El tranquilo pueblo que vivió su propio estado de sitio

lanacion.com
DAMMARTIN-EN-GOËLE
A Serge Sitruk lo despertó ayer el sonido de unos disparos. Su mujer también había escuchado varios tiros un poco antes. "Tené cuidado porque están acá, en Dammartin", le advirtió ella. Se refería a los supuestos autores del atentado del miércoles pasado contra el semanario Charlie Hebdo: los hermanos Cherif y Said Kouachi.


Desde que los atacantes se atrincheraron en una imprenta con un rehén, alrededor de las 9 de ayer, Dammartin-en-Goële, situado a unos 45 kilómetros al noroeste de París, se transformó en una localidad sitiada. Sólo recobró su ritmo habitual después de las 17, cuando la policía francesa mató a los hermanos Kouachi en un espectacular operativo.

Por la mañana, la localidad estaba desierta. No había ni rastro de sus 8000 habitantes. Los negocios, las cortinas y la mayoría de las persianas de las casas estaban cerradas. Sólo se sentía el movimiento de camiones, de fuerzas policiales y de dos helicópteros, que volaban muy bajo.

"Empezaron a llegar policías y helicópteros a la zona. Y cercaron el pueblo. Los agentes nos dijeron que cerráramos las persianas y nos quedáramos en casa", explicó Sitruk, desconcertado, a pocos metros de su vivienda. Y luego contó que sólo salió para pasear a su perro.

La llamada "ciudad dormitorio", cercana al aeropuerto Charles de Gaulle -donde trabajan la mayoría de los vecinos- estaba cercada por policías armados. No se podía entrar ni salir. Sólo la prensa y en un convoy con escolta -había un gran despliegue de medios de comunicación- podía adentrarse en sus calles.

Didier Chevalier, alcalde adjunto de Othis, uno de los municipios cercanos, explicó que la empresa en la que se habían atrincherado los sospechosos era CTD, una pequeña imprenta familiar con no más de seis trabajadores.

Chevalier -que conoce bien la compañía, con la que su consistorio trabaja desde hace un año- señaló que normalmente los empleados empiezan a trabajar a las 9. Por eso, aunque no tenía ninguna información oficial, estimó que en el momento del asalto había poca gente en el edificio.

El alcalde adjunto y Sitruk -que vive hace dos años en la ciudad- remarcaron que lo ocurrido en Dammartin-en-Goële los tomó totalmente desprevenidos. La operación de búsqueda de los hermanos Kouachi se estaba desarrollando a unos 30 kilómetros de la zona.

Colegios evacuados

Los alumnos del único liceo de Dammartin permanecieron encerrados durante toda la mañana por motivos de seguridad. El edificio está a sólo un kilómetro de la pequeña empresa donde estaban atrincherados los autores del ataque a Charlie Hebdo.

Para evacuar a los chicos, las fuerzas de seguridad situaron cuatro ómnibus en la puerta del colegio, en los que, rodeados de policías, se sentaron luego los jóvenes.

"Yo no estaré tranquila hasta que mi hijo vuelva a casa", comentaba a unos kilómetros de la escuela una madre, desde la ventana de su casa. La inquietud entre los padres era grande. "En cuanto recupere a mi hijo me alejo de aquí", remarcó al teléfono otro padre.

"Mi hija me dijo: «Mamá, no tengas miedo, estamos bien protegidos». Ella está tranquila, pero yo tengo miedo, demasiado miedo", dijo entre sollozos una mujer de 60 años cuya hija trabaja en una tienda de alimentación cerca de donde se habían escondido los terroristas.

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