El viaje sorpresa para dos mujeres que acabó trágicamente con el accidente del avión de AirAsia

AFP
La que iba a ser una maravillosa sorpresa para dos mujeres que nunca habían conocido un país extranjero se terminó convirtiendo en la peor de las pesadillas. El avión de AirAsia que conectaba Surabaya (Indonesia) con Singapur tuvo un accidente y 162 personas perecieron irremediablemente al caer el aparato al agua. Entre ellas Naura Kanita Rosada Suseno, una niña de 9 años, y su abuela, Soemanik Saeran.


El viaje había sido idea de Hayati Lutfiah Hamid, de 39 años, madre de la primera y nuera de la segunda, que llevaba bastante tiempo planeándolo con el fin de que las dos viajaran por fin fuera de su Indonesia natal.

Era un regalo para celebrar el fin de año, pero desgraciadamente nunca pudieron llegar a su destino. Iban acompañadas por el marido, padre e hijo de las tres mujeres, Djoko Suseno, sin embargo, tal y como han confesado otros miembros de la familia, podrían haber sido más. Estaba previsto que viajaran también dos sobrinos de la pareja, pero finalmente tuvieron que quedarse por culpa de los trabajos que tenían que hacer para la universidad.

“Estamos muy tristes por su muerte, pero estamos agradecidos a Dios por que no fueran mis hijos en el viaje”, confesó Masykur, el marido de la hermana de Djoko, que aprovechó la ocasión para recordar que todavía falta por encontrar a tres miembros de la familia.

Familiares y amigos despiden a Hayati (AP)Familiares y amigos despiden a Hayati (AP)Y es que en el momento en el que se escribe este artículo, de los cuatro que iban en el avión solo se había recuperado el cuerpo de Hayati, que fue enterrada inmediatamente, nada más ser entregada a sus parientes, tal y como dicta el Islam.

Pese a que en el entierro había más de 150 personas, faltaban los más cercanos, esos que aún tienen que ser encontrados en el mar. Todas las oraciones fueron dirigidas a poder hallar los cuerpos y que puedan descansar todos juntos y en paz dentro de muy poco tiempo.

El drama familiar de Hayati iba más allá. Era la menor de cuatro hermanos y sus padres habían fallecido, mientras que uno de sus hermanos murió de cáncer recientemente. Quizás por eso tenía una relación tan cercana con la familia de su esposo. Un amigo de la escuela recordaba a la joven madre con cariño.

“Fifi era una persona humilde y cariñosa. Nos conocíamos desde hacía más de 20 años. Le encantaba ir de compras, especialmente de zapatos y tiene una colección de más de cien pares”, manifestó ante los medios.

Ahora ya todos los sueños y esperanzas de Hayati y su familia han quedado sepultados para siempre en ese avión de AirAsia. El único deseo es que puedan volver a estar juntos en el pequeño cementerio en el que la fiel madre y esposa ya les espera. La búsqueda continúa.

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