Los atentados en París muestran los límites del espionaje

Washington, Reuters
Los ataques perpetrados esta semana en Francia por islamistas armados ponen de relieve los límites de las agencias antiterroristas y de espionaje, que a menudo tienen información sobre sospechosos con antelación pero sólo son capaces de encajar todas las piezas después de que se produzca el derramamiento de sangre.


Desde el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y a través de una serie de atentados en Europa y otras partes del mundo, los responsables de inteligencia y seguridad de Estados Unidos y Europa dicen que el problema clave es extraer conexiones de una inmensa cantidad de datos.

"Cuando algo sale mal, una de las primeras cosas que haces es comprobar las bases de datos", dijo el general retirado Michael Hayden, ex director de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU. "Siempre encuentras algo, es inevitable".

Bruce Riedel, ex principal analista de la CIA, dijo: "El problema para la inteligencia y los servicios de seguridad franceses es que hay tantos ciudadanos galos que han ido a Siria, Irak u otros lugares a hacer la yihad que cuando vuelven a casa es imposible vigilarlos a todos 24 horas al día".

"Si no vulneras ninguna ley, los servicios de inteligencia en el mundo democrático no pueden detenerte o seguirte constantemente sólo porque eres un fanático yihadista", dijo Riedel.

"La inteligencia no va a predecir cuando un fanático pasa de tener un pensamiento radical a ser un terrorista violento en la mayoría de los casos", dijo Riedel.

Las agencias de espionaje francesa y estadounidense calificaron a Said y Cherif Kouachi, los hermanos sospechosos de haber atacado el semanario satírico Charlie Hebdo que fueron abatidos el viernes en Francia, como sospechosos de terrorismo con alta prioridad, según responsables a ambos lados del Atlántico.

Sus nombres fueron incluidos en TIDE, una base de datos clasificada de 1,2 millones de individuos que Estados Unidos considera sospechosos de terrorismo y en una lista más reducida que les impedía volar a EEUU, según dos responsables estadounidenses.

Fueron denominados objetivos de alta prioridad de vigilancia después de que Cherif estuviera implicado en un grupo que reclutaba combatientes franceses para un grupo de Al Qaeda en Irak, y de que Said fuera a entrenarse con Al Qaeda en Yemen en 2011, dijeron responsables.

Pero expertos europeos y estadoundienses, que hablaron con condición de mantener el anonimato, dijeron que las autoridades francesas redujeron su vigilancia sobre los Kouachi cuando éstos actuaron con discreción durante los últimos años.

¿PLANES A LARGO PLAZO?

Los responsables dijeron que después de que Said volviera de Yemen, los Kouachi parecían haber evitado conscientemente el contacto con otros que sabían que estaban bajo vigilancia. También dijeron que esto sugiere que podrían haber estado planeando el ataque durante años.

Responsables de seguridad europeos y estadounidenses dicen que las fuerzas de la ley y las agencias de espionaje tienen que priorizar a qué sospechosos vigilar de cerca debido al enorme número de sospechosos potenciales, y a que dicho seguimiento requiere considerables recursos humanos.

Las agencias tienen que asignar hasta 30 empleados al día para vigilar a un sólo sospechoso y seguir a cualquier contacto sospechoso que él o ella pueda tener.

El reto se ha complicado con los miles de extranjeros que se han unido a grupos islamistas con sede en Siria como el Estado Islámico y Al Nusrah, muchos de los cuales vuelven ahora a casa con experiencia en el campo de batalla.

Las investigaciones tras ataques perpetrados o frustrados muestran de forma habitual cómo las agencias de espionaje habían recabado información que podría haber indicado que los sospechosos suponían una amenaza inminente si se hubieran conectado apropiadamente los datos.

Tras el 11-S, las investigaciones establecieron que la CIA y el FBI tenían pistas para identificar a algunos de los hombres que secuestraron los aviones y los estrellaron contra el World Trade Center y el Pentágono.

Pero la información, que incluía que tenían conexiones extremistas, no fue compartida de forma adecuada.

Una investigación parlamentaria mostró que las agencias habían recopilado inteligencia sobre dos de los cuatro hombres que atentaron contra el sistema de transporte de Londres en julio de 2005 en una investigación antiterrorista anterior. Pero antes de los atentados las agencias de espionaje nunca calificaron a estos hombres sospechosos de alta prioridad para su vigilancia.

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