La globalización, un riesgo para los caricaturistas

Londres, AP
Estos son días oscuros para los que quieren creer que la pluma es más fuerte que la espada. El ataque al periódico satírico francés Charlie Hebdo ha provocado dolor y un examen de conciencia en todo el mundo, y mostró una vez más los riesgos que corren los humoristas, sólo que intensificados en una era de comunicaciones globales instantáneas en la que ideologías profundamente opuestas pueden chocar.


El caricaturista británico Gerald Scarfe expresó su angustia en el periódico Sunday Times con la imagen de una espada que corta una mano mientras ésta sostiene una pluma. En el Sunday Telegraph, Bob Moran presentó a un caricaturista dentro de una armadura y la consigna "Conserva la calma y sigue adelante".

Durante siglos se han usado las historias satíricas y las caricaturas para burlarse de los poderosos y de lo sagrado en las sociedades que produjeron a sus autores, los cuales frecuentemente atrajeron sobre sí duras reacciones. Ofender a un monarca absoluto podía significar la muerte. Y ya avanzado el siglo XX, comediantes como Lenny Bruce y los directores de la revista británica Oz fueron enjuiciados por ofender la sensibilidad de la población.

En la actualidad, las sociedades en países como Francia son más diversas que nunca. El país, que solía ser mayoritariamente católico, es ahora oficialmente laico con cinco millones de musulmanes, aproximadamente el 7,5% de la población. Hay menos consenso sobre qué es tabú y dónde yacen los límites del buen gusto y de lo ofensivo.

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