En Hawaii, Obama se refugia en sus amigos
Honolulu, AP
Desde que volvió a la ciudad de su infancia para pasar las vacaciones, el presidente Barack Obama pasó la mayor parte de su tiempo pegado a tres personas en cuya compañía se siente relajado y a gusto. No se trata de su esposa e hijas, que llegaron con él, sino de un trío de amigos con quienes tiene un vínculo que se remonta a sus días de secundaria en Hawaii.
Mike Ramos, Bobby Titcomb y Greg Orme son de las pocas personas que siguen siendo parte de la vida de Obama y que lo conocen desde mucho antes de que fuera una personalidad famosa. Aunque sus caminos se separaron ya hace mucho, siempre se han ocupado de hacerse tiempo para encontrarse, y esas reuniones son hoy el lazo más visible del presidente con una época en la que su vida era más sencilla y sus problemas, más prosaicos.
Solo en estas vacaciones, Obama pasó más de 22 horas con sus amigos, en los deslumbrantes campos de golf que salpican la isla de Oahu. Los días de lluvia, Obama y sus compinches se dedicaron al bowling. El martes pasado, en algo que ya se convirtió en una especie de tradición anual, los hombres sumaron a sus familias para asistir al "luau" -una fiesta tradicional hawaiana que suele incluir espectáculos- ofrecido por Titcomb. Lloviznaba sobre la isla, y la caravana de vehículos de Obama zigzagueó hasta el hogar playero de Titcomb en Waialua, a una hora en auto al norte de Honolulu.
Año tras año, esas reuniones se convirtieron en el punto focal de las vacaciones de Obama, sobre todo, durante su segundo mandato, ahora que sus hijas son adolescentes y pasan menos tiempo junto a su padre. Sasha y Malia, que antes se contentaban con salir con sus padres, ahora muestran signos de mayor independencia.
Los temas de conversación de Obama y sus amigos durante las muchas horas que pasan a solas quedan para la imaginación de cada uno. Pero el cuarteto rara vez pasa más de un par de meses sin coordinar un encuentro de algún tipo. En agosto, Obama recibió sus 53 años con un fin de semana de golf con sus amigos en los suburbios de Maryland, antes de dirigirse a Camp David.
Los cuatro fueron compañeros de clase en la escuela Punahou, que Obama describió como "una preparatoria prestigiosa, incubadora de las elites de la isla". En su libro de memorias, Los sueños de mi padre, recordó su paso por la secundaria como una experiencia "común".
"Boletines con calificaciones pobres, alguna que otra visita a la oficina del director, trabajos de medio tiempo en la cadena de comidas rápidas, acné, exámenes de manejo y deseos turbulentos", escribió.
Se sabe poco de los amigos de Obama. Los tres tienen vidas mayormente privadas, salvo cuando son fotografiados junto al presidente.
Ramos se graduó de Punahou en 1978 y su vínculo con Obama se cimentó en su mutua afinidad por el jazz. Ahora vive en Colorado, pero estaba registrado como residente de Carolina del Norte cuando asistió a la cena de Estado que ofreció Obama en 2012 para el primer ministro británico, David Cameron.
Titcomb, que jugó dos días más con Obama este mes, después de que los otros volvieron a la ciudad, era un año menor que Obama en los tiempos de Punahou. Trabajó como pescador comercial y empleado de una aerolínea, según la revista de ex alumnos de la escuela. En 2011, fue acusado de solicitar sexo con una prostituta y no rechazó los cargos, pero Obama se mantuvo fiel a su amigo de la infancia.
En Punahou, Obama jugaba al básquet con Orme, que, según la revista de ex alumnos, es ahora contratista de la construcción. Las fotos de antaño muestran a Obama y a Orme vestidos a la moda de los años 70 y junto a sus parejas, antes de ingresar en un baile escolar.
"Muchos dicen que Obama es una persona distante y que no hizo muchos amigos en Washington", dice Douglas Brinkley, historiador de los presidentes de la Universidad Rice. "Cuando se es presidente, todo el mundo quiere algo de uno, y son esos amigos de antes los únicos que nos desean simplemente el bien y nada más. Se trata de un nivel de afecto y de cariño muy distinto al que se alcanza más tarde en la vida."
Desde que volvió a la ciudad de su infancia para pasar las vacaciones, el presidente Barack Obama pasó la mayor parte de su tiempo pegado a tres personas en cuya compañía se siente relajado y a gusto. No se trata de su esposa e hijas, que llegaron con él, sino de un trío de amigos con quienes tiene un vínculo que se remonta a sus días de secundaria en Hawaii.
Mike Ramos, Bobby Titcomb y Greg Orme son de las pocas personas que siguen siendo parte de la vida de Obama y que lo conocen desde mucho antes de que fuera una personalidad famosa. Aunque sus caminos se separaron ya hace mucho, siempre se han ocupado de hacerse tiempo para encontrarse, y esas reuniones son hoy el lazo más visible del presidente con una época en la que su vida era más sencilla y sus problemas, más prosaicos.
Solo en estas vacaciones, Obama pasó más de 22 horas con sus amigos, en los deslumbrantes campos de golf que salpican la isla de Oahu. Los días de lluvia, Obama y sus compinches se dedicaron al bowling. El martes pasado, en algo que ya se convirtió en una especie de tradición anual, los hombres sumaron a sus familias para asistir al "luau" -una fiesta tradicional hawaiana que suele incluir espectáculos- ofrecido por Titcomb. Lloviznaba sobre la isla, y la caravana de vehículos de Obama zigzagueó hasta el hogar playero de Titcomb en Waialua, a una hora en auto al norte de Honolulu.
Año tras año, esas reuniones se convirtieron en el punto focal de las vacaciones de Obama, sobre todo, durante su segundo mandato, ahora que sus hijas son adolescentes y pasan menos tiempo junto a su padre. Sasha y Malia, que antes se contentaban con salir con sus padres, ahora muestran signos de mayor independencia.
Los temas de conversación de Obama y sus amigos durante las muchas horas que pasan a solas quedan para la imaginación de cada uno. Pero el cuarteto rara vez pasa más de un par de meses sin coordinar un encuentro de algún tipo. En agosto, Obama recibió sus 53 años con un fin de semana de golf con sus amigos en los suburbios de Maryland, antes de dirigirse a Camp David.
Los cuatro fueron compañeros de clase en la escuela Punahou, que Obama describió como "una preparatoria prestigiosa, incubadora de las elites de la isla". En su libro de memorias, Los sueños de mi padre, recordó su paso por la secundaria como una experiencia "común".
"Boletines con calificaciones pobres, alguna que otra visita a la oficina del director, trabajos de medio tiempo en la cadena de comidas rápidas, acné, exámenes de manejo y deseos turbulentos", escribió.
Se sabe poco de los amigos de Obama. Los tres tienen vidas mayormente privadas, salvo cuando son fotografiados junto al presidente.
Ramos se graduó de Punahou en 1978 y su vínculo con Obama se cimentó en su mutua afinidad por el jazz. Ahora vive en Colorado, pero estaba registrado como residente de Carolina del Norte cuando asistió a la cena de Estado que ofreció Obama en 2012 para el primer ministro británico, David Cameron.
Titcomb, que jugó dos días más con Obama este mes, después de que los otros volvieron a la ciudad, era un año menor que Obama en los tiempos de Punahou. Trabajó como pescador comercial y empleado de una aerolínea, según la revista de ex alumnos de la escuela. En 2011, fue acusado de solicitar sexo con una prostituta y no rechazó los cargos, pero Obama se mantuvo fiel a su amigo de la infancia.
En Punahou, Obama jugaba al básquet con Orme, que, según la revista de ex alumnos, es ahora contratista de la construcción. Las fotos de antaño muestran a Obama y a Orme vestidos a la moda de los años 70 y junto a sus parejas, antes de ingresar en un baile escolar.
"Muchos dicen que Obama es una persona distante y que no hizo muchos amigos en Washington", dice Douglas Brinkley, historiador de los presidentes de la Universidad Rice. "Cuando se es presidente, todo el mundo quiere algo de uno, y son esos amigos de antes los únicos que nos desean simplemente el bien y nada más. Se trata de un nivel de afecto y de cariño muy distinto al que se alcanza más tarde en la vida."