La respuesta al yihadismo desborda París
-1,5 millones de personas salen a la calle en París y dos millones más en otras ciudades francesas contra la barbarie terrorista
-Los manifestantes portan pancartas y corean lemas de apoyo a la revista 'Charlie Hebdo' y a las 17 víctimas de esta semana
Carlos Yárnoz
París, El País
“París es hoy la capital del mundo”, anunció por la mañana el presidente francés, François Hollande. La unidad que reclamaba a los franceses la consiguió por elevación. Como con la amplia representación de mandatarios a los que pidió su presencia en la “marcha republicana”. Acudieron la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, David Cameron; el presidente español, Mariano Rajoy; o los primeros ministros de Italia, Portugal, Bélgica, Grecia, o el presidente de Malí, Ibrahim Bubacar Keita.
Especial significación tuvo la presencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Ambos fueron colocados en la primera línea del cortejo oficial. “Hoy somos todos ciudadanos franceses”, señaló el secretario de Justicia de EE UU, Eric Holder, presente también en la capital. El jefe del Gobierno español señaló: “Nadie está nunca a salvo de nada. Sería una inconsciencia decir que no hay riesgos. Ningún país puede luchar solo contra esto”. El italiano Matteo Renzi aseguró: “Saldremos vencedores de este desafío contra el terrorismo. Lo importante es la Europa de los hermanos”. “La amenaza yihadista estará con nosotros durante muchos años”, lamentó el primer ministro británico, David Cameron. El 18 de febrero habrá una cumbre antiterrorista en Washington.
Pero, además de la masiva participación, los protagonistas en la capital francesa en esta cita contra el horror han sido los supervivientes de la revista satírica Charlie Hebdo, diezmada por el ataque del miércoles con la muerte de 12 personas, y los familiares de las víctimas de ese atentado y los del ataque del viernes al Hyper Cacher de comida judía, donde cuatro personas de esta comunidad fueron asesinadas. Los asistentes a la protesta, en muchos momentos en tenso silencio, no dejaron de aplaudir sin cesar al paso de esta comitiva de duelo. O al de furgones de policías (tres asesinados esta semana).
Los homenajes de los manifestantes a Charlie Hebdo saltaban por doquier. Alguno, muy en su línea: “¿Tengo derecho a dibujar el culo de Mahoma?”, se leía en una pancarta.
Hollande se dirigió al grupo de familiares y amigos de las víctimas. Las lágrimas saltaron cuando abrazó a Patrick Pelloux, médico y miembro del equipo de la revista; a un policía de Marsella, hermano del agente asesinado en la revista, y a familiares de los cuatro judíos asesinados el viernes.
La cifra de asistentes desbordó todas las previsiones en la fiesta de la libertad y la tolerancia. “Yo soy Charlie”, “Yo soy judío”, gritos de “Charlie, Charlie” o “Yo soy poli” fueron los gritos más escuchados cuando se rompía el silencio. “Ha hecho falta lo de Charlie para sentirnos unidos. Sigamos”, escribió alguien en grandes letras en el suelo en la plaza de la República. La marcha estalló al final como una fiesta, con una charanga que avanzó hacia la plaza de la Bastilla entre banderas francesas y de países musulmanes al grito de “libertad”.
La diversidad de los mensajes reflejaba la diversidad de los manifestantes. Yawougan, de 35 años, es de origen togolés. Llegó a Francia con seis años. Su esposa, Nassera, de 31, es francoargelina. Tienen dos hijos. Los cuatro representan la Francia que este domingo inundó París. “Hemos venido con nuestros hijos porque queríamos que viviesen una lección de tolerancia”, explicó Yawougan. “Somos musulmanes pero ellos no lo son. Las balas que mataron a la gente de Charlie Hebdo atravesaron también nuestro corazón. Es importante que mis hijos estén aquí también porque somos una familia de inmigrantes y no quiero que nadie nunca pueda decirles que no son franceses. Francia somos todos”.
En Lyon, más de 200.000 personas han salido a la calle. O 100.000 en Burdeos. Y más de 40.000 en Perpignan, como en Saint-Etienne, más de 14.000 en Tarbes y unas 10.000 en Dammartin, la localidad a 40 kilómetros al norte de París donde el viernes fueron abatidos los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores del ataque a Charlie Hebdo. Estas manifestaciones ya han sido precedidas por otras espontáneas celebradas el miércoles pasado, horas después del ataque contra la revista, o el viernes, con más de 700.000 asistentes.
Por la mañana, el ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, había anunciado “medidas excepcionales” de seguridad con la ciudad en estado máxima alerta. Francotiradores de élite, contó, se desplegaron por tejados y azoteas a lo largo del recorrido de la marcha. Las sinagogas han estado especialmente protegidas desde el sábado y el Gobierno ha anunciado que, si fuera necesario, el Ejército participará directamente en su vigilancia.
A última hora, Hollande y Valls se trasladaron a la Gran Sinagoga de París, donde asistieron con Netanyahu a una ceremonia de duelo por los asesinados. Antes de comenzar la marcha, Hollande recibió a varios dirigentes de esta comunidad. “Estamos decididos a seguir viviendo nuestro judaísmo. No cederemos ante la violencia”, comentó después Roger Cukieman, presidente del Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia.
Antes de arrancar la manifestación de París, Hollande llamó por teléfono a Lassana Bathily, el joven de 24 años empleado de la tienda de productos judíos que se comportó heroicamente al esconder en el sótano de la misma a una quincena de personas que habían quedado atrapadas cuando a mediodía del viernes fue atacada por el yihadista Amedy Coulibaly.
La única nota discordante de la jornada la marcó, una vez más, el ultraderechista Frente Nacional, que había pedido a sus militantes manifestarse en otros lugares, pero no en París. Su fundador, el islamófobo Jean-Marie Le Pen, calificó de “payasos” a quienes protestaron en la capital. Es la otra Francia, este domingo minoritaria.
-Los manifestantes portan pancartas y corean lemas de apoyo a la revista 'Charlie Hebdo' y a las 17 víctimas de esta semana
Carlos Yárnoz
París, El País
“París es hoy la capital del mundo”, anunció por la mañana el presidente francés, François Hollande. La unidad que reclamaba a los franceses la consiguió por elevación. Como con la amplia representación de mandatarios a los que pidió su presencia en la “marcha republicana”. Acudieron la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, David Cameron; el presidente español, Mariano Rajoy; o los primeros ministros de Italia, Portugal, Bélgica, Grecia, o el presidente de Malí, Ibrahim Bubacar Keita.
Especial significación tuvo la presencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Ambos fueron colocados en la primera línea del cortejo oficial. “Hoy somos todos ciudadanos franceses”, señaló el secretario de Justicia de EE UU, Eric Holder, presente también en la capital. El jefe del Gobierno español señaló: “Nadie está nunca a salvo de nada. Sería una inconsciencia decir que no hay riesgos. Ningún país puede luchar solo contra esto”. El italiano Matteo Renzi aseguró: “Saldremos vencedores de este desafío contra el terrorismo. Lo importante es la Europa de los hermanos”. “La amenaza yihadista estará con nosotros durante muchos años”, lamentó el primer ministro británico, David Cameron. El 18 de febrero habrá una cumbre antiterrorista en Washington.
Pero, además de la masiva participación, los protagonistas en la capital francesa en esta cita contra el horror han sido los supervivientes de la revista satírica Charlie Hebdo, diezmada por el ataque del miércoles con la muerte de 12 personas, y los familiares de las víctimas de ese atentado y los del ataque del viernes al Hyper Cacher de comida judía, donde cuatro personas de esta comunidad fueron asesinadas. Los asistentes a la protesta, en muchos momentos en tenso silencio, no dejaron de aplaudir sin cesar al paso de esta comitiva de duelo. O al de furgones de policías (tres asesinados esta semana).
Los homenajes de los manifestantes a Charlie Hebdo saltaban por doquier. Alguno, muy en su línea: “¿Tengo derecho a dibujar el culo de Mahoma?”, se leía en una pancarta.
Hollande se dirigió al grupo de familiares y amigos de las víctimas. Las lágrimas saltaron cuando abrazó a Patrick Pelloux, médico y miembro del equipo de la revista; a un policía de Marsella, hermano del agente asesinado en la revista, y a familiares de los cuatro judíos asesinados el viernes.
La cifra de asistentes desbordó todas las previsiones en la fiesta de la libertad y la tolerancia. “Yo soy Charlie”, “Yo soy judío”, gritos de “Charlie, Charlie” o “Yo soy poli” fueron los gritos más escuchados cuando se rompía el silencio. “Ha hecho falta lo de Charlie para sentirnos unidos. Sigamos”, escribió alguien en grandes letras en el suelo en la plaza de la República. La marcha estalló al final como una fiesta, con una charanga que avanzó hacia la plaza de la Bastilla entre banderas francesas y de países musulmanes al grito de “libertad”.
La diversidad de los mensajes reflejaba la diversidad de los manifestantes. Yawougan, de 35 años, es de origen togolés. Llegó a Francia con seis años. Su esposa, Nassera, de 31, es francoargelina. Tienen dos hijos. Los cuatro representan la Francia que este domingo inundó París. “Hemos venido con nuestros hijos porque queríamos que viviesen una lección de tolerancia”, explicó Yawougan. “Somos musulmanes pero ellos no lo son. Las balas que mataron a la gente de Charlie Hebdo atravesaron también nuestro corazón. Es importante que mis hijos estén aquí también porque somos una familia de inmigrantes y no quiero que nadie nunca pueda decirles que no son franceses. Francia somos todos”.
En Lyon, más de 200.000 personas han salido a la calle. O 100.000 en Burdeos. Y más de 40.000 en Perpignan, como en Saint-Etienne, más de 14.000 en Tarbes y unas 10.000 en Dammartin, la localidad a 40 kilómetros al norte de París donde el viernes fueron abatidos los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores del ataque a Charlie Hebdo. Estas manifestaciones ya han sido precedidas por otras espontáneas celebradas el miércoles pasado, horas después del ataque contra la revista, o el viernes, con más de 700.000 asistentes.
Por la mañana, el ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, había anunciado “medidas excepcionales” de seguridad con la ciudad en estado máxima alerta. Francotiradores de élite, contó, se desplegaron por tejados y azoteas a lo largo del recorrido de la marcha. Las sinagogas han estado especialmente protegidas desde el sábado y el Gobierno ha anunciado que, si fuera necesario, el Ejército participará directamente en su vigilancia.
A última hora, Hollande y Valls se trasladaron a la Gran Sinagoga de París, donde asistieron con Netanyahu a una ceremonia de duelo por los asesinados. Antes de comenzar la marcha, Hollande recibió a varios dirigentes de esta comunidad. “Estamos decididos a seguir viviendo nuestro judaísmo. No cederemos ante la violencia”, comentó después Roger Cukieman, presidente del Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia.
Antes de arrancar la manifestación de París, Hollande llamó por teléfono a Lassana Bathily, el joven de 24 años empleado de la tienda de productos judíos que se comportó heroicamente al esconder en el sótano de la misma a una quincena de personas que habían quedado atrapadas cuando a mediodía del viernes fue atacada por el yihadista Amedy Coulibaly.
La única nota discordante de la jornada la marcó, una vez más, el ultraderechista Frente Nacional, que había pedido a sus militantes manifestarse en otros lugares, pero no en París. Su fundador, el islamófobo Jean-Marie Le Pen, calificó de “payasos” a quienes protestaron en la capital. Es la otra Francia, este domingo minoritaria.