaje de unidad que se pudiese escuchar en todo el mundo. Pero esa cohesión no se produjo y los ciudadanos no notaron el arropo de sus gobernantes, pese a los intentos de estos últimos por intentar maquillar la realidad y mostrar que sí.
Las imágenes, difundidas por las televisiones y a través de las redes sociales, mostraban a alrededor de 50 jefes de Estado y de Gobierno –incluyendo la plana mayor europea con Hollande, Merkel, Cameron, Rajoy y Renzi, así como Israel, Turquía o los representantes de Malí, Guinea o Nigeria- marchando y liderando al más del millón de personas que se congregaron en las calles de París.
Incluso se decía que desde la II Guerra Mundial y la liberación de la capital no se había visto nada igual. La ausencia más sorprendente fue la de algún alto cargo estadounidense. Ni Obama, ni Kerry ni Biden acudieron y pese a que el fiscal general Eric Holder estaba en París, fue la embajadora la que finalmente acudió.
En esta protesta, sin embargo, hubo algún elemento extraño, algo que se salía de lo normal. ¿Por qué todas las fotos que se estaban publicando de la unión de los gobernantes eran de frente? La explicación la dio el periódico francés Le Monde y no está exenta de polémica.
Porque ni Merkel ni Hollande ni Rajoy ni ninguno de ellos estaban liderando la manifestación del pueblo. Estaban en una calle aledaña junto a un centenar de personas haciéndose las fotos en repulsa por los atentados, pero no se habían juntado con los ciudadanos franceses.
Los líderes reunidos en la manifestación (AP)Los líderes reunidos en la manifestación (AP)
Puede llegar a ser entendible que en esta situación de violencia extrema la seguridad de los gobernantes sea crucial, pero lo que difícilmente se justifica es la campaña de maquillaje en la que intentan hacer creer al mundo entero que están en la manifestación. No solo era innecesario, sino que incluso ha resultado ofensivo para muchas personas.
Y es que los mismos líderes que se manifestaron por la libertad de expresión no han dudado en reprimirla con dureza en sus países. Ejemplos hay de sobra, empezando por el rey Abdalá de Jordania (presente en París), encarceló en 2014 a 15 periodistas palestinos, tal y como cuenta Daniel Wickham en Twitter o siguiendo por los represivos gobiernos de Turquía, Israel, Egipto o Malí. Realmente pocos se salvan de esta vergonzosa lista.
Evidentemente las acusaciones de hipocresía no se han hecho esperar. Y es que un gesto que teóricamente era de unión de los gobernantes con el pueblo ha vuelto a hacer patente el alejamiento de la clase política con los ciudadanos, hartos de que no estén cerca ni se identifiquen con ellos. La manifestación de París ha sido el último ejemplo, pero no el único. Los abismos siguen creciendo.
Javier Taeño | Gaceta trotamundos
Era el día de homenajear a las víctimas de los ataques de islamistas radicales que se han producido en los últimos días en París. El momento en el que los líderes políticos y el pueblo llano iban a clamar juntos contra la barbarie en una multitudinaria manifestación por las calles de la capital francesa, dando un mensaje de unidad que se pudiese escuchar en todo el mundo. Pero esa cohesión no se produjo y los ciudadanos no notaron el arropo de sus gobernantes, pese a los intentos de estos últimos por intentar maquillar la realidad y mostrar que sí.
Las imágenes, difundidas por las televisiones y a través de las redes sociales, mostraban a alrededor de 50 jefes de Estado y de Gobierno –incluyendo la plana mayor europea con Hollande, Merkel, Cameron, Rajoy y Renzi, así como Israel, Turquía o los representantes de Malí, Guinea o Nigeria- marchando y liderando al más del millón de personas que se congregaron en las calles de París.
Incluso se decía que desde la II Guerra Mundial y la liberación de la capital no se había visto nada igual. La ausencia más sorprendente fue la de algún alto cargo estadounidense. Ni Obama, ni Kerry ni Biden acudieron y pese a que el fiscal general Eric Holder estaba en París, fue la embajadora la que finalmente acudió.
En esta protesta, sin embargo, hubo algún elemento extraño, algo que se salía de lo normal. ¿Por qué todas las fotos que se estaban publicando de la unión de los gobernantes eran de frente? La explicación la dio el periódico francés Le Monde y no está exenta de polémica.
Porque ni Merkel ni Hollande ni Rajoy ni ninguno de ellos estaban liderando la manifestación del pueblo. Estaban en una calle aledaña junto a un centenar de personas haciéndose las fotos en repulsa por los atentados, pero no se habían juntado con los ciudadanos franceses.
Los líderes reunidos en la manifestación (AP)Los líderes reunidos en la manifestación (AP)
Puede llegar a ser entendible que en esta situación de violencia extrema la seguridad de los gobernantes sea crucial, pero lo que difícilmente se justifica es la campaña de maquillaje en la que intentan hacer creer al mundo entero que están en la manifestación. No solo era innecesario, sino que incluso ha resultado ofensivo para muchas personas.
Y es que los mismos líderes que se manifestaron por la libertad de expresión no han dudado en reprimirla con dureza en sus países. Ejemplos hay de sobra, empezando por el rey Abdalá de Jordania (presente en París), encarceló en 2014 a 15 periodistas palestinos, tal y como cuenta Daniel Wickham en Twitter o siguiendo por los represivos gobiernos de Turquía, Israel, Egipto o Malí. Realmente pocos se salvan de esta vergonzosa lista.
Evidentemente las acusaciones de hipocresía no se han hecho esperar. Y es que un gesto que teóricamente era de unión de los gobernantes con el pueblo ha vuelto a hacer patente el alejamiento de la clase política con los ciudadanos, hartos de que no estén cerca ni se identifiquen con ellos. La manifestación de París ha sido el último ejemplo, pero no el único. Los abismos siguen creciendo.